«Capítulo 20»

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Llevaba cuatro días sin atacar. Se sentía cada día más débil, pese a que había matado niños y devoraba su sabrosa carne en lo profundo de su guarida, o en la deteriorada casa Neibolt. Pero era por su despertar tal y como lo dijo Sienna era efímero. Tenía los días contados.

Ya un poco menos de un mes o quizás a duras penas poco mas sería lo mucho lo que duraría. Sinceramente no se veía despierto por más tiempo. Sienna tenía un boleto de avión para poco más de una semana más. Pese a las amenazas que este daba por si ella se iba antes de lo que él quería ella le dejo en claro que se marcharía y esperaba nunca tener que pisar este lugar, pues bien ella sabía que no podría matarle o más bien, sería escasamente probable que alguien pudiera hacerlo.

El camión de mudanzas finalmente se había llevado casi todo de la casa de Sienna. Ya en tres días firmarían la venta de la casa se irían a un hotel mientras terminaban de instalar las cosas en su nuevo hogar. No volvería nunca más en su vida Derry. Aunque este despertara en nueve años la cantidad de tiempo que fuera su hibernación, al momento de despertar ella no se encontraría en el pueblo. Siquiera estaría cerca del lugar como para inducirla a venir.

En su próximo despertar, tendría que buscar nuevas víctimas, algo que le estaba costando trabajo por los avances tecnológicos y por como actuaban los mocosos. Aunque, claro, no tendría a los perdedores cerca. Serían unos completos adultos envueltos en una rutina que escasamente recordarían todos sus encuentros, y habilidades, y podría acabar con ellos si se lo proponía desde un principio y sin juegos. Pero eso sería muy aburrido... Amaba el torturar psicológicamente por un largo periodo hasta darles fin.

Fin... El fin de esto le causaba impotencia, odiaba los finales mientras que a quien tenía ligada en un insufrible trato estaba animada mientras tachaba los días en el calendario. La espió cuando hablaba con una amiga por teléfono a una llamada internacional en la cocina. Había puesto un pequeño temporizador para no pasarse de los cinco minutos y pagar una millonada. Sienna se veía alegré mientras hablaba con su amiga cuyo nombre no le fue relevante como para acordarse. Sonreía y se notaba despreocupada aunque hablaban una extraña lengua que él no comprendía. Odiaba cuando Sienna hablaba en francés. Él no comprendía lo que ella decía y se desesperaba.

Sentía una horrible sensación en el pecho, una mezcla de ira y preocupación al saber que ella no estaría con él por mucho tiempo. Que ella realmente le despreciaba y que estaba eufórica al ver que el trato estaba a nada de finalizar. Sabía que ella huiria a la primera oportunidad, quizás la vería en el vehículo de sus padres acampando el último día para huir al amanecer con su hermana a los límites de la ciudad temiendo que esté la matará en el último momento. Igual, comprendía esa parte, por que en un principio lo había planeado. Pero ahora, ahora era todo diferente.

No sabía con certeza si ella incluso conspiraria en su contra y con más razón desde que Ben falleció. Ella estaba en una posición entre él y los perdedores quiénes la incluían parcialmente en sus planes, pero sin confiar en ella, para atacarle y darle fin por todo el sufrimiento que había causado. Querían una venganza, cada quien tenía sus motivos para ello.



***




Los perdedores habían ido a un restobar a charlar sobre como vengar la muerte de Ben, aunque en un principio fue para acompañarse mutuamente y recordar a su querido amigo. Entre la comida y el trago la rabia paso a tristeza y llanto hasta risas por los recuerdos que pasaron con su difunto amigo a quien aún sentían presente.

Sienna no supo en que momento termino sentada con ellos, probablemente fue después de que Richie se tomara su vaso por error en la barra y la llevará a rastras para pedir otro.

El interrogatorio de que pasó con Pennywise inicio y Sienna respondió con lo primero que vino a su mente. Que Robert y ella escucharon llamados de niños pidiendo auxilio y creyó que un gritó era de su hermana. Entraron a ayudar tras ver una mano en la ventana y al entrar, todo fue una confusión. Las puertas no abrían, escucho a Robert y luego a ellos. Pensó que él tenía a Robert y por eso accedió. Que aquel monstruo la asusto, hasta que escucho un ruido anexó y quitó su atención de ella lo que aprovecho para buscar una salida. Horas más tarde salió cerca del puentes de los besos.

𝐓𝐡𝐞 𝐃𝐞𝐚𝐥Where stories live. Discover now