2 | Antes

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Y esa palabra se hizo más y más fuerte

hasta convertirse en un grito de guerra

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El silencio era insoportable.

Cada maldito sonido. Echaba de menos cada sonido de antes, cuando aquel castillo era escenario de las severas reprimendas de Levi.

Una sonrisa cargada de nostalgia se dibujó en los labios de Eren al recordarlo. Había pasado mucho tiempo desde que se estremecía con solo escuchar sus pisadas acercándose por el pasillo. Aquellas paredes frías y sin vida habían sido testigos de lo admirable que fue.

Siempre era así de doloroso regresar, pero tenía que hacerlo de vez en cuando, por mucho que Mikasa y Armin se empeñaran en prohibírselo. Simplemente no podía dejar que se acumulara el polvo. Él se enfadaría.

Casi había terminado de limpiar a excepción de una habitación. La respiración se le aceleró al acercarse y, como tantas veces, fue incapaz de abrir la puerta. No estaba preparado aún para afrontar la oleada de recuerdos que escondía la habitación de Levi. Recuerdos felices y tranquilos, velando el sueño del otro, cuidándose de las pesadillas y acallando los gritos de los fantasmas con besos.

El tiempo se encargó de transformarlos en imágenes pintadas de tristeza y nostalgia, haciéndole llorar por la noche y fingir una sonrisa durante el día. Su vida se volvió vacía y sus amigos solo podían observar cómo el Eren que conocían se apagaba poco a poco.

No podía entrar. La ausencia de Levi seguía oprimiendo su pecho.

Apoyó la frente contra la puerta y las lágrimas brotaron sin poder contenerlas. Su llanto era silencioso, pero estaba solo, y los sollozos hicieron eco en cada rincón del castillo. Por eso se estremeció al escuchar algo caer al suelo.

Un golpe seco, solo eso. El sonido provenía de su izquierda, donde solo estaban las escaleras de caracol que ascendían a una de las torres.

Eren sintió un escalofrío sacudir su cuerpo de pies a cabeza. Dada la situación de días atrás, la Legión de Reconocimiento tuvo que abandonar el castillo para trasladarse a la ciudad. De eso hacía varios meses y el castillo llevaba desocupado desde entonces, así que podía haber entrado cualquiera.

No dudó ni un instante y tomó una escoba con las dos manos. Él era un soldado; pillaría a quien se hubiera atrevido a invadir aquel lugar plagado de recuerdos y sueños frustrados.

Pero, para su sorpresa, no encontró a nadie.

Se encogió de hombros. Quizá solo fue un animalillo que entró por una ventana. Iba a dar media vuelta cuando golpeó algo con el pie.

Un extraño aparato que no había visto en su vida. Parecía delicado. Rectangular, de color negro y con un espacio oscuro donde podía ver su reflejo.

—¿Hola? ¿Hay alguien ahí? —gritó a la oscuridad de las escaleras. Aquel objeto no pudo aparecer de la nada.

Subió hasta lo alto de la torre. Nadie había bajado de ahí, por lo que esa persona debía seguir arriba. Sin embargo, el lugar estaba desierto.

Con detenimiento, observó el misterioso objeto. Si había alguien capaz de descubrir qué era esa cosa, ese era Armin. Y no tardó en montar sobre su caballo y regresar al cuartel para enseñárselo.

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—¿Has visto a Eren? —preguntaba Mikasa a cada soldado que encontraba. Así llevaba más de una hora.

Endless | SAGA Lullaby #2Where stories live. Discover now