II

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Me levante con un dolor recorriendo todo mi cuerpo, me estire como pude y me pare del piso donde había pasado la noche abrazando el suéter de Sam. Tomé este del suelo y me dispuse a salir del closet con el en brazos.

- Pasen- dije cuándo escuché la puerta siendo tocada. Deje el suéter arriba de la cama y me giré al esta ser abierta.

- Señora Rickman, él señor Saul llamó hace un rato y dijo que a las diez de la mañana se llevaría a cabo el entierro y que a su cuerpo se le daría sepultura inmediatamente, ya que no está en condiciones para un sepelio previo.

- Gracias Luisanna, puedes dejarme sola por favor - ella asintió y salió del cuarto. Me desprendí de toda ropa y me adentré al baño, abrí la llave de la regadera y deje que el agua tomará una temperatura aceptable.

Me regocije en lo que producía en mi esa sensación de bienestar del agua, para luego verme caer en el piso de cerámica fría, llorando. Observé por un momento la pared blanca frente a mi y recordé sus últimas plantas antes de irse a New York en ese vuelo catastrófico.

Te amo Kelly, cuando vuelva de este viaje prometo que saldremos a disfrutar un fin de semana solo nosotros dos y tal vez así pongamos a funcionar a la fábrica de bebés.

Cuando los sollozos ya no podían salir mas de mí, me levante y me termine de duchar, me seque con una toalla y salí del baño. Ya dentro del closet me coloque ropa interior, una falda talle alto negra, una camisa negra y unos zapatos de tacón alto. Salí de el y me senté frente al espejo, observé mi reflejo y me puse un poco de corrector tratando de tapar las inmensas ojeras de mi piel india.

Di un ultimo vistaso al espejo y no reconocí en ningún lado a la Kelly que suelo ser.

Baje lentamente las escaleras y cuando estuve abajo, Luisanna, Matilde y Arturo, me esperaban ya preparados para marcharnos.

- estas bien mi niña- pregunto Matilde acercándose a mi y envolviendome en sus calurosos y reconfortantes brazos.

- no, no estoy bien Matilde, mi Sam se fue- dije rompiendo a llorar por séptima vez en el día.

- Cariño puede que se haya ido en cuerpo, pero su alma aún está con nosotros- dijo extrechandome más contra ella- extrañaré hacerle su tasa de Té de menta cuando llegaba cansado, o su lasagna los martes en la noche.

- Señora Rickman, es mejor que nos vallamos yendo- dijo Arturo, quien era el jardinero pero gran compañero de chistes de Sam. Yo asentí y salimos de casa.

En el transcurso al cementerio, todos nos mantuvimos callados. Cuando llegamos, al lugar donde Sam sería enterrado, estaba rodeado de personas. Me desmonte del vehículo y a paso lento llegue, todos comenzaron a darme el pésame y yo solo agradecía.

Me posicione frente a la caja y acaricié la tapa, en ese momento exacto odie que Sam siempre dijera que no quería que su caja fuera abierta, por que lo único que en ese momento quería, era ver a mi Samuel.

- cariño- dijo la voz de Sharon, la mejor amiga y compañera de Sam- lo siento mucho- dijo lanzándose a llorar en mi hombro, yo no pude llorar con ella, solo mi pecho poseía un tremendo dolor. Observé un momento detrás de ella y un grupo de jóvenes se encontraban haí, Sharon se dio cuenta ta de que miraba detrás de ella y dijo- Kelly ellos son algunos de los estudiantes de Sam- todos se fueron presentando, hasta que fue su turno.

-mucho gusto señora Rickman, mi más querido pésame, soy Harry Styles- término de decir.

-mi esposo hablaba mucho de ti, eras su mejor estudiante.

- Él era mi mejor profesor- dijo. Observé por un momento sus ojos verdes cargados de tristeza y con lágrimas que ansiaban salir a flote.

La ceremonia dio inicio y yo aparte la vista del joven muchacho. La tristeza en el lugar era palpable, las lágrimas eternas y el dolor inremplazable. El momento más doloroso sin lugar a dudas fue cuando su cuerpo estuvo bajo la tierra, me deje caer al piso llena de dolor y con el peor sentimiento del mundo recorriendo mis entrañas.

Los padres de Sam lloraban a todo pulmón, su hermano sufría, sus amigos y alumnos sólo dejaban salir las lágrimas.

-Lo siento mucho Kelly- dijo el rector Johnson, de la universidad Emory donde Sam y yo trabajábamos- Él era uno de los mejores docentes que la universidad puede tener y un grandioso amigo- dijo ayudándome a levantar.

- Muchas gracias por estar aquí rector- dije.

- Kelly, puedes tomarte un tiempo para descansar - dijo dándome una sonrisa lastimera.

- no creó que eso este bien, apenas estamos comenzando este ciclo rector- dije negando a su propuesta.

-vamos Kelly, necesitas este tiempo- dijo.

- no, enserio, para mi es mejor trabajar así tengo la mente en otras cosas, por favor- el asintió y me dio un breve abrazo.

Salí a paso lento e ingrese al vehículo, ya dentro apoye mi cabeza en el cristal y cerré mis ojos, estaba cansada no había dormido casi nada y mis ojos dolían de tanto llorar. Los abrí por un momento y me tope con los verdes ojos de Harry quien estaba montado en una impecable Harley Davinson rojo fuego, peculiar color para el lugar donde se encontraba. Aparte mi vista y volví a cerrar mis ojos, recordando los últimos momentos que Sam paso junto a mi, la felicidad de nuestro matrimonio y el deseo de nuestras noches.

Tú me ayudarás a olvidar?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora