Capítulo 4: Marionetas vs Sharingan

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En el escondite del marionetísta, en un taller de títeres...

Una chica peli-rosa intentaba romper el sello que le impedía usar su chakra, usando la fuerza bruta. Si lo conseguía, se quedaría con poca energía para pelear, pues para romper un sello de ese tipo, se necesita exceder la capacidad de retención del flujo, el sello debía tener un límite de la cantidad de energía que puede retener.

Aun que eso sonaría como un suicidio si agota todo su chakra, pero no hacer nada en ese momento sería lo peor, algo que la discípula de Tsunade jamás permitiría.

Se concentró para acumular el suficiente chakra en su interior, pero el sonido de unos pasos acercándose la interrumpieron. El pelirrojo entró y sin decir palabra alguna, se lanzó sobre ella sometiéndola contra la cama donde se encontraba sentada.

Ella intentó liberarse pero unos hilos de chakra la tenían fuertemente sujetada y solo le restó mirar a los ojos de su agresor como amenaza, él la miraba con esa misma serenidad de siempre, pero con un ligero destello en sus ojos.

Estaba demasiado cerca de ella, y cada vez más, al grado de dar un ligero roce de sus labios, para después separarse de inmediato dejando inconcluso su cometido de besarla.

—No... No tiene caso, no puedo sentir el mínimo roce de tu piel, por primera vez en mi vida me arrepiento de ser una marioneta —. La mira sobre su hombro, dando la espalda.

Ella se reincorpora e interpone una almohada como su única defensa, estaba realmente asustada y confundida —¿A-a qu-qué te refieres?

El chico se giró para mirarla fijamente a los ojos, y se volvió a acercar demasiado, la chica no huyó a pesar de estar temblando y sostuvo la mirada acechante.

—¿A caso no te das cuenta? He estado buscando un sentimiento que me fue arrebatado desde que asesinaron a mis padres, y de alguna forma tú llenas ese vacío, aún que no entiendo por qué, solo sé que me hace sentir... Bien, y de alguna forma u otra te tendré por eso...

Lo había conseguido, la chica estaba completamente aterrorizada, abrumada, atrapada y sin salida. —¿Qu-qué pretendes hacerme? — el chico la volvió a someter, girándola boca abajo en un ágil movimiento, sosteniéndola de ambos brazos por atrás.

Lo último que ella sintió fue un dolor punzante en su cuello, sus pupilas se dilataron y antes de quedar inconsciente, escuchó un susurro en su oído izquierdo...

—Te voy a transformar en mi muñeca...

Después de eso, el chico optó por amarrarla y vendarla de los ojos, prepararía su material y comenzaría la operación...

(...)

Un estruendo derrumbó las paredes de aquél lugar, haciendo que salieran volando miles de pedazos y marionetas por los aires entre el polvo.

El maestro de las marionetas, tomó a la chica y saltó entre los escombros, una vez seguro, volteo a sus espaldas, ampliando su mirada por la sorpresa cuando miró al discípulo de Orochimaru, eso contaría como traición con su aliado de las serpientes.

Los pedazos de concreto comenzaron a caer y con su cuerpo cubrió a su rehén para protegerla del daño inminente, algo que no pasó desapercibido ante el sharingan del Uchiha.

—Vaya, vaya, ¿a qué debo el honor de tu explosiva visita? — dijo Sasori mientras cargaba entre sus brazos a la chica inconsciente.

—Orochimaru me ordenó liquídarte, dice que ya no necesita de tus servicios como espía —, respondió el poseedor del sharingan.

El marionetísta sonó aliviado y sin perder la calma, —no sé por que pensé que venías a quitarme mi nuevo juguete, eso me preocuparía más —, una leve sonrisa se escapó del chico de la arena roja —entonces... ¿Vas a matarme?

Algo se encendió dentro del joven pelinegro al escuchar hablar a Sasori sobre Sakura de esa forma, ¿a caso le preocupa más perder a Sakura que su propia vida? —¡Tsk! Que molesto — desliza su espada desde atrás y corta en pedazos dos marionetas que intentaban atacarlo por la espalda, precisamente el pelirrojo ya había preparado su ataque, pero fue detectado.

Cientos de muñecos se alzaron rodeando al Uchiha, comenzaron a ser manipulados por todos lados, armas envenenadas salían de extremidades y partes de marionetas para lanzarse al mismo tiempo y por diferentes ángulos al enemigo.

Los ataques eran en vano, pues el pelinegro "tiene un buenos ojos", mientras que el de ojos tristes no se apartaba de lo que posiblemente era su posesión más valiosa hasta ahora. En un momento, la bajó de sus brazos con cuidado y la puso trás de él, yacía en el suelo la chica de cabello rosa, inconsciente por la sustancia que le había inyectado, una clase de sedante.

La batalla contra las marionetas era algo interminable, salían de todos lados y direcciones, Sasuke agotaba su chakra eliminándolas, mientras avanzaba con la intención de enfrentar directamente al que las manipulaba.

Cuando más se acercaba, la preocupación de Sasori aumentaba, su ceño se frunció "-no puede ser cierto, no ahora, perdí mis mejores marionetas en la última batalla con esta mocosa ¿qué debo hacer? -"

El desenfrenado Uchiha ya estaba cerca, dispuesto a dar un golpe mortal a la marioneta, apuntando a su epicentro.

Los ojos del chico de la arena mostraron miedo, no a la muerte, si no, a perder lo que recientemente había encontrado. Ante él, Sasuke con un chidori en la mano izquierda, dispuesto a atravesarlo, pero algo se interpuso y le impidió conectar su ataque al cuerpo de Sasori.

Una singular figura femenina muy conocida por ambos, estaba de por medio. Sakura Haruno fue atravesada por el shidori de Sasuke, ambos contendientes asombrados abrieron los ojos horrorizados, incrédulos ante lo que estaban viendo.

—¡Nooo! ¡No, no, no! — gritó con desesperación el pelirrojo mientras cogía entre sus brazos a su muñeca, en su mirada la locura emanaba —¡Sakura! — la llamó.

Sasuke retrocedió sobre sus pasos, sus orbes sobre abiertos, su mandíbula cayó, la expresión de horror era evidente, su corazón se contrajo, y el miedo lo abrazó.

—¿Sa-Sakura?

Mi dulce muñecaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora