Capítulo 1:Amor de Infancia

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El verano recién comenzaba. Calor, piscina, algún que otro trago, algunas miradas sigilosas a las chicas en bikini, fiestas por las noches, amaneceres en la playa. Pero todo esto no eran actividades que yo pudiera hacer en verano. No si vives en el frío estado de Minnesota.

El sol ya había aparecido, y el viento tibio comenzaba a hacer presencia. Algunos de mis amigos mas afortunados, comenzaban a subir fotos en sus cuentas de Instagram de playas, sol, bronceado, arena. Hay algo que tengo de todo eso...cuenta en Instagram.

-Trevor, despierta- sexto día de vacaciones, y mi abuela me despierta a las 9 am- Tengo que ir al supermercado.

-Bien por ti abuela, estoy muy orgulloso- murmuré mientras cubría mis ojos con mi almohada.

-No te hagas el chistoso conmigo, niño. Te digo para que cuides de Penny.

Me senté rápidamente en mi cama, y miré a mi abuela con cara de susto.

-Pero... ¿De qué hablas abuela? Penny murió hace 10 años.

-Deja de hacer ese chiste, ya no es gracioso. No bromees con la vida de tu dulce hermanita.

-¿Oíste, Bolsa de Mugre? ¡No juegues con mi vida!- me gritó Penny desde su habitación.

-Creo que debes comenzar a buscar nuevos adjetivos para describir a Penny, abuela.

Mi abuela me miró fijo, y me apuntó con el dedo en señal de amenaza. Mientras yo me recostaba nuevamente, ella se acercó hasta la ventana y abrió las cortinas de par en par, iluminando todo mi cuarto con la luz solar matutina.

-Hoy es una hermosa mañana, aprovéchala. Haz algo productivo con tu hermana-Revolee los ojos y luego los cubrí con mis sabanas-Vamos, muévete, voy a poner en la lavadora tus colchas. Han estado aquí desde la edad de piedra.

Efectivamente, no podría volver a dormir esa mañana, mi abuela era persistente a la hora de levantarme. Me paré sobre mi piso de madera un poco gastado, y caminé hasta la puerta. Era de esperar que mi abuela me frenara. Voltee para verla, y allí estaba ella, sosteniendo un pantalón en sus manos, y me lo lanzó a la altura del pecho. Me pregunto qué he hecho mal. La vida de otro chico sería distinta. Mientras ellos se quitan la remera frente a una hermosa chica un sábado por la noche, yo me veo obligado a ponerme un pantalón un verano a las 9 am, frente a una mujer de 72 años. Lo sé, soy todo un galán.

-Jesús no andaba en ropa interior por su casa, Trevor. Ponte algo de ropa.

-En la época de Jesús no existían los pantalones. El usaba vestido ¿Quieres que me ponga uno de tus vestidos de domingo? Creo que el verde me haría resaltar los ojos.

Mi abuela frunció el ceño. No le gustaban mucho mis bromas, aunque a veces la descubría esbozando alguna que otra sonrisa.

A pesar de todo, ella tenía razón. Afuera hacía un hermoso día. Ella siempre me decía "Nunca hay que desperdiciar la luz del sol, porque cuando llegue la oscuridad, necesitamos algún recuerdo que nos mantenga calientes", entonces, para qué arruinar un hermoso día.

-Arriba, princesa Penny- le grité a mi hermana, con voz de príncipe encantador-El sol ha salido, pero aun hay una damisela que sigue recostada en su lecho. Es por eso que aquí viene--

-Detente ahí, Trevor- me interrumpió mi hermana cuando estaba por cruzar su puerta- A un princesa la despierta un príncipe con un beso, tú no eres mi príncipe. Así que, vuelve cuando hayas conseguido uno.

Intenté no reír, porque sabía que le molestaría. Solo hice una reverencia.

-A sus órdenes, mi princesa. Me encargaré de buscarle un príncipe.

1900 MillasWhere stories live. Discover now