Capítulo 13

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NOAH

Al despertarme aquella mañana lo primero que hice fue encender el móvil. La noche anterior me había dormido antes de poder contestar al último mensaje de Nick.

Abrí los mensajes y vi que me había enviado otro hacía cuatro horas. Sonreí como una idiota cuando vi la foto que me había enviado: eran él y Maddie, sacando la lengua y sonriendo para mí. Estaba tan guapo, con el pelo negro despeinado... y aquella niña tan parecida a él y tan diferente a partes iguales... Sabía que cuando volvía de ver a Maddie su estado de ánimo decaía y se pasaba varias horas de bajón y de mal humor.

Lo echaba de menos. Tenía unas ganas terribles de oír su voz y tenerlo aquí conmigo.

Por suerte mi madre tenía su propia habitación, así que estaba sola cuando cogí el teléfono y marqué su número. Esperé ansiosa a que me con- testara... En Estados Unidos era tarde, supongo que debía de estar durmiendo pero, aun así, esperé impaciente por oír su voz.

—¿Noah? —respondió al quinto tono.

—Te echo de menos —dije simplemente.

Escuché cómo se incorporaba y me lo imaginé encendiendo la lampa- rita de noche y pasándose la mano por la cara, despertándose para mí.

—No me despiertes para decirme eso, pecas —protestó soltando un gruñido—. Dime que te lo estás pasando bomba, que ni siquiera piensas en mí, porque, si no, este estúpido viaje no tiene ningún sentido.

Sonreí triste, apoyando la cabeza en la almohada.

—Sabes que me lo estoy pasando bien, pero no es lo mismo sin ti —repuse, sabedora de que, a pesar de lo que me decía, le gustaba que le dijese que lo echaba de menos—. ¿Qué tal con Maddie? —le pregunté deseando haber podido acompañarlo. Me encantaba ir con él y ver cómo era con su hermana: era un Nick completamente distinto, un Nick dulce, y paciente, divertido y protector.

Se hizo un silencio momentáneo antes de que volviese a hablar.

—Me la trajo mi madre —soltó en un tono que yo ya conocía demasiado bien—. Si la hubieses visto... tan estirada como una Barbie de cuarenta años, forzándome delante de la niña a tratarla como no se merece.

«Mierda, su madre.» Aún recordaba lo mal que se había quedado después de haberla visto brevemente en el hospital aquella vez que Maddie se había puesto enferma. La desesperación en su voz, sus ojos húmedos por haberla visto por primera vez en años...

—No debería haber forzado la situación de esa manera —comenté molesta. Entendía que su madre quisiese recuperar el contacto con Nick, al fin y al cabo era su hijo, pero no de aquella forma, poniéndolo entre la espada y la pared.

—No sé qué demonios quiere, pero no quiero tener que volver a verla, no me interesa saber nada ni de ella ni de su vida. —Su tono era claramen- te de cabreo pero también había algo de tristeza, la ocultaba bien; sin em- bargo, yo ya lo conocía lo suficiente como para saber que una parte de él ansiaba averiguar qué era lo que su madre tenía que decirle.

—Nicholas... ¿no crees que...? —empecé a decir con cautela, pero me cortó de inmediato.

—No vayas por ahí, Noah, no, ni hablar, ni siquiera lo vuelvas a intentar. No pienso hablar con esa mujer, no pienso volver a estar en la misma habitación que ella. —Su tono de voz daba miedo. Solo una vez había insinuado que quizá debería reencontrarse con su madre, dejar que se explicase o, por lo menos, intentar mantener una relación cordial, pero se puso negro de ira, había algo más que no me contaba, sabía que no la odiaba

Culpa tuya © (2)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora