Cicatrices I: Marcas en la piel

Capitulo I

¿Dónde estará la administración aquí? Necesito que alguien me diga dónde está mi aula. Diablos, este lugar es enorme, estoy totalmente perdida en una universidad, que horrible primer día. Primero llego tarde, segundo, del apuro me he olvidado la mitad de mis cosas, incluyendo mi móvil y por tercero, no tengo ni idea de donde estoy. Un suspiro sale de mi boca, cierro los ojos para calmar la llegada de mi malhumor.

Los abro y un muchacho me sonríe enfrente de mí.

- ¿estas perdida? - le devuelvo la sonrisa, al fin alguien que me ayude.

- Totalmente ¿puedes ayudarme?

- Eh, no, yo también me perdí, es mi primer día - genial, esto es en verdad genial, disimulo mi cara de impaciencia - pero podemos buscar juntos, soy de Derecho ¿y tú?

- De Historia

- Oh, que lastima no estemos en la misma - ¿y eso que significa? - soy Steve y tú eres...

- Meily - respondo, mientras sigo buscando la administración, no tengo ganas de charlar ¡llego tarde!

- Que nombre más extraño - comienzo a caminar y el me sigue, que insistente.

Creo que lleva casi 15 minutos siguiéndome y hablando, puedo asegurar de que no he escuchado una palabra de lo que me dice ¡¿Qué no ve que ya es demasiado tarde?!

Oh, la veo, allí esta, maldito lugar, ¿tan difícil de encontrar seria? Ya no hay nadie en los pasillos y eso me desespera. Camino a paso largo hacia allí, también para tratar de alejarme de este chico.

- Ey ¿Dónde vas? - que pesado

- A administración - contesto en tono seco

- Oh la has encontrado - pongo los ojos en blanco.

La señora nos da los números de las aulas y como llegar, por suerte uno en cada punta del edificio, este chico es estresante.

- Nos vemos a la salida Mei - ¿ya me puso sobrenombre?

- Nos vemos - digo mientras corro hacia mi aula.

Entro y prácticamente todos se me quedan mirando, si ya se compañeros, he llegado muy tarde. La profesora me fulmina con la mirada y camino rápido a un asiento.

***

Que mañana más agotadora, por suerte no volví a ver a Steve, eso está mejor. No es un mal chico, pero puede llegar a ser muy insistente y desquiciante.

¡Al fin en casa! Huele extremadamente bien, mama está cocinando. Entro en silencio a la cocina, se la ve contenta mientras tararea una canción y corta pimientos. Me acerco y de sorpresa le doy un beso en su mejilla, da un pequeño saltito y al verme suspira aliviada.

- Mei, que susto me has dado - me dio mucha risa.

- Que bien huele, muero de hambre

- Anda, ve a cambiarte, te llamare cuando esté lista

- Está bien - vuelvo a darle un beso - te quiero.

- Te quiero hija.

Mi madre es lo mejor que tengo en la vida, es inexplicable el amor que le tengo. Desde mis 6 años, cuando mi padre se marchó, se ha hecho cargo ella sola de mí. Somos una familia pequeña y muy humilde, trabaja en una librería y sueño con algún día recibirme, para poder darle la vida que se merece.