La Araña De Cristal

16 3 0
                                    

Mi cabeza.

Mis ojos se abrieron casi saltando de sus cavidades.

Todo pasaba en cámara lenta. Yo veía bajar aquella Araña de Techo lentamente mientras cientos de imágenes y situaciones se pasaban por mi cabeza.

Son muchas cosas que pasaban en sólo 2 segundos... Es impactante.

Mi reacción fue saltar.

Salté hacia un costado y aterricé en mi Grueso Sillón de Terciopelo Marrón.

Mientras la Araña caía detrás de mí creando una pequeña explosión de chispas y luces, focos y cables.

Nunca tuve esa sensación.

Pude ver mi propia muerte pasar frente mis ojos.

De alguna manera he podido visualizar mi entorno completo y analizar las posibilidades en tan solo mucho menos de 3 segundos.

Supongo que así lo ven todos los que quedaron parados alguna vez sobre la sensible cuerda que existe entre la Vida y la Muerte.

Fue horrible.

Mientras miraba aquella bolsa de chispas, vidrios, sellos, cables, elegancia, focos en mi alfombra francesa, conocí a alguien que no se había salvado de aquella caída y entonces intenté salvarlo.

Corrí entonces aquella lastimosa araña hecha trizas del suelo y metí mi mano por un hueco intentando ser lo más cuidadoso posible, no quería terminar con un vidrio incrustado en una vena, O PEOR, un dedo al que organizarle un Velorio.

Y lo encontré. Entonces empecé a oír pequeñas voces en mi mente que decían... No... No lo intentes.... No...

Pero no supe hacerles caso... Cómo me equivoqué...

Lo tomé entre mis temblorosos dedos y como pude, lo alcé.

Sorpresa para mí fue que permanecía intacto aquél de color sangre en Lomo, Tapa y Contratapa.

Con cuidado comencé a quitarle la suciedad de encima. Soplé sobre él y entonces intenté quitar un trozo de vidrio de encima de aquella frase que logró desmayarme... No puedo creerlo aún...

Cuando leí aquella frase bajo el vidrio que decía:

"¿Le temes a las Arañas?"

Solté el libro dejándolo caer sobre la alfombra y caí sentado yo también con una enorme mezcla de sensaciones... Nervios, pánico, impotencia, miedo, temblor...

Pero me dije a mí mismo:

"Debes superarlo. No dejes que te derrumbe a ti y a tu hogar. Tómalo y arrójalo a la basura. Quémalo. Deshazte de él"

Y entonces fruncí el ceño. Y lo tomé pero mi cuerpo no tuvo las fuerzas necesarias para soportarlo... Y Convulsionó. Caí desmayado en ese ambiente de destrucción.

Ese trozo de vidrio seguía sobre las hojas, pero esta vez en otro lugar de la página... Aquella oración...

"¿Qué pasa?, ¿Ya no quieres jugar conmigo?"...

No pude soportarla y me desmoroné sobre el suelo...


El Libro Rojo ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora