Capítulo 15

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Miércoles, educación física, no participaba, no por sufrir de alguna otra enfermedad, si no porque no me apetecía entrar a una clase donde un profesor no hace más que ordenarte que hacer cuando ni el mueve su trasero, algo absurdo a mi parecer.

La sala estaba fría, vacía, solo yo dentro matando el tiempo descansando en el pupitre buscando alguna diversión en la ventana o por lo menos pensar en todo menos en él, ese chico era un martirio para mi cabeza, quería que estuviera pero a la vez no quería tener que cambiar mi forma de pensar por su culpa.

—¿Qué haré contigo de ahora en adelante? –dije susurrando mientras acariciaba mi pecho, mi pregunta iba dirigida a ese órgano que me hace dudar– Si pudieras resolver todas mis preocupaciones te estaría agradecido, pero lo único que haces es latir rápido cada vez que está cerca...no me sirves de mucho.

—¿Puedes callarte? –me giré para ver por detrás, ahí estaba nuevamente desplomado en ese último pupitre– No me dejas pensar.

—¿Tú piensas?, no que lo tuyo no eran las clases.

—Gracioso, pero en estos momentos no pienso jugar contigo –su poca ironía en sus palabras me dejaba inquieto, ni siquiera ánimos para responderme le daban.

Alcé mis hombros y saqué unos de los libros, mientras que él seguía observando como por la ventana chocaban hojas debido a la fuerte brisa, no le tomé importancia a que descubriera lo que leía, tampoco creo que entendiera la situación.

Soplé un poco el mínimo polvo que había en la cubierta, mientras recogía la tapa y la daba vuelta un extraño escalofrío caló en mi espina dorsal, el collar que colgaba de mi cuello pesaba más que de costumbre, -quizás será que no se acostumbra a mi- un peso enorme, para mi suerte la mayoría de lo que había escrito estaba en mi idioma y no en latín.

Comencé a leer a partir de los títulos, nombres extraños que llamaban mi atención, seres extraños y con capacidades horribles, quiénes te llevan a la locura y otros que van con cautela tras de ti esperando por un momento descuidado para atacarte por la espalda, no es fácil identificarlos ni diferenciarlos, pueden estar viviendo una vida muy normal como cualquier humano, pero no es normal verlos actuar como uno.

Me giré esperando que él estuviera allí, pero en cambio una hoja marchita en su pupitre me llamaba, me acerqué para tomarla pero al momento de estirar mi brazo para alcanzarla esta hoja voló lejos atravesando la ventana hasta llegar al otro lado del vidrio, cayendo hasta el pasto cerca de un grupo de chicos, me acerqué apoyándome en el marco de la ventana observando como estos jugaban entre si, pensé en Jimin, en mi buen amigo Jimin, el cual había estado ignorando por días.

—¿Quieres que te cuente mi historia?.

La conocida voz de Taehyung que provenía del marco de la puerta hizo sobresaltar mi corazón pero que luego se calmó al verlo.

—¿Qué tipo de historia?.

—Una que habla de como terminé así, ¿Quieres oírla?.

Asentí.

—Me dejó, se fue lejos dejándome con el deseo de querer verle de nuevo, sabía que correría tras de ese tren, lo sabía tan bien...me sonrió y con un leve movimiento de su mano, se despidió; terminó por volverme loco el no poder encontrarle, no saber donde estaba ni adonde acabaríamos, nunca creí que lo nuestro había acabado, por eso le seguí pero no sabía que el dejarme me volvería de esta manera, como soy ahora, un ser con falta de un tornillo para funcionar regularmente –sonrió para mi, una hermosa sonrisa que me dejó sin aire, sin ganas de pestañear porque si pestañeaba podría desaparecer ese gesto que me llevaba a la locura–...¿Porqué acabé así?.

Era la primera vez que el lloraba para mi, la primera vez que lo veía revelar sus lágrimas por alguien, el verlo apoyado a la pared de espalda mientras caía de apoco hasta juntar sus piernas y ocultar esas preciadas lágrimas que caían por sus mejillas, dolía.

—Quizás no entendiste sus palabras, tal vez se había despedido de ti desde mucho antes pero tu seguías amando de la misma manera.

Se mantuvo en silencio, quería abrazarle pero mis brazos que querían rodearlo temblaban y la corta distancia a la que yo estaba de su frente con mi boca me dejaban en evidencia, si me acercaba podría terminar haciendo algo que realmente no quería hacer.

—¿Qué puedo hacer contigo? –porfin volvía a escuchar su voz, que era tranquila; levantó su mirada encontrándose con la mía– Eres muy lindo –tragué saliva– Perdóname por lo que voy a hacer, pero necesito hacerlo.

INSOMNIO [VKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora