Capítulo 22

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Un movimiento a mi lado me despertó, la cama estaba rebotando y cuando abrí mis ojos Dulcie estaba allí aun con el pijama puesto y sus rizos despeinados.

-¡Hola mamá! –tenía un lindo acento londinense cuando hablaba.

Abrí la boca para responderle pero lo que salió fue un ataque de tos que me estremeció todo el cuerpo, Jamie entró de la habitación contigua con Pipper en brazos a medio vestir y me miró preocupado.

-Hey ¿cómo te sientes, cariño?

-Bien –eso salió como un horrible graznido y me dejé caer entre las almohadas de nuevo- Joder, mi garganta.

-¿Te duele? –se inclinó para tocar mi frente con sus labios, soltó una maldición por lo bajo –Estas ardiendo, creo que la salida nocturna trajo repercusiones.

-Pues te culpo a ti –de nuevo tuve un ataque de tos y fui consciente de lo débil que me sentía- ¿Qué hora es?

-Deben ser casi las siete –Jamie acunó a Pipper contra su pecho- le preguntaré a Stella dónde podemos conseguirte algo de medicina, y será mejor no tener cerca a las niñas.

-Este bien –acomodé los rizos de Dulcie tras sus orejas- ve con papá, cariñito.

-No –ella se echó sobre mí, rodeándome con sus bracitos- Yo cuido.

-Después tendré que cuidarlas a las dos sino salimos de aquí, vamos Dulcie.

-Hazle caso a papá.

Ella peleó un poco más pero terminó accediendo a cambio del desayuno, así que mientras Jamie se encargaba de las niñas Stella vino a verme, según ella también estaba ardiendo en fiebre así que llamó a un médico que vivía por la zona para que viniera a verme, el hombre no hablaba inglés así que mi hermana nos hizo de traductora, según él había pillado una infección en la garganta y me ordenó un poco de paracetamol y reposo por varios días.

-Pero tenemos planeado irnos mañana –dije y mi hermana se lo tradujo.

-Si quiere irse bien del todo, espere al menos cinco días.

No quedó más remedio, le dimos las gracias y Stella lo acompañó hasta la puerta, Jamie aprovechó para venir a verme a la habitación y le conté lo que el médico indicó, me sonrió pero pude ver la preocupación que se ocultaba en su rostro.

-Fue mi culpa –murmuró sentándose a mi lado en la cama- por lo de anoche...

-En todo caso fue culpa mía, por no hacerte caso y estar afuera.

-Oye, basta de culpas –me miró con el ceño fruncido- no me gusta verte desmejorada, no nos iremos hasta que estés del todo bien ¿cómo te sientes ahora?

-Me duele un poco la cabeza y aún tengo escalofríos.

-Y por lo que veo aun tienes fiebre –llevó su mano a mi frente y apretó los labios- te prepararé un té, y buscaré un paño para refrescarte la frente.

-No es necesario, ya tomé la medicina –le sonreí- debes estar cansado también.

-Jet lang –sonrió.

Reí pero lo que salió fue un ataque de tos que me dejó agotada.

-Seguro lo echabas de menos.

-Viviré, ahora iré por ese té y a echarle un vistazo a las niñas.

-¿Dónde está Antonio?

-Salió temprano, al parecer el vuelo de tu madre no era directo e irá por ella al aeropuerto de Andalucía, eso dijo Stella.

I'm yours |Jamie y Dakota| IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora