CAPITULO 1

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—Entonces, el Código Federal de Procedimientos Penales se reformó precisamente para eso, para qué los Mexicanos se... —El profesor detuvo su clase, ella había llegado de nuevo tarde.

En esta primera semana, ha sido siempre lo mismo, llega a la mitad de la clase, no le habla a nadie, no socializa, no deja que la toquen, nadie se atreve a mirarla, se aleja de su hermana, busca la soledad.

Se sienta siempre en los lugares donde lo hacía Jos, algunas personas dicen que la ven hablando sola, pero yo no lo creo, platican que habla con Jos, y que está volviéndose loca, siempre trae dos desayunos, y uno lo deja a su costado, esperando que él llegue y coma un poco.

Ya tiene 5 meses de gestación, la panza de embarazada aún no se le nota, estuvo a punto de perder a su bebé, el médico dijo que fue un gran milagro el que él bebé estuviera con vida, pues ella se descuidó durante los días posteriores al deceso de su esposo.

Siempre la vemos con una coleta, y un fleco de lado, porque dicen que así le gustaba a él. Narran que si buscas en sus ojos, solamente verás los de Jos, pues su pensamiento es tan fuerte, que sus ojos lo reflejan.

Al día siguiente del entierro de Jos, se incineró a Margarita, ella asistió, con unas grandes ojeras, pues no había dormido casi nada en esos días. Unos oficiales llegaron y se la llevaron, para su sorpresa, habían rescatado al bebé de Margarita, y fue una niña, la cual hasta la fecha está en observación, pues no ha salido bien librada del mal. Ella está siempre con ella en el hospital, y espera a que la pueda recibir en sus brazos.

La única persona que se le puede acercar es su amigo Alonso, a veces se les nota hablar, pero siempre serios, su dialogo es mínimo, se dicen más con lágrimas, él le ha dado su respaldo, y siempre va por las tardes al hospital, a dejarle comida, a hacer guardias los fines de semana.

De su padre no se ha sabido nada, él está desaparecido, pero la seguridad nacional lo está buscando, por cielo mar y tierra, en las noticias hubo fotos suyas, por lo que es difícil pensar que esté tranquilo.

Hace unos días cayó su bolso, todas sus cosas quedaron en el suelo, y según dicen, carga con ella una pistola, una pistola con una sola bala, misma que lleva el nombre de su padre, pues se dice que cuando lo vea, no dudará dos veces en dispararle, y hacerle pagar por todo lo que le hizo.

Marina, también la apoya, le lleva comida, lava su ropa, a veces va a su casa y la limpia, ella guarda aún la ropa de Jos, y muchos se atreven a asegurar que duerme todas las noches con una pijama al lado de él.

Nunca se quita un par de anillos, trae el suyo y el de Jos, ambos siempre en su mano, firmes, es su mayor tesoro, o por lo menos, son el mayor tesoro detrás de su hijo.

Anastasia tiene una relación con Alan, sí, ellos se conocieron y se enamoraron, lo que es raro porque todos pensaban que Anastasia tenía algo con Alonso.

Y yo, bueno, de mí no ha sido mucho, ella no me quiere ver, o por lo menos eso sé, se siente mal por lo que hicimos aquella loca noche, y la entiendo. Cuando hablaba conmigo se portaba fría, aunque todos me dicen que ahora es así con todos, fría, seca, directa, no sonríe, tampoco llora, no habla de más, no desgasta su saliva en palabras burdas o banales.

—Señorita __________, ¿Para qué se reforma la ley de amparo en México? —El profesor le pregunta a _________, ella en todo momento seria, lo mira sin ganas-

—Para que todo aquel ratero, asesino, violador, es decir, criminal, tenga la oportunidad de seguir haciendo fechorías sin que le haga absolutamente nada la justicia —Ella respondió simple, con un sarcasmo impresionante.

El profesor se quedó pensando. La respuesta que ella había dado, era correcta desde un punto de vista muy crítico, pero el maestro quería llegar a la conclusión de que ahora los derechos individuales se pueden defender de una manera más sencilla.

---NARRA RAYA---

Salimos de la clase de derecho, todos salieron antes que yo, realmente no me interesaba ser la primera en salir, ¿para qué?, ¿A caso ganaría algo?

—Señorita Sáenz —Escuche que me llamo el profesor.

Me moví cuidadosamente hacía él —¿Sí? —Pregunte estando a una distancia corta.

—¿Se siente bien?, la veo un poco seria, van varios días donde usted es demasiado fría.

—Y, ¿Eso está mal? —Le cuestione.

—Claro, no podemos amargarnos la vida para siempre —Contesto él.

—Le apuesto a que si me lo propongo podría —Nuevamente hable seriamente, jamás movía un músculo de la boca para sonreír, eso ya no era parte de mí.

El profesor tomo mi mano sobre el escritorio, quería darme su consuelo y apoyo.

—Señorita Sáenz, yo entiendo que usted lo haya amado, pero no puede desfallecer por un amor...

—Unos fuman, otros beben, otros se enamoran, cada quien decide como matarse —Le dije mirándole a los ojos.

—Le agendaré una cita con un psicólogo, ¿Esta bien?, es mi hijo, recientemente termino la carrera, y creo que podría ayudarla.

—No —Exprese directa mis nulas ganas de ir.

—Será gratis, no le cobrará nada, solamente quiero que esté bien.

—Voy a estar bien, cuando mi pequeña, salga del hospital, y cuando sepa que mi hijo, está bien, y si me logran decir que se pueden resucitar muertos, ¡Sería turbo feliz! —Hice mi mano hacía atrás para soltarme de su agarre.

—Por favor señorita, déjeme ayudarla —Insistió él.

—Ya nadie puede ayudarme, nadie puede —Fui bajando la voz, me di una pequeña vuelta y camine —Nos vemos, gracias por su propuesta —Le dije estando ya a una distancia superior.

Llegue hasta la segunda clase, me senté en una esquina del salón, hasta que entro el prefecto de la universidad a avisar que no había llegado aún el profesor, por lo que las 2 clases que teníamos, serían imposibles, y podíamos salir en cualquier momento.

Esto no me agradaba, yo podría estar ahora mismo con mi madre, en el hospital cuidando a la pequeña, ¡Pero no!, estoy varada aquí, sin hacer nada.

Saque mi celular, camine ahora hacía afuera del salón, no tan lejos, solamente quería marcarle a mi madre, saber que había pasado, tenía la esperanza de que en algún momento me dijera que todo estaba mejor, que la pequeña ya estaba mejor, y que nos la entregarían.

A mi paso encontré a Freddy, he notado que ya no es el mismo, ha cambiado para bien, y busca no dañarme más con su presencia, o palabras, solamente lo veo en la escuela, pero ya no me habla.

Pasaría a mi lado, alce la cabeza, lo mire de reojo, el me sonrió de lado, intente repetir el gesto, pero no pude, había algo que me impedía sonreír. Por lo que solamente le salude —Adiós —Dije alzando la mano.

Salí apenas del salón, en un pequeño jardín, marque el número de mi madre, y no contestaba, daban los típicos repiques, pero nada pasaba. Repetí esta acción varias veces, y no sucedía más, ¿Se habría puesto mal la pequeña?

Agache la cabeza dando un fuerte suspiro, pero mi fuerza volvió cuando escuche una femenina voz que no quería escuchar.

—Hola —Era Wendy, definitivamente alguien que no quería toparme nunca, ¿Ahora que querría?, ¿burlarse de mí? ¿Molestarme porque salude a Freddy?

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Hola bebés de luz, ¡Nuevamente comenzamos esta aventura!, ahora con la tercera entrega de mi novela ¡Ángel cruel!, gracias por votar en la última, espero que sigamos así, ¡saludos!, VOTEN Y COMENTEN. Sígueme, porque hacer esto, es difícil :c


Ángel Cruel 3 (Freddy Leyva y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora