CAPITULO 2

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—Hola —Respondí agría, hoy no era mi intención pelearme con alguien, pero si se daba la oportunidad, no la dejaría ir.

—¿Cómo estás? —Hablaba como si hubiera humanidad en su ser.

—Mas o menos, ¿Y tú? —Cuestione sin ganas.

—Bien, gracias —Sonrió. Ambas nos quedamos calladas, ella me sonreí, no sé qué intentaba.

—¿Y?... —Cuestione sin hacer gran cosa.

—___________, solo quería pedirte una disculpa... —Ella agacho la cabeza, sería.

—Créeme que todo lo que tenga que ver con Freddy, lo olvide, no importa... de verdad —Le dije sin ganas.

—No, no por eso —Sentenció.

—¿Entonces?, ¿Por qué? —Le cuestione.

—Porque, yo estuve aquella noche, en el lugar Y...

—Sí, te pude ver —Hable con esa seriedad que a últimos días era característica mía.

—Discúlpame, por no tener el valor de quedarme, de estar ahí, de poder darte mi apoyo, de verdad lo siento tanto, yo sé que soy una imbécil, y que muchas veces peleamos, pero _________, discúlpame —Se escuchaba realmente arrepentida, ¿Pero eso de que servía?, si al final del día, esa arpía no hubiera podido hacer nada por él.

—Descuida, todo está bien —Me aleje cortamente de ella —Nos vemos —No quería contacto social con nadie.

—__________, espera... —Escuche de nuevo su voz, me detuve, di media vuelta.

—No tienes que fingir fortaleza, todos debemos llorar, no puedes siempre dejar a las personas así, por favor, no te comas todo lo que sientes, sé que no soy la persona en la que más confías, pero, por favor, intenta por lo menos abrirle tu corazón a unas personas, por lo menos a tu círculo social más cercano, aunque me odies, por una vez confía en mí —Concluyó.

—Wendy, no te odio, sin embargo, para mí ahora mismo es muy difícil creer en alguien... —Le explique —Después de todo lo que me ha sucedido, ya no sé si puedo fiarme siquiera de mis sombra.

—No debes cerrarte, a veces para avanzar debes confiar en los demás.

—No —Fui firme.

Se acercó a mí —Por favor, por lo menos deja tu seriedad un momento, despídete de todo lo que te hace daño.

—Adiós Wendy —Le dije muy directo.

—Esta bien comprendo, pero, te quiero decir antes algo... —Escuche con atención —Es sobre Marisa...

—No me importa lo que quiera esa loca —Le dije sin prestar atención.

—No ha venido en días a la escuela, pero hoy llego, y al parecer, quiere hacerte daño, solamente cuídate, porque tienes un hijo que cuidar, y eres blanco fácil.

—A quién se atreva a acercarse a mí, le golpeare tan fuerte, que no sabrá de donde le llegaron —Dije con demasiada confianza.

—Eso espero, pero sea como sea, cuídate mucho, sobre todo por tu bebé —Concluyó ella.

—Gracias por decirme eso, nos vemos —Me fui de donde estábamos.

Estar en la escuela, embarazada, es complicado, siento miradas clavarse por todos lados, eso es tan difícil, todas las personas esperan algo, todas, es decir, todos están solamente viendo en que momento dices algo, como lo dices, como miras.

Muchos tienen lastima de mí, otros no, se atreven a inventar chismes, a decir cosas que no son ciertas, no le puedo dar importancia a las cosas que no la deben tener, definitivamente el ignorar es el aliado perfecto, ignorar a todo aquel que me haga daño.

Cuando por fin logre entrar a clases, explote al máximo cada palabra que ahí me decían, tomaba notas, quería saber todo lo posible, quiero conocer al mundo, quiero saber que puedo y que no, lo fascinante de mi carrera, es que siempre puedes conocer algo nuevo si investigas lo suficiente, una nueva ley, una nueva regla, algo.

Salí de la escuela, era ya tarde, debía ir al hospital, debía estar con la pequeña que Margarita había dejado.

Siempre cargo en mi mente la imagen de esa pequeña, sufriendo, luchando por su vida, pero aun peor, pensar que su madre, no podrá vivir para verla crecer, me hace vincular la similitud en lo trágico de la historia de Jos, con la suya, cuando ambos veían el cielo, las estrellas se nublaron, y todo se volvió oscuro. ¡Maldita vida!

Marisa se acercaba a mí, definitivamente estaba molesta, se le veía hasta por las orejas, pero, estaba decidida a ignorarla.

Me pase de largo por un lado, ella se detuvo, yo no lo hice, mi prioridad era llegar al hospital.

—Voltea perra —Me jaló del brazo con suficiente fuerza como para hacer que girara de inmediato.

La mire enojada, tensa —Mira pedazo de estúpida, si me vuelves a hacer eso, créeme que conocerás a la fiera que llevo dentro, y si no ha salido, es porque nadie la ha buscado, pero realmente mi mecha es corta, y no querrás encenderla de un tirón idiota —Me solté en un montón de palabrerías.

—¡Tú y tú maldito padre lo mataron maldita! —Grito como una loca.

—FLASHBACK----

—Baja el arma... —Le hable fría —Papá, no hagas algo de lo que puedas arrepentirte.

—¡TE DIJE QUE ME VENGARÍA! —¡PUM!. Se escucharon dos balazos, yo me agache con el primer sonido.

Vi que alguien se había desplomado. Mi padre soltó el arma y se echó a correr, Freddy lo siguió inmediatamente.

Gire, Jos estaba herido, dos disparos habían penetrado su ser, a la altura del pecho, Jos estaba herido.

—No, no, no, no, no, no... —Dije asustada —¡Alguien llame una ambulancia!, ¡Un doctor!, ¡Algo! —Grite nerviosa.

Me acerqué a él, tome su cabeza en un brazo, le abrí el abrigo, y sí, había un gran chorro de sangre, y un par de balas incrustadas en su pecho, él perdía sangre, los labios se le volvían blancos.

Me sonreía con lágrimas en los ojos —Te ves tan hermosa esta noche —Dijo apenas audible, el dolor le provocaba que hablara poco.

—No, Jos, estarás bien, espera. ¡Anastasia llama a una ambulancia, policía algo! —Le grite, ella ya lo estaba haciendo.

—En eso estoy...

Freddy regreso cansado, se puso del otro lado, ambos a los lados de Jos.

—¿Recuerdas que te dije que te amaría hasta el día de mi muerte?... —Sonrió —Creo que te cumpliré, te cumpliré... mi amor, eres el amor de mi vida, la que siempre quise tener conmigo —Le costaba hablar —siempre te amé, pero tú puedes y tienes que ser feliz sin mi...

-----FLASHBACK----

Agite mi cabeza para salir de ese mal recuerdo, mi respiración se acrecentó, mis puños se cerraron, mis ojos estaban húmedos.

—Te voy a hacer pedazos... —Le dije distante, mi fuerza se iba a mis manos, estaba a punto de dar el primer golpe —Te mataré... —Musité.

—Te odio maldita, ¡Tú lo mataste!, ¡Tú lo hiciste!, ¡Tú fuiste la responsable por tú culpa él no está aquí!, ¡Por tú culpa! —Me recriminaba.

Me avente al suelo, no podía, no podía con la situación solamente imaginaba su cara, llena de dolor, sus sonrisa que no se borraba, y sus ojos que perdían la luz, la siguiente en morir sería yo si ella no cerraba la boca.

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Hola bebés de luz, disculpen por apenas subir, espero voten y comenten mucho, Pierdo mi imaginación, ando como sin nada que escribir, pero en fin... ¡Saludos! gracias por todo su amor, ¡besos!

-Sábado de lectura-


Ángel Cruel 3 (Freddy Leyva y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora