Ángel Cruel 3 (Freddy Leyva y tu)

CAPITULO 6

Sentí su cálida respiración en mi pecho, ella dejaba salir el aire que contenía en sus pulmones, me quemaba la desesperación por tomar sus labios, besarla, y lograr detener su llanto, odio verla así, me desespero cada vez que su sonrisa se apaga y la cambia por una mueca de tristeza. Me encantaría ser su héroe, lograr pintar un arcoíris en su vida, y curar su corazón roto.

—Yo daría mi vida, por verte feliz —Le susurré al oído.

Sus lágrimas se detuvieron, tal vez no esperaba eso, quizás no pensó que yo diría algo así. Y no la culpo, yo tampoco sé porque salió así, si se supone, era algo que tenía bien guardado.

Ella se limpió las lágrimas, se alejo un poco de mi pecho, bajo la mirada, pero en un segundo comenzó a subirla de a poco, como si estuviera apenada.

—¿En serio? —Pregunto con la voz quebradiza.

—__________ —Intente no decirle esta vez cariño, solo para no asustarla o alejarla, cada paso, por mínimo que este sea, es bueno, y no pienso retroceder en esta carrera por ganar por lo menos su amistad —Yo soy capaz de hacer todo, por verte sonreír de nuevo, no me gusta verte triste, no me gusta saberte molesta, detesto que tu frialdad sea una barrera para los demás, y sí la única forma de romper esa capa de hielo es con el calor de Jos, daría mi vida porque él estuviera aquí contigo... —Me sinceré al máximo, daría todo por ella, todo...

—Gracias —Agacho la cabeza —Es muy lindo de tu parte... —Concluyó, comenzó a caminar, saliendo de la escena que habíamos creado, del cálido ambiente que teníamos.

La seguí de inmediato, ¿Me dejaría simplemente así?, ¿Por qué evitaba cualquier tipo de sentimentalismos con las personas?

—_________... —Intentaba hablar con ella, seguir con esto, no se podía quedar todo así.

—¿Nos vamos? —Pregunto como si nada hubiera ocurrido. Se movió ligeramente camino a la puerta.

—¿Evades a todos siempre? —Le cuestione directamente.

—Puedo irme en taxi, gracias... —Se movió dejando espacio para que saliera por la puerta.

—¿Acaso es una respuesta disfrazada? —Nuevamente lance una pregunta.

—No quiero hablar de esto Leyva, simplemente, es un tema que prefiero no tocar, guardarlo, tenerlo en mí, y no decirlo más —Dijo en un suspiro.

—Está bien, respeto tu decisión, pero siempre que quieras hablar, estaré ahí... —Me rendí, no sé si fue muy pronto, o muy tarde, pero lo hice, aquí, ahora.

—Gracias —Comencé a caminar hacía la puerta, ella me miraba —¿Me puedes responder algo? —Cuestiono.

—Claro, lo que quieras...

—¿Qué hacías ese día... —Guardo silenció, le era difícil decirlo —En mi boda? —Pregunto directamente, sin esperar más.

Guarde silencio por un par de segundos, ¿soy yo, o el clima ha cambiado, ahora para sentirse un fuerte calor?, algo así como unos 40°c.

Tenía que decir algo, ¿Y qué mejor que decir la verdad?, ¡NO!, decirle que de alguna forma se la había cedido a Jos, sería un estupidez, no podía contar la verdad, debía decir parcialmente esa verdad.

Saque el aire de mi pecho—Quería verte, una vez más, pensé que te irías, y no te volvería a apreciar... Te veías hermosa, de hecho, luces hermosa aún, por eso me fui después de verte, mis intenciones jamás fueron más allá