Capítulo 1 (DREAME/SUEÑOVELA)

46.2K 2K 155
                                    

■Más de dos años y medio después■ 

07 de marzo

Me removí en el asiento de cuero. Que mi piel se pegara al sillón individual no me era para nada beneficioso. Todo servía para aumentar mis nervios. Había estado mordisqueando mi labio desde que había llegado, y ya comenzaba a dejar pequeñas marcas. Me ordené mentalmente inspirar y expirar.

No me sorprendí cuando sentí el sabor metálico de la sangre en mi boca, porque era algo que hacía desde que tenía memoria. Ese fue el momento en el que decidí dejar mi labio tranquilo. Necesitaba hacer algo para distraerme. Y solo tuve una idea.

Normalmente no me gustaba buscar o que me dieran información sobre una persona. Prefería enterarme de primera mano cómo era, para evitar prejuzgar. Pero en ese caso no podía. Estaba demasiado nerviosa por la entrevista de trabajo.

Saqué mi celular de la cartera, desbloqueándolo. Escribí el nombre de mi posible futuro jefe en Google, dejando que internet hiciera el resto. Cerca de 130,000,000 resultados (0.50 segundos). Primer indicio de que tenía que estar nerviosa por conocerlo. Apreté el primer enlace, sabiendo perfectamente que toda la información no iba a ser demasiado confiable.

"Nicolás Lafontaine (Buenos Aires, Argentina; 23 de febrero de 1989) es un empresario, inversor y el dueño de 'Editorial Lafontaine'. A mediados de 2015, Forbes lo colocó dentro de las diez personas más ricas de Argentina, con US$ 1.300 millones. Y..."

Bloqué la pantalla, sintiéndome casi sofocada. Hice las cuentas mentales. Solo tenía veintisiete años, y manejaba más plata de la que algún día podía llegar a imaginar tener. Era una puta locura. Y definitivamente no había ayudado a mi nerviosismo.

—¿Señorita Bellafiore?— me llamó una voz femenina.

Giré para encontrarme con una mujer unos pocos años mayor que yo. Era la que me había atendido cuando había llegado. Era muy bonita. Su cabello rubio dorado le llegaba a unos cuantos centímetros más allá de los hombros, sus ojos eran grandes y de color miel. Pero siempre con una sonrisa amable, rompiendo cualquier tipo de estereotipo.

—¿Sí?— pregunté mientras me levantaba del asiento con rapidez.

Sentí un leve ardor en la piel de mis piernas cuando se despegó del asiento. Auch. ¿Quién me había mandado a ponerme una pollera? Tironeé de los bordes inferiores, intentando que la tela vuelva a su lugar original. Y me colgué la cartera en el hombro.

—El señor Lafontaine ya se encuentra esperándola— me informó.

Esa simple frase logró que mis manos comenzaran a temblar de manera poco notoria. Respiré hondo dos veces antes de seguir a la rubia hacia unas puertas dobles de roble. La empleada se detuvo cuando tuvo el manijon de la puerta en sus manos, y me sujetó suavemente del hombro. Levanté mis cejas, extrañada ante la actitud. ¿Teníamos que esperar alguna clase de orden?

Sus ojos se clavaron en los míos.

—Él te va a parecer estricto y muy probablemente un poco antipático— susurró con una sonrisa de complicidad— Pero es un dulce de leche, que solo le gusta hacer bien su trabajo.

¿Había comparado a su jefe millonario con un dulce de leche? Si hubiese estado menos nerviosa me hubiese reído.

—Ya tenemos algo en común— claramente no lo del dulce de leche.

Hice un esfuerzo para dedicarle una sonrisa a la chica antes de adentrarme en la oficina. En cuanto la puerta se cerró a mi espalda me sentí completamente indefensa. Tenía que tranquilizarme. Solo era una entrevista. Nada malo podía pasarme. A menos que morir de un infarto fuese algo malo.

Más allá de los límitesWhere stories live. Discover now