3. Capítulo

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Capítulo corto, pero prometo subir otro entre hoy y mañana Un abrazo para todas.

Caminaban mucho más rápido de lo que Zuria lo había hecho nunca. La chica, agotada, apretaba los dientes para no quejarse y continuar andando. Drew iba a su lado y, de vez en cuando, paraban para beber un sorbo de agua.
-¿Puedes seguir?-la preguntaba cada vez.
Y el hada, más orgullosa de lo que le convenía, asentía con la cabeza y seguía andando. El odioso lobo que se había convertido en su dueño caminaba muy por delante, sin ni siquiera volverse para echarle un vistazo. Aldo y Saúl, iban en una posición intermedia y ella y Drew a la retaguardia.
Al mediodía el calor era insoportable y Zuria era ya incapaz de seguir el ritmo. Dio un traspiés con una rama y, si Drew no la hubiese sujetado, habría caído al suelo.
-¿Estás bien?-preguntó.
La chica negó con la cabeza.
-No puedo más.
El lobo acercó la cantimplora a su boca para que bebiera. Luego silbó con fuerza. Kai estuvo con ellos en un momento.
-¿Qué ocurre?-preguntó.
-No puede seguir-aseguró su hermano señalando a Zuria que se había dejado caer al suelo.
Kai la miró y se agachó para levantarla.
-No podemos parar ahora-dijo con voz firme-estamos en terreno descubierto. En media hora llegaremos al bosque, pararemos allí.
-Kai, no puede más. Está agotada.
-Poneos en marcha, Drew.
Se alejó sin volver a mirarla. El hada apretó los labios indignada. Si pensaba que iba a quejarse lo tenía claro. Seguiría caminando hasta que se le cayeran las piernas del cuerpo si era necesario.
-Vamos-masculló empezando a moverse.
Drew la alcanzó en dos zancadas.
-Mi hermano no suele portarse así- aseguró-y menos con una mujer. No sé qué le pasa.
Ella le miró rabiosa.
-Seguramente ha recordado que no soy una de las vuestras-respondió-una lástima que no lo hiciera anoche, antes de... de eso.
-No creo que...
-Pues parece lo evidente ¿no? Lo único que le interesa de mi es... pasar un rato entretenido.
-Bueno, al menos el enfado ha hecho que recuperes fuerzas. Casi hemos llegado. Ahora podrás comer y descansar un rato. Llegaremos a la aldea esta noche.
Media hora más tarde, Kai dio la orden de parar. Estaban en una zona recogida, aislados bajo árboles y al lado de un riachuelo. Zuria se dejó caer al borde del agua y se lavó la cara, deleitándose en su frescor. El contacto con la tierra, hizo que su energía natural volviera a aumentar, aunque, aun así, el dolor en los músculos de sus piernas era casi insoportable cuando se puso en pie de nuevo. Los hombres se habían juntado alrededor del hornillo y estaban cocinando una especie de guiso. Kai, sin mirarla la tendió un plato lleno y ella lo cogió con brusquedad y fue a sentarse contra un árbol para comerlo. No le importó perder sus modales para hacerlo. Estaba delicioso y lo engulló con voracidad. Luego apoyó la cabeza en el árbol y cerró los ojos.
-Vamos preciosa. En cinco minutos el jefe quiere continuar-la voz de Aldo la despertó.
Ella, sobresaltada, se alejó instintivamente, y el lobo sonrió con maldad.
-No te preocupes. No tienes nada que temer de mí. Eres la mujer de mi alfa. Mientras lo seas, no voy a ponerte una mano encima. Tengo mucho aprecio a mi vida. Él se cansará de ti, tarde o temprano. Después de todo, no eres una de las nuestras. Cuando eso ocurra, estaré esperando. Y seguramente, no seré el único.
Zuria le miró mientras se alejaba. Respiró profundo en un intento de calmarse. Si su futuro era el que el hombre había descrito, tendría que hacer lo posible por escapar de la aldea de los lobos antes de que fuera tarde. Se refrescó de nuevo en el riachuelo y empezó a andar con determinación en cuanto Drew la llamó. La aldea no estaba muy lejos, al parecer. Eso esperaba, sus piernas no aguantarían mucho más.
Tres horas después, estuvo a punto de llorar de alivio cuando divisaron desde una colina la aldea.
-Ese es mi hogar-anunció el lobo rubio con una alegre sonrisa.
-Es...inmenso.
Zuria no podía creer lo que veía. Un sólido muro rodeaba una aldea enorme, con grandes edificios construidos alrededor de una fortificación central. Nunca se lo hubiera imaginado así. Había pensado en cuatro cabañas amontonadas. Pero esto era una verdadera ciudad.
-Es la aldea más grande de la tierra de los hombres lobo-aseguró la voz de Kai a sus espaldas.
Ella siguió mirando asombrada. La luz del sol resplandecía en los muros de las casas, dándoles un tono rojizo. Era un sitio verdaderamente bello.
-Llegaremos en una hora-anunció el alfa-cuando entremos, colócate a mi izquierda.
Ella le miró desafiante.
-¡Oh! ¿Serás capaz de caminar a mi paso?-preguntó irónica.
El chico se inclinó para mirarla de frente.
-Tú serás la que camine al mío, hada-aseguró.
-Necesito descansar un momento.
-Descansarás cuando lleguemos. Poneos en marcha, Drew.
-Kai-el tono del lobo rubio era de advertencia.
-Ahora no, Drew. Poneos en marcha.
El alfa echó a andar sin escuchar más y el chico se encogió de hombros.
-Vamos pequeña-animó-parece que nuestro alfa sigue de mal humor.
Zuria apretó los labios y empezó a andar de nuevo. Con cada paso, tenía la impresión de que cientos de pequeñas agujas se clavaban en sus piernas, pero no dijo nada. Únicamente rezó para que la belleza de esa aldea no fuese engañosa.

Zuria (saga hadas 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora