Capitulo 16

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Amanda permanecía quieta sobre el asiento, con los ojos cerrados y el rostro contraído por una pena enorme. John la agitaba de los hombros, pero ella permanecía igual. Quieta, como una muñeca a punto de caerse del estante donde ha sido colocada con tanto amor y esmero. Rota, como alguien que sufre la perdida de alguien o algo valioso. Rota, como si estuviera mueriendose.

- Por Santo Cristo, nena - le decía John, con una angustia en la voz que me erizó el vello del brazo -. Reacciona, pequeña.

Nada, quieta. Amanda estaba quieta.

- Por favor, Vanessa.

Otra vez nada.

- Por favor cielo. Di algo.

Amanda no abrió la boca. No parpadeaba, no movía ni un musculo. Ni siquiera agitaba los hombros, como haría si respirara. Me incliné apenas un poco y tome su pequeño rostro entre mis manos . Vuelve...

- Reacciona, por el Santo amor a Dios - musité con voz ahogada.

¿Por que dolía tanto verla en este estado?

- Vamos, nena. Me estás preocupando - acaricié suavemente sus mejillas -. Reacciona.

Entonces abrió los ojos de golpe. Inspiró profundamente, como si llevara minutos sin respirar, e inspiradamente comenzó a llorar. Lloraba tan fuerte que el alma se me partió en mil pedazos. Soltó un chillido ensordecedor que me puso a temblar. Comenzó golpeando el pecho de John, quien no hizo el mas mínimo intento de detenerla. Se puso en pie y mientras se halaba el cabello con fuerza gritaba maldiciones en su perfecto inglés.

"Es culpa mía"

"Piedad, Dios"

"Mi héroe esta muerto"

"Mi papá se fue"

Amanda comenzó a convulsionar a medida que los sollozos aumentaron. Las manos le temblaban y el rostro estaba humedecido por potentes lagrimas. Me sentía tan impotente... ¿Cómo podía aliviar un dolor que desconozco?

- No nena. No - John la presionó con fuerza contra su pecho -. No fue tu culpa.

- El nunca debió...John...No. Ay, Dios mío.

Forcejeó para soltarse, pero John la mantenía pegada a él. Los brazos se le enroscaron en el cuerpo, deteniendo cualquier tipo de movimiento violento.

- Tenía cáncer, pequeña - John soltó un jadeo -. No podíamos hacer nada más por él.

- Pero no es justo - chilló -. Los doctores dijeron que se estaba recuperando. La doctora Trevelyan-Miller nos lo dijo personalmente.

Mi corazón dejo de latir un segundo.

- ¿Trevelyan-Miller? - pregunté con voz ahogada.

John asintió mientras le acaricia el cabello a Amanda para calmarla.

- Atendió a Amanda cuando era niña. Cuando la reconoció, decidió pertenecer al grupo de doctores que atendían a mi padre.

Fruncí el ceño. Por Dios...James ha tenido acceso a nosotros durante todo este tiempo. Pero, ¿Desde niña? ¿Desde cuando Amanda estaba en la familia Sandford?

- ¿Qué edad tenía cuando la atendió? - pregunté.

John frunció el ceño

- Seis o siete, no recuerdo con exactitud ¿Por qué?

- La doctora Trevelyan-Miller es mi abuela.

La expresión de John no cambio, pero en la mirada vi reflejada la sorpresa. Amanda se separó de él tambaleándose y comenzó a secarse las lagrimas.

Mil vidas junto a tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora