6. ¿Lindsey?

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Gerard se perdió de la vista de Frank en un dos por tres, la multitud de personas en la plaza comercial era demasiada, más porque era fin de semana. El pelirrojo se encontraba parado delante de una tienda de discos, sus ojos se iluminaron y sin pensarlo dos veces, entró en busca de algo de los 'Smiths', mientras miraba los diferentes discos y vinilos que se encontraban en aquél lugar, el tatuado buscaba desesperadamente a su alíen.

Recorrió gran parte de la plaza, preocupado, no sabía que hacer, estaba desesperado y a punto de echarse a llorar o gritar, tal vez arrancarse el cabello, en ese momento no le parecía mala idea. Hasta que por un reflejo, lo encontró, ahí parado mirando la portada de un vinyl y entablando una conversación muy animada con una chica de cabello negro.

Una sonrisa adornaba la cara del extraterrestre, mientras la chica que tenía un gran tatuaje en el brazo derecho lo miraba amablemente. Frank se acercó rápido, escuchando poco a poco su conversación.

- La banda se llama 'The Misfits", ellos realmente hacen un gran trabajo -dijo la pelinegra, que portaba un uniforme que consistía en una playera azul y un pantalón negro.

- La portada se ve llamativa, pero no estoy totalmente seguro de que vayan a gustarme, soy algo especial para la música -contestó Gerard, sonriendo a la muchacha.

- Bueno, puedo poner música de ellos y me dices si te gustan -concluyó la chica, retirándole el vinyl de las manos y acercándose a un tocadiscos que estaba conectado a un amplificador.

Frank aprovecho para llegar hasta su amigo, tomándolo por sorpresa, éste sólo lo miró con indignación y siguió el mismo camino que la chica había hecho anteriormente.

- Oh, Gerard, por dios, no te molestes, no fue mi intención...

- No estoy molesto Frank, o puede que un poco pero no es por esa chica, es por el simple hecho de que me ignoraste, al menos en mi planeta nos presentamos entre sí -reclamó mientras cruzaba los brazos y el avellana lo miraba fijamente.

- Fui un completo idiota. Yo de verdad no quería qu...

- ¡Listo! -gritó la chica del otro lado de la tienda- ahora puedes decirme si te gustan o no.

El tatuado maldijo a su nueva amiga de Gerard, la miró fijamente tanto, que si las miradas mataran la pobre empleada estaría 3 metros bajo tierra. Ella le sonrió, porque 'Lyn-z' según lucía el nombre en su gafette, lucía totalmente encantadora y buena persona. El pelirrojo aplaudió y comenzó a escuchar la canción que recientemente había comenzado a sonar, Frank la pudo identificar desde los primeros 22 segundos y después de aquello, comenzó a cantar una de sus canciones favoritas de los 'misfits'.

Gerard lo miró divertido y Lyn-Z le siguió el juego a Frank, ambos tatuados comenzaron a cantar y hacer ademanes de tener algún instrumento musical entre las manos. El alíen solo reía mientras escuchaba la canción, que por cierto le había encantado y bastante, así que sin más quiso comprar el vinyl pero no tenía dinero y se sintió triste. Frank lo miró y supo que tenía, así que decidió comprarle el acetato en forma de disculpa.

- ¿Lo quieres llevar? -preguntó la empleada con una sonrisa cordial hacía Gerard.

- Que más quisiera, pero no tengo dinero... -murmuró, haciendo rechinar sus dientes al final de la frase.

- ¡Lo llevamos! -la chica asintió con su cabeza y después se dirigió hacía la caja registradora. El alien le regaló una sonrisa a Frank, reflejando la paz, aquél se sintió dichoso de ser el que viera a Gerard todos los días.

- Serían 3 dólares -soltó la pelinegra, el tatuado sacó la cartera y pagó, dando 4 dólares.

- Quédate con el vuelto, realmente me ayudaste a que Gerard no se molestara conmigo -Frank sonrió con timidez- ¡Gracias, Lindsey!

- De nada, es un chico demasiado agradable y por cierto, hacen una grandiosa pareja -rió bajito, mientras le entregaba una bolsa que contenía el vinyl.

- Gracias, pero aún no somos pareja...

- Pues no te tardes, te lo podrían quitar -rió Lindsey.

Gerard miraba entretenidamente los discos, cuando de pronto Frank le tomó la mano, entrelazando sus dedos, un rubor subió a las mejillas del humano, el alíen sólo pudo sentir un cosquilleo en el estómago. El pelirrojo miró las manos unidas y por alguna extraña razón, no quiso que Frank lo soltara nunca.

Caminaron alrededor de la plaza por aproximadamente diez minutos con las manos unidas, hasta que pasaron por una sorbetería. Frank guío a Gerard para ir dentro del puesto, se acercó al chico que atendía y pidió un helado de fresa, pagó y se sentó a esperar su orden paciente. Mientras tanto en la cabeza del extraterrestre comenzaban a formularse mil preguntas, quería esperar llegar a casa para cuestionar a Frank pero su enorme bocota se abrió.

- ¿Qué es un helado? -unos chicos miraron al pelirrojo como un completo espécimen desconocido. Frank rió, y después revolvió el cabello de Gerard.

- Ahora lo verás.

- Pero yo quiero saber ya, no sé que cosa es esa.

- Espera a que lo pruebes, no querrás dejar de comerlo.

- ¿Y qué es fresa? -sus labios formaban una línea recta, parecía que la respuesta fuera la solución para las guerras.

- Un fruto de color rojo -Frank comenzaba a exasperarse.

- Rojo... ¿Cuál es el color rojo?

- Oh dios, el color de tu cabello -el humano puso los ojos en blanco- ahora, ¿Podrías callarte? Me estás haciendo pasar una vergüenza.

Gerard miró a Frank, sintió como sus ojos comenzaban a arder y los cerró, tratando de controlar sus emociones. Cosa que era realmente difícil, porque jamás se había sentido de esa manera, el humano le hacía subir y bajar constantemente de su nube, haciendo que golpeara el pavimento. Para después levantarlo y volver a hacerlo, sin embargo el ojiverde no replicó, simplemente cerró la boca.

El mesero llegó, asentando la copa llena de helado, pero ahora Frank se sentía mal por lo que le había hecho a Gerard. Lo miró de reojo y pudo ver una lágrima bajar por su pálida mejilla, quiso pedirle perdón pero su orgullo pudo más. Dejo el helado en la mesa, y sin tomar la mano de Gerard, comenzó a caminar hacía la salida.

- Vamos, ya es tarde.

El extraterrestre se levantó de la silla, sintiéndose todavía peor y comenzó a seguir al pelinegro. La plaza se encontraba menos llena, las tiendas comenzaban a cerrar y algunas luces se encontraban apagadas. En la calle, el aire te congelaba hasta los huesos, sin embargo Frank y Gerard ni se inmutaron, iban sumergidos en sus propios pensamientos, el pelirrojo pateaba una piedrita y el avellana sólo iba con los ojos pegados al suelo, pensando en como pedir perdón.

Cuando llegaron al edificio, Frank subió las escaleras y Gerard siguió su paso. Buscaron el departamento 14, el humano metió la llave en la cerradura y abrió, pasando el primero y después el alíen.

- Perdón, yo no quise decirte eso, sólo, es que, ¡Agh! Soy muy explosivo, soy una horrible persona.

- No importa, voy a dormir.

Gerard colocó el vinyl en la mesa que se encontraba en medio del departamento, un figura de cerámica era lo único que la adornaba. Y después se dirigió al cuarto de Frank, este último se quedó en la sala maldiciéndose, definitivamente, era un idiota. Después de una batalla interna entró al cuarto, pero el esmeralda se encontraba dormido, eso no importó, se acercó a él con la poca iluminación que le brindaba la luna plateada. Tomó su cara y depositó un beso en los labios de Gerard, aquél abrió sus ojos rojos e hinchados, sonrió levemente.

- No sé lo que me estás haciendo, Gerard.

- Yo tampoco lo sé.

Frank sonrió, la alegría se reflejaba en sus ojos avellana y después depositó un beso en la frente de Gerard. Ambos sonrieron, cerrando los ojos y dándose el último beso del día.

Hesitant AlienWhere stories live. Discover now