XXII

110 17 1
                                    

Decidí ser poeta, no había muchas opciones. Escaseaban las ideas y mi tristeza me abrazaba.

No aprendí a enamorarme, y pedir perdón jamás estuvo en mis planes. Quizás y exagere; quizás y me guste hacer de todo un suceso dramático. No nací para querer a nadie real.

Las personas que yo quiero, ha ésas, les llevo flores cada 2 de noviembre, y es que muerte no deja de sorprenderme.

Vida me golpea con guantes de boxeo, y yo desde el suelo me carcajeo, me burlo de ella como diciendo "golpea más fuerte un niño de liceo".

Decidí ser poeta para perderme en un Cigarrillo, y tal vez puedas encontrarme en un vino tinto. Decidí, por que es mi vida; decidí, por que el bolígrafo hacía en el papel muy buena sinfonía. Extrañarte, mi amor, me da un poquito de verso.

Y si me lees te diré algo, si te fuiste con aquel, si te revolcaste con él, quedate allá... Aquí no haces mucha falta. Yo sigo en la misma cama fingiendo ser un escritor. Gasto mis noches, días y uno que otro día la fama pasea en un callejón, buscando un motivo para no regresar de rodillas pidiendo perdón, para no admitir que aquí el único perdedor soy yo.

Decidí ser un poeta por que imaginé tener talento. Imagino y pienso que éste es mi legado. Uno que otro verso mal encajado.

Entiendo el echo de que no haya poesía en esto, pero tu tampoco hacías el amor y mira que bien me engañabas. No es que te tire mierda, de hecho, aquí me que dejaste. Quizás te acuse de perra, pero un hombre también sufre despecho.

Si escribo ahorita, es por que tu recuerdo vino a decirme que no valgo nada. El muy cabrón sabe que no tengo a nadie al otro lado de la cama.

Serpientes En El EdénWhere stories live. Discover now