Querido Helen,
Hoy la profesora de lengua te regañó por dibujar en su clase a una niña comiendo un helado.
Vi cómo rompía tu dibujo frente a la clase. También vi cómo una lágrima recorría una de tus mejillas, pero la limpiaste al instante y reanudaste tu trabajo. Esa profesora es una perra. No sabe apreciar el arte.
No me gustó verte así, pero me fije en algo: eres muy sensible respecto a tu trabajo y lo haces de corazón. Eso me gusta mucho.
Cada día me gustas más.
♥