Capítulo 12

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- Este lugar es increíble Don Barone... - Katy dijo encantada cuando entraron en ese hermoso restaurante casino, todo el brillo y el lujo eran una hermosa imagen. Sus ojos brillaban como los de un niño en una tienda de juguetes.
- Todo aquí es bueno; el servicio, la comida, los juegos. - Bill dijo mientras caminaban hacia la mesa donde se quedarían.

El lugar era grande y algo ruidoso, pero ciertamente eso no molestaba. Katherine estaba en el segundo piso con su jefe, donde iban a cenar y estaban esperando a los otros invitados, desde allá arriba, ella miraba la primera planta, donde había las mesas de diferentes tipos de juegos y el bar. Luego se sentó.

- ¿Alguna vez has jugado en un casino Katherine?
- Todavía no, pero confieso que todo aquí me llama mucho la atención.
- Le pasa a todo el mundo.

No mucho tiempo después, Piero y los clientes llegaron. En total, eran seis personas y Katherine era la única mujer allí, pero ella no se sentía incómoda, ya que tenía Piero y Bill allí con ella. Los otros eran todos caballeros tanto como William.

La "Barone Producciones" acababa de firmar un gran contrato con los dueños de una gran cadena hotelera en los EE.UU. y en partes de América Latina. Hacer la publicidad, no sólo los hoteles se beneficiarían con más dinero, más la productora también.

- Bueno, ahora la única cosa es firmar contratos. - Dijo el Señor Lewis, propietario del hotel en Las Vegas.
- Katherine, por favor, ¿cuándo podemos reunirnos para firmar esta asociación? - Bill, dijo con una sonrisa y ella abrió la agenda.
- Yo creo que el martes por la mañana los papeles estarán todos listos, con todas las cláusulas que los señores incluyeron, valores, fechas.
- ¿Martes? - Preguntó Cameron sorprendió y Katherine asintió. - ¡Eso es maravilloso Bill! Su último secretaria tomaría casi un mes... - todos se echaron a reír.
- Por eso Katherine es ahora mi brazo derecho en esa empresa.
- Gracias papá. - Piero dijo en tono de broma. - Bueno, creo que puedo ser el brazo izquierdo entonces.
- ¡Ambos brazos son importantes! - Lewis bromeó y luego hizo un brindis por la asociación.

Poco después de la conversación animada pidieron la comida. Era más que obvio que el ritmo al que las cosas seguían, nadie se iría de allí muy temprano. El ambiente proporcionaba una cena alegre, pero que no sería nada en comparación con los juegos que seguirían.

- En mi familia las mujeres no pueden jugar al póker con los hombres. - Dijo Cameron.
- Pero Katherine puede jugar si ella sabe y quiere. - Bill defendió.
- Jugué un par de veces, no sé si recuerdo bien.

Todos apostaron poco dinero, jugarían sólo por diversión; equipos formados: hoteles contra empresa Barone. Todo el mundo parecía saber cómo jugar bien, nadie mostraba por sus caras si sus cartas eran buenas o no, Katherine era la que podía ocultar mejor el juego, tenía años de práctica haciendo esta cara neutral en su vida diaria, para el juego no necesitaba hacer ningún esfuerzo. Lewis pasó una carta a Katherine y ella le devolvió otra, luego ella cogió una del montón del centro de la mesa.

- ¡Muy bien! - Dijo Piero. - Ahora es el momento, que pierde y quién gana... ¿Papá?
- ¡Nada! - Mostró las tarjetas.
- ¿Cameron?
- Nada... - dijo desanimado.
- Bueno, yo también nada. - Piero dijo mostrando sus cartas sobre la mesa.
- ¿Lewis?
- ¡Huu, dos pares! - El anciano dijo alegremente.
- Y Katherine... - miró sus cartas y su rostro se puso triste.
- Lo siento señores... - Lewis sonrió ampliamente. - ... ¡Full house!

Ella puso sus cartas sobre la mesa y comenzó a reír junto con Piero y William. Al final todos se empezaron a reír, la única mujer y la más joven allí acaba de vencer a los hombres que se creían los más inteligentes del mundo. Ya pasaba de la 1 de la mañana y todos estaban todavía allí, incluso cansados.

- Bien señores, fue un gran placer de la compañía de ustedes, pero me voy a casa. – dijo ella.
- ¿Ya? - Ella asintió con la cabeza.
- Creo que me voy también papá. - Katherine Y Piero levantaron y desearon un "buenas noches" y se dirigieron a la salida. - Fue divertido ¿no te parece?
- Sí, me encantó...
- ¿Viniste con tu coche?
- No, no tengo coche.
- ¿Cómo vas a caminar sola por ahí? Es peligroso.
- Voy a tomar un taxi, no se preocupe.
- ¡No! Te llevaré a casa, no voy sentirme tranquilo de dejarte ir de taxi a solas.
- Gracias Piero, pero no tiene que molestarse con eso yo...
- ¡Sin discusión, te llevaré! - interrumpió él. – No será ninguna molestia, te lo aseguro...

¿Cuánto Cuesta el Amor? |Piero Barone| Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora