CAPITULO IV "Un Secuestro Voluntario

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-No puedes tenerme contra mi voluntad- Dije enfada cruzando los brazos.

Parecia una niñita haciendo berrinche pero me valia.

-Eres libre de irte si eso es lo que deseas- Dijo Benedict

Bufe.

-Claro, soy libre de abrir la maldita puerta y romperme la cara por caer de un auto en movimiento.- Dije ironicamente.

-Tu decides.- Sonrió triunfante.

Le dediqué una mirada asesina y me acomodé en mi asiento, no planeaba dirigirle la palabra hasta que supiera a donde ibamos. Él por su parte se puso a hablar por teléfono.

-Si ya sé que debí avisarte pero fue algo imprevisto, no, todo esta bien, ah, no estamos juntos realmente me fui a parte, luego te explico algo surgió me volteó a ver te llamo mas tarde.- Colgó.

Suspiró y se recostó en el cabezal de su asiento y cerró los ojos. Aproveché a evaluarlo mas de cerca y vaya que me sorprendí, a pesar de no ser convencionalmente guapo el hombre era bastante atractivo rayando en lo insoportable. Su cabello era color cafe avellana y ligeramente rizado con las puntas rubias. Unas ligeras arrugas se formaban en el contorno de sus ojos que terminaban al comienzo de sus perfectos y bien marcados pómulos siendo a penas superados por su nariz definida y su mentón agudo. Esos jodidamente hermosos labios parecian tallados por los mismisimos dioses, eran una abierta invitacion para que todo aquel que lo deseara se diera una intensa sesion de besos con esa boca.

Me avergoncé y me reproché el estar pensando de esa manera en Benedict luego recordé que estaba molesta con él y me enfadé aún más, no podía terminar de creer la manera en la que me sacó de la oficina de Jess, sin avisos ni explicaciones.

-Conseguir lo que vine a buscar-

Era todo lo que habia dicho. Me arrastró por la salida de emergencia ignorando mis reclamos y nos subimos a una camioneta negra donde dos guardaespaldas nos estaban esperando. Debo admitir que es bueno esquivando a los paparazzis que ya se habian reunido a la entrada de las oficinas buscando la primicia del chisme de la semana "TOM HIDDLESTON Y BENEDICT CUMBERBATCH: Juntos en la presentación de un libro con unas mujeres desconocidas.

La camioneta se detuvo. Benedict abrió los ojos, se mostraba ansioso.

-Llegamos.- Anunció.

No hablé.

Sus guardaespaldas bajaron del vehiculo y nos abrieron las puertas, me quedé en mi lugar.

-¿No vas a bajarte?- Me preguntó.

Seguí sin responder. Me estaba comportando muy inmaduramente pero no me importaba, ¿quién se creía para llevarme con él asi de la nada?

-Dejennos unos minutos-. Cerró las puertas y me tomó de los brazos para ponerme frente a él.

Tuve que enfrentarme a su mirada de nuevo. Eso era lo único que me ponía nerviosa.

No entendía cómo en tan solo un día este hombre ejercia un efecto tan profundo sobre mí, claro que solo era conmigo, estoy segura que él solo me veia como una distracción más, alguien con quién matar el tiempo simplemente.

-Háblame.- Demandó.

Negué.

-Hazlo o te obligaré a hacerlo.-Su mirada se tornó amenazante.

No me dejé doblegar. Quería terminar con este poder que tenia sobre mi.

Una mirada torcida se poso en sus labios.

Cuando la Realidad te AlcanzaWhere stories live. Discover now