3. Indagación objetiva.

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El chico que me gusta es un bravucón, parece estar en mi clase de ciencia y no sé cómo reaccionar; igual, haga lo que haga... Yo no tengo porque llamar su atención.

Calmo mis notables nervios, me encamino directamente a la primera fila de carpetas, bien adelante, perfecto. Me proporciona una vista directa al pizarrón y escucho con claridad a la profesora, sobre todo, me quita la distracción que ocasiona el individuo situado en la carpeta de al fondo a la izquierda.

No sé cómo sucedió esto, para ser franca podría tener a cualquier chico que quisiera. Soy inteligente, y no estoy tan fea. Pero él es justamente lo contrario a lo que yo podría conseguir, es ligeramente robusto -en comparación a mi estrecho cuerpo es similar a Hulk-, ojos de un café embriagador y lleva siempre diferentes camisetas de bandas extrañas ante mi sentido auditivo.

Él es la descripción cliché de un "chico malo". Jamás le he dirigido la palabra, y no planeo hacerlo, pero ya puedo asegurar que es quien me produce endorfina, me lo recuerda todo el tiempo mi hipotálamo.

Lo vi por primera vez el año pasado, era nuevo y esperaba por lo menos una mirada de él al verme pasar...

"¡Hey! Soy la ganadora del triatlón de cada año en la escuela y planeo ser la de este año en representación a la academia, ¡mínimo una alzada de cejas! ¿No? ¿Paso de nuevo o qué?

¡Chispas! No planeaba empezar de esa manera el primer año, él debía saludarme. ¡O por lo menos mirarme! Pero no. Parecía que todo a su alrededor no le era relevante y ¡obvio! ¿Cómo me va a reconocer? Si ignora todos los carteles que mandó a poner la directora con esta carita ganadora.

¿Qué rayos se ha creído?

Pasé todo el día pensando en aquel incidente, y recuerdo también que tuve clases de física. Gracias a ese neófito obtuve una B en la primera entrega.

Esto definitivamente no se iba a quedar así. Me había declarado la guerra. E iba a ser una cruel Guerra fría.

Quizá pueda sonar obsesivo de mi parte, pero lo observé durante algunos recesos, tomemos en cuenta que una buena investigadora no puede hallar un resultado satisfactorio sin una experimentación de por medio, por lo que no lo llamaremos espionaje sino INDAGACIÓN OBJETIVA.

Lo vi quitarse los auriculares un par de veces en el almuerzo para dar las gracias pero en una ocasión específica éste desliz de su burbuja fue para defender a un individuo de dos hombres conocidos por estos lares, par de sanguijuelas infelices. Hice mi retirada sigilosa, no quería despertar miradas curiosas, ni entrometerme en problemas por culpa de un intento de héroe sin suficiente sentido de la vista como para apreciar la genialidad de una señorita ególatra y con premios al honor estudiantil.

En fin, en ese año llegué a la conclusión de que ese hombre estaba completamente absorto en su vida, y caí en cuenta que a partir de entonces yo quería ser parte de su campo de confort.

¿Y si te vas a la mismísima... Escuela, bravucón?Where stories live. Discover now