11. Inevitable

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-Habla con él Justin, ¿Que quieres que haga? - Decía Annie mientras colocaba los platos en la mesa.

-Quiero que le exijas que me respete, porque esta visto que a mí no me haŕa caso alguno. - Reprendí indignado. Los insultos de Brad además de indirectas se volvían cada vez más constantes cuando llegaba a casa por las noches. Llegó a decir que cada día llegaba una hora más tarde, me preguntó si es que mi amante me entretenía todos los días con juegos sexuales más largos que el anterior. ¡Se estaba volviendo loco!

-¿Cómo es que sabe que entre los adultos pueden haber juegos sexuales? -Pregunté sintiendo los pasos de mi hijo bajar por las escaleras. Ella negó con la cabeza encogiéndose de hombros. Tom apareció en la cocina con una sonrisa en sus labios. Se acurrucó en la pierna de su madre quien no podía atenderlo ahora mismo por lo que el pequeño demonio corrió a mis brazos sin pensarlo dos veces.

Sentir su respiración en mi cuello me causaba ciertas cosquillas. Sonreí mirando a Annie. Ella lucía verdaderamente hermosa hoy. Cargué a mi hijo en brazos y caminé hacia ella para dejar suaves besos en su nuca. Su piel se erizó y supe el efecto que tenía en ella. Sonreí.

Tom por su parte estiro sus pequeñas manos hacia el pelo de su mamá. - No le hagas eso a mami. - Le dije sacando sus manos cuando comenzó a tirar de sus cabellos. Annie no hizo ni dijo nada pero cuando el niño exigió irse a jugar se dio la vuelta hecha una furia.

-No debes hacer eso, lo confundes.

-¿Hacer qué?

-Venir y darme besos cuando él esta presente.

-Annie, mi amor, es solo un niño. - Le dije estirando mis manos para alcanzar su cintura. Intento moverse pero le fue imposible porque sujete con tanta intensidad sus caderas que le fue difícil siquiera pensar.

-Y... por esa razón hay que evitar hacer eso delante de él. - Susurró con su voz entrecortada. Mi cuerpo se pegó al de ella en un movimiento necesitado, haciendo que su cuerpo quedara entre la mesada y mi cuerpo. Su respiración se hizo cada vez más pesada y escuchar con que dificultad respiraba hacía que mi estomago se llenara de mariposas. Ella seguía amándome y lo sabía mas que yo.

-Te encanta que haga eso, ¿Y sabes por qué? - Le dije besando su hombro. Ella negó tragando duro. El plato que llevaba en sus manos comenzó a moverse a causa de sus manos temblorosas. Me acerqué al lóbulo de su oreja y lo mordí en un acto de excitación. - Porque cada día te enamoras más de mí, es inevitable para tu ser. - Le susurré en su oído antes de soltar sus cintura y caminar hacía la sala con Tom.



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