Capítulo Ocho

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Corría.
Era lo único que podía hacer. Correr y correr sin parar entre los arboles, doblando las ramas, esquivando piedras y socavones. Las hojas secas crujían a mis pies, el aire parecía evaporarse delante de mi mirada.

Mi pecho dolía, las piernas me temblaban, y mi visión era borrosa por culpa de las lágrimas que caían a gran velocidad por mis mejillas.
No sabía dónde estaba, lo único que tenía claro era que debía salir de ahí.
Hacía un calor sofocante, sentía mi piel pegajosa de tanto sudor, mezclándose con la tierra del suelo. Cada vez estaba más agotado, ni siquiera podía esquivar las ramas, las cuales hacía cortes en mi piel sin parar.
Pero no podía detenerme.

Sentí cómo caí, estampándome de cara contra el suelo. El golpe me quitó el poco aire que retenía en los pulmones. Tosía, mientras intentaba ponerme en pie. Las arcadas atacaron mi cuerpo, haciéndome aún más imposible respirar. No podía parar. Tenía que salir de ahí. Pero me era imposible, mis extremidades no respondían, lo único que sentía era los temblores nerviosos por todo mi cuerpo, los músculos se tensaban impidiéndome moverme, mi garganta ardía y el humo negro nubló la poca visión que me quedaba. Lloraba desconsolado, sabiendo que nadie vendría a por mí.

Me iba a quemar vivo.

Lo sabía. Ya podía sentir el calor abrasador de las llamas sofocando mi piel, el olor a madera quemada y el crujir de las hojas secas entre las llamas.

Me estaba asfixiando. Pero no podía morir ahí, este no podía ser mi final. No podía...

- ¡Taemin!

Despertó sobresaltado, respirando agitadamente con el cuerpo empapado en sudor. Se removió en la cama para deshacerse de las sabanas que apresaban sus piernas y llevo su mano derecha al pecho, intentando calmar su corazón que latía a demasiada velocidad. Parpadeó repetidas de veces, aclarando su visión cuando un par de lágrimas se le escaparon.

- ¿Taemin? ¿Estás bien?.- La voz de su compañero de cuarto le asustó.

Sus nervios estaban a flor de piel. Inhaló profundamente para después dejar escapar el aire poco a poco. Cuando su visión se acostumbró a la oscuridad, miró a su izquierda, donde estaba colocada una cama igual a la suya, con su amigo recostado mirando de cara a él.

- Sí, sí, estoy bien. Solo ha sido una pesadilla.

- Últimamente tienes muchas..- Comentó adormilado, hundiendo la cara en la almohada.

Era verdad, Taemin lo sabía mejor que nadie. Últimamente las pesadillas se había vuelto recurrentes sin motivo aparente. Siempre las había tenido desde pequeño, pero llevaba unas semanas en las que cada noche soñaba lo mismo una y otra vez, el mismo bosque, el mismo fuego, la misma voz gritando su nombre y esto le estaba atacando los nervios y agotando la paciencia, por no hablar del agotamiento físico; casi no rendía en sus prácticas, si estaba sentado en un sitio por más de quince minutos empezaba a cabecear, el cansancio le hacía tener menos apetito y las ojeras debajo de sus ojos se veían a metros de distancia.

En tres palabras; No podía más.

- Voy a darme una ducha.- Murmuró a su amigo aunque sabía de sobra que ya estaba más que dormido.
A veces envidiaba esa capacidad que tenía Changmin de quedarse dormido en cualquier lugar.

El agua fría refrescó su piel haciéndolo estremecer, casi podía notar su piel ardiendo y tornándose rojiza, esa ansiedad al respirar y ese calor abrasador que sentía en sus pesadillas, lo sentía tan real que cualquiera diría que lo había vivido antes. Suspiró, levantado la cabeza haciendo que las gotas chocasen tan directamente en su cara. Masajeó su cuerpo intentando destensar los músculos entumecidos en el proceso.

Después de medianoche. Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon