NARRA ABRAHAM
Llegué en cuestión de minutos a la mansión de Manuel sin importarme el hecho de que unas cuantas calles atrás un carro de policía me venía siguiendo por exceso de velocidad. No tenía ganas de lidiar con eso ahora, me arrepentiré después.
Salí del auto como un rayo y corrí hacia la entrada de la mansión lo más rápido que pude. Sentía la adrenalina correr por mi cuerpo a una velocidad casi o mayor a la patrulla que me venía siguiendo antes.
Sé que estuvo mal, pero no podía preocuparme por eso ahora.
Rodeé completamente la mansión en busca de alguna puerta que estuviera abierta pero por más que lo intentaba, no encontré ni una sola.
¡Que estúpido Abraham! Era muy obvio que una mansión con una chica secuestrada dentro estaría cerrado con llave y seguro. ¡No sé qué rayos me esperaba!
Volví hacia la entrada trasera y me deslicé por la puerta hasta quedar por completo en el suelo. Golpeé mi cabeza varias veces en ella, esperando que alguna idea apareciera mágicamente y me ayudara. Pero nada pasó.
Grité frustrado.
Seguía sintiéndome como todo un perdedor. Un perdedor al que no se le ocurrió que la mansión estaría cerrada con llave.
Justo cuando me levanté, dispuesto a golpear y patear fuertemente la puerta para que algún empleado saliera a gritarme, un extraño sonido me detuvo.
El sonido provenía desde el otro lado de la puerta, parecía que alguien estaba abriéndola con alguna llave. Me escabullí hasta quedar oculto por uno de los arbustos que encontré cerca. Esperé en silencio hasta que la puerta se abrió por completo.
Gracias a las ramas y hojas que tenía frente a mi rostro, no podía ver nada con claridad. Pero distinguía perfectamente la voz de un hombre. No conocía esa voz, pero la segunda voz masculina que escuché cuando la puerta ya estaba abierta, no la podría olvidar jamás. Ni aunque lo quisiera.
NARRA ____.
Corrimos con el corazón latiendo a mil por hora hacia la primera puerta de salida que encontramos. No podíamos perder tiempo, esta era nuestra oportunidad.
Por algún extraño milagro, encontramos la oficina de Manuel abierta.
Adrián y yo entramos con mucho cuidado y miedo a buscar por todas partes algo que nos pudiera ayudar. Cuando estuvimos a punto de rendirnos, Adrián encontró una copia de cada llave de la mansión, incluyendo las puertas del exterior, literalmente pegadas con cinta bajo el escritorio de Manuel.
Las tomé, con las manos más temblorosas que nunca, y todos decidimos salir de allí sin perder ni un segundo.
El pecho me dolía por lo fuerte que el corazón me latía, pero eso era mínimo a comparación de la adrenalina y la desesperación por salir que estaba sintiendo en este momento.
Cuando por fin Adrián logró abrir la puerta, un enorme alivio comenzó a crecer en mí, y por alguna razón sentía inmensas ganas de llorar. Estaba feliz.
Papá- Lo logramos. Rápido, por aquí todos.
Adrián- Será mejor que nos vayamos de aquí. No podemos arriesgarnos a que llegue Manuel.
Papá- Es cierto, pero ¿cómo? No creo que corriendo logremos llegar muy rápido.
Fui la última en salir. Mi respiración se aceleró cuando cerré temblorosa y con cuidado la puerta tras de mí.
No podía creer lo que estaba pasando. Por lo menos debería haber algún empleado vigilándonos. No me parecía normal todo esto.
Me coloqué justo a un lado de mi madre, a un lado de un gran arbusto, y tomé su mano. No sabía qué más podíamos hacer ahora, pero Adrián tenía razón, no podíamos quedarnos más tiempo aquí.
___- Podríamos intentar pedir ayuda a cualquiera, no podemos quedarnos aquí. Manuel podría...
Xx- ¡____!
Los cuatro saltamos de la impresión cuando un extraño grito salía del arbusto que estaba a mi lado.
Lo que pasó después fue tan rápido que no alcancé a reaccionar, sólo logré lanzar un pequeño gemido de la impresión. Aunque al parecer no era la única confundida.
¡¿Quién me está abrazando?!
Io7

YOU ARE READING
Siempre a tu lado {Abraham Mateo y ____} [MPE #2]
RomanceAbraham- no te vayas ___, por favor... yo... te necesito. -- suplicó, sus ojos me mataban, parecía que estaba a punto de llorar y eso me destrozaba aún más. ___- tengo que irme Abraham, es lo mejor. -- susurré convencida. Abraham- pero no podría s...