capítulo 38

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Me apoyo en el palo. Me cuesta acomodarme por lo tirante que estan las cadenas con las que estoy atada; pero finalmente lo logro. Me veo obligada a dejar las manos a los costados de mi cuerpo.

¿Madison tendrá oportunidad de decirle a Adrien que lo amo? Sí, lo amo. A pesar de todo lo que me contó Brent; me niego a creer todo eso por una simple frase dicha por Madison: Adrien no es lujurioso.

Siento el sonido de la tela de la carpa plegarse como si alguien intentara entrar o salir. Levanto la vista, que hasta entonces se dirigía al suelo, y miro la entrada pero nada.

-eu Alison - la voz de Madison se escucha como la voz en off de un teatro ya que no la veo - ¿por qué no le decis tú a Adrien lo que me dijiste?

-no se donde está y estoy encadenada - musito a modo de respuesta. Veo solamente la mitad de su cara a mi derecha.

-creo que eso puedo solucionarlo - añade.

De repente, Adrien aparece delante de mí. Me mira. Está en cuclillas y con lágrimas en los ojos. Ya no tiene la mordaza ni las manos atadas como la última vez que lo vi.

-Alison...

-Adrien...

Nos nombramos emocionados por estar juntos de nuevo.

-yo los dejo a solas un momento - interviene Madison y sale - haré guardia.

-no puedo creer que estés aqui, pero ¿cómo?

-Madison me ayudo a venir aquí - en mi cabeza le agradezco a Madison pero estoy muy concentrada en Adrien en este momento.

Adrien salta sobre mí a abrazarme. Me rodea la cintura y yo instintivamente estiro mis brazos para devolverle el abrazo pero las cadenas me lo impiden. Un espantoso ruido a metal se produce y Adrien observa las malditas cadenas de mis muñecas. Maldice para sí.

-no importa, aunque no puedas abrazarme puedo hacer esto...

Me planta un beso en los labios. Hacía mucho que no me besaba de esa manera. Me agarra del cuello con sus manos delicadamente y las enreda en mi cabello. Cuando nos estamos quedando sin aire nos separamos. Unimos nuestras frentes. Esbozo una sonrisita al tenerlo tan cerca de mí. Adrien me mira pícaramente. Baja su mano por mi espalda hasta mi cintura y mete la mano por debajo de mi remera. Me recorre la espalda haciendome caricias con la palma de su mano. Yo disfruto de sus caricias como un gatito. Apoyo mi cabeza en su pecho justo por debajo de su mandíbula.

-te amo - me susurra en el oido mientras me deja besos en mi cuello.

-yo también - suelto un largo suspiro.

Su pecho es cálido. Cuanto hacía que no sentía ese calor...

Rodeada de colmillos (RDC#1)Where stories live. Discover now