Wattpad Original
Te quedan 12 partes más de forma gratuita

Capítulo 1: El plan del plan, de la apuesta planificada

138K 5.8K 1.1K
                                    

CAPÍTULO 1

El plan del plan, de la apuesta planificada

Ni bien pongo un pie fuera del aula, me arrepiento instantáneamente y vuelvo a entrar al salón como si estuviese escapando de mi peor pesadilla. Simplemente no puedo hacerlo y mi cuerpo me lo está advirtiendo: un ligero mareo invade mi cabeza y mi garganta parece resecarse segundo a segundo, sobre todo al notar que Mikaela no frenará hasta que haya conseguido lograr nuestro objetivo.

Ese del que, en este momento, no quiero saber nada en absoluto.

—¡Vamos, Britt, anda! ¡Ahora! —dice Mika, tirando de mi ropa para sacarme al pasillo.

—Mejor otro día —le digo esquiva, intentando quedarme en mi sitio sin lograrlo. Mika, en lugar de dejar de tironear y considerarme un caso imposible, forcejea aún más, obligándome a avanzar unos pasos hacia la puerta.

Es increíble que siendo tan pequeñita tenga esa fuerza.

—¡Estuvimos esperando todo el fin de semana! Qué va... ¡fueron meses hasta que te decidiste! No puedes echarte atrás. ¡Acabas de decir que lo harías! —insiste, prácticamente chillando.

—¡Pienso en eso y casi no puedo respirar! ¡No puedo hablarle así!

—¡Si piensas de esa forma jamás le hablarás! ¡No seas cobarde, Britt!

—¡Lo sé! —«Y tal vez eso sea lo mejor que pueda pasarme, a pesar de quedar como una cobarde», pienso para mí misma. Pero en lugar de admitir eso en voz alta, ruedo los ojos ante su comentario. ¡Qué fácil es para ella esta situación! Mika no es la que quedará como una lunática frente al chico más guapo del instituto.

Se supone que las amigas no te obligan a hacer cosas que no quieres; ellas te deben comprender y decirte que hagas lo que salga de tu corazón. ¡No actuar de esta forma! Pero, cielos, estoy hablando de Mika. Ella es la persona más energética y positiva que existe en el mundo, es obvio que no voy a poder escapar tan fácilmente.

Tal vez nunca debí haber apostado. O haberle contado a Mika sobre la apuesta, mejor dicho. Pero, en el momento de contarle, sabía que sin su empuje jamás lo lograría.

—Es tu oportunidad, Britt. O lo tomas o lo dejas. Y si lo dejas, le hablaré yo. Y si me hace caso a mí primero, tú te lo pierdes —me reta ella, subiendo su tono de voz una octava más arriba.

La estoy exasperando. Si hay algo que no tiene Mika, es paciencia.

«Vamos, Britt. Es solo hablarle y ya está. ¿qué hay de malo en eso?», digo para mis adentros, en un intento de convencerme a mí misma.

—No quiero hacerlo —musito, cerrando fuertemente los párpados.

—¡Sí que quieres! Pero te da miedo —grita ella, casi bufando—. ¿Crees que soy tonta solo por ser un año menor que tú? Por algo hiciste la apuesta. solita apostaste eso, fue tu voluntad.

—Y definitivamente me equivoqué en apostar —comento y, finalmente, me dejo llevar por Mika hasta el inminente desastre.

Mi inminente desastre.

Al menos, cuando hice la apuesta, el desastre parecía valer la pena. ¿Qué fue lo que aposté? Que puedo hablar y sacarme una fotografía con el clon de mi modelo preferido de tapas de libros, Peter Toph. Pero, si no lo logro, debo subir un vídeo a mi cuenta de instagram cantando.

Y no, ni de coña quiero subir algo así. Yo no canto.

No sé por qué aposté algo así.

Así que debo completar la primera opción. No solo por mis seguidores, que ahora están expectantes, sino que también por mí. La vida se trata de vencer miedos y de superarse a uno mismo, ¿no? El problema es que es fácil llegar a esa conclusión, pero difícil ponerla en práctica.

El chico del salón de enfrenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora