Capítulo 8. La promesa

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Narra Rubén

Estaba en mi habitación, verlos besarse me dolió he de admitirlo. Pensaba que Samuel sentía algo por mí, pensaba que Guille era su pasado e iba a dejarle. Pero me equivoqué, aquel beso me demostró todo lo contrario.

Mangel estaba conmigo, me estaba mirando cosa que me incomodaba un poco. Sé estaba preocupado por mí pero me empezaba a incomodar su mirada intentando analizar mis pensamientos.

-Mangel, estoy bien.- dije

-Rubén, no hace falta que me mientas.-dijo

-No, lo hago.- dije.- Samuel no lo es todo para mí

-Rubén... .-susurró

-Mangel, es...

Algo me interrumpió, ruidos provenientes de la habitación de Samuel. Mejor dicho gritos, gemidos de placer. Lo estaban haciendo en mi casa, y conmigo presente.

No pude evitar soltar una lágrima, y dar un fuerte golpe en la pared de la ira que estaba sintiendo. Ira o más bien decepción o engaño me sentía enfadado, decepcionado y engañado.

-Rubén... .-susurró Mangel

Yo seguía golpeando la pared, no podía contenerme. No quería, tras unos cuantos golpes y la mirada de preocupación de Mangel clavada en mí hizo que parase.

-Estás sangrando.- dijo

No me había dado cuenta no me dolía, me fije y era cierto estaba sangrando tenía unas cuantas heridas en mi mano derecha. Dejamos de oir los gritos, minutos después oimos como la puerta se cerraba. Tras eso, Mangel decidió salir de la habitación.

Tardó unos momentos, oí sus voces estaba hablando con Samuel. No quería saber nada de él, cerré la habitación y me senté al lado de la puerta apoyando mi espalda sobre ella. Volví a oír la puerta, cerrarse. Mangel se había ido me volvía a dejar solo con él.

Oí sus pasos acercándose, llamó a la puerta. No quería responderle, pero insitió.

-Rubén, por favor te lo puedo explicar

-Samuel, vete. Lárgate de aquí.- grité

-Rubén...

-No quiero saber nada de ti.- le interrumpí

-Pero...

-De verdad márchate, vete con Guille y no vuelvas más.- grité

Noté como las lágrimas corrían por mis mejillas, solo quería que se fuera que se marchara.

-Rubén, escúchame por favor.- suplicó

Me levanté cabreado, las lágrimas aún seguían corriendo por mis mejillas. Di un golpe en la puerta, lo más fuerte que pude

-Vete, Samuel vete.- dije con un hilo de voz.- Vete y deja de hacerme daño

Narra Samuel

Oir su voz, oir su voz rota en un hilo de voz. Me dolió aquellas palabras... se me clavaron en el corazón, no podía irme, no aún no.

Sé que había hecho las cosas mal, pero debía solucionarlo, se lo debía a él. Tenía que hacer algo, me senté en la puerta me apoyé en ella. Y comencé a hablar, esperaba que me estuviera escuchando.

-Rubén, hace poco me preguntaste que significabas para mí. No pude responderte lo sé, pero ahora ya puedo hacerlo. Ya sé lo que TÚ significas para mí.- respiré hondo y seguí hablando

-Rubén, en estos días. Has pasado de ser alguien a quien apenas conocía, alguien con quien no tenía relación a alguien de quien estoy empezando a sentir algo. No puedo aún definir mis sentimientos.

-Solo sé que lo que tú me haces sentir, nadie antes lo había logrado. Mi corazón se acelera al sentir tus besos, al sentir tu presencia. Nuestra primera vez fue única, nunca antes había sentido algo así.

-Tú eres para mí, una persona única que me ha hecho experimentar cosas únicas.
Eres de la primera persona de la que... creo que me estoy enamorando.

Narradora

Samuel terminó de hablar, había expresado por primera vez sus verdaderos sentimientos hacia Rubén. Había expresado lo que sentía desde lo más profundo de su corazón.

Rubén había estado oyéndolo todo a través de la puerta que era lo único que los separaba. Ambos estaban sentados sobre ella, y en la misma posición.

Rubén al oír esas palabras, le conmovieron mucho, quería llorar y golpear la pared al mismo tiempo. La persona a la que más quería era la que más daño le hacía.

Samuel por su parte deseaba oír alguna respuesta, aunque sabía que no la iba a tener. Él tenía otro dilema en su cabeza, quería cortar con Willy, para estar con Rubén y dejar de hacerle daño; pero no sabía como se lo tomaría Willy. Él solo deseaba dejar de hacer daño a la persona que amaba.

Ambos se quedaron con la cabeza apoyada sobre la puerta mirando al techo. Deseando que el otro dijese algo, deseando levantarse y abrir esa puerta que les separaba. Deseaban acortar la distancia y arreglar las cosas.

Pero una cosa es desear, y otra muy distinta hacerlo. La realidad era otra los dos se quedaron en su sitio mirando al techo, el tiempo pasaba y ninguno hacía nada.

Narra Rubén

Sus palabras, he de decir no me las esperaba. Quería responderle, pero no podía aún no. Esperé un tiempo, pensé en todo y en lo que era él para mí.

Entonces supe con seguridad que yo también me estaba enamorando, aunque me costase admitirlo. Pero él desgraciadamente aún seguía con Guille.

-Samuel... .-susurré

-Rubén.- oí desde el otro lado

-Prométeme algo...

-¿Qué?.- preguntó

-Júrame que cumplirás tu promesa

-Te lo juro.- susurró

-Prométeme que no me harás más daño.- dije

-Te lo prometo, Rubén.- dijo alto y claro.- Nunca más volveré a hacerte daño.- sentenció

-Samuel... .-susurré

-Sé lo que vas a decir, y te prometo que mañana mismo lo haré

-Quizá mañana sea demasiado tarde.- advertí

-No, te prometo que no lo será.

-Samuel... ¿me quieres?.- pregunté con miedo

-Rubén... te amo .-respondió

Ambos nos levantamos, abrí la puerta. Y ahí le vi, nuestras miradas se cruzaron, pude ver sus ojos. Nos acercamos lentamente y nos fundimos en un beso.

Ese beso significó mi perdón, y que cumpliría su promesa. A ambos nos costó separarnos, sentir sus cálidos y suaves labios siempre fue un placer para mí.

-Rubén, te quiero.- susurró en mi oído una vez nos separamos

-Yo también a ti.- respondí

Y nos volvimos a besar, entramos en mi habitación y fue una noche mágica. Lo hicimos, fue único ese momento. Estaba feliz y sonriendo.

Deseaba que llegase mañana para poder decirle al mundo que Samuel y yo estábamos juntos. Deseaba que rompiera de una vez por todas con él.

Mis sentimientos para con él estaban cambiando y abriendo nuevos caminos.

Tan solo deseaba que cumpliese su promesa, me lo había jurado y no hacerlo, no cumplirla supondría el fin para nosotros.

BIPOLAR - RubegettaWhere stories live. Discover now