Capítulo 14. ¿Qué has hecho?

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Narra Rubén

Mangel y Samuel acababan de salir de mi habitación, cerraron la puerta antes de irse. Cuando oí sonar mi móvil, me habían enviado un mensaje. No tenía muchas ganas, pero lo cogí y vi de quien era, era de Guille.

Guille: Rubén, en el fondo de tu corazón sabes que Samuel siempre fue y será mío.

Rubén: Eso no es cierto, Samuel me ama

Guille: Si de verdad te amase, nunca lo hubiera hecho conmigo contigo delante. Nunca me hubiese dejado besarle aunque fuese por última vez

Guille: Rubén, solo está jugando contigo. Lo que pasa es que aún no te das cuenta

Leí el mensaje una y otra vez, no podía dejar de pensar en ello. Era cierto, si de verdad me amara ¿por qué lo hizo? ¿Por qué dejó que le besase o por qué accedió a hacerlo en mi casa y conmigo presente? Tal vez era verdad, y Samuel solo estaba jugando conmigo.

En ese momento sentí un vacío adueñándose me mí, sentí un dolor muy fuerte en mi pecho. Quería llorar y golpear algo pero no podía. Con las pocas fuerzas que tenía me levanté y cerré la puerta.

Me acerqué a mi mesita, abrí un cajón, en el que guardaba una navaja en caso de emergencia. Algo en mí me decía que si lo hacía dejarían de hacerme daño.

La cogí, la miré fijamente, pensé un momento lo que estaba a punto de hacer, lo sabía perfectamente. Y lo hice.

Descargué todo mi dolor, con aquella navaja. Los recuerdos dolían, pero lo que más dolía era la persona que los causó.

Sentí la cuchilla sobre mi piel, vi las líneas de sangre que se dibujaban sobre mi brazo. Cada corte era más profundo que el anterior.

Oía la puerta sonar, oía los gritos de Mangel. Oí los golpes sobre mi puerta, pero nada de eso me importaba ya.

Hubo un momento en el que todo dejó de doler, mi mente se quedó en blanco, los recuerdos dejaron de existir. Sentí mi mirada desvanecerse, y comencé a ver una profunda oscuridad.

Narra Vegetta

La imagen que vimos al entrar en su habitación... ninguno nos lo creíamos nuestra expresión cambió radicalmente.

-¡Rubén!.- grité corriendo hacia él

Le cogí entre mis brazos, no podía creer lo que estaba viendo. Sus brazos, cortes algunos de ellos profundos, la sangre corriendo a través de ellos.

Vi a Mangel, su cara lo decía todo. Llamó rápidamente a una ambulancia.

-Rubén, ¿qué has hecho?.- susurré para mí mismo

La ambulancia vino lo más rápido que pudo. Me monté junto a él, y fuimos al hospital. Al llegar me dijeron que esperase, le tenían que curar los cortes. Algunos de ellos habían sido profundos, pero se recuperaría.

Mangel llegó unos minutos después, yo estaba sentado en una silla viendo los minutos más largos de mi vida pasar. Poco después llegaron Alex y Frank.

-¿Qué ha pasado?.- preguntó Alex preocupado

-Se... ha intentado... suicidar.- dije yo

Sus expresiones parecieron tensarse y llenarse de preocupación. Ni yo mismo entendía lo que había pasado

-¿Cómo ha ocurrido?.- preguntó Frank

-Se encerró en su habitación, no nos abría y forzamos la puerta, al entrar lo vimos.- contó Mangel su voz parecía a punto de romper a llorar

-¿Sabéis por qué...?.- preguntó Alex

-No, si lo supiese no estaría así.- dije borde

-Tranquilo, Samuel.- dijo Frank.- Eso no ayuda

-Tienes razón, pero no puedo estar calmado.- respondí

-Te entiendo, pero no eres el único que lo está pasando mal.- dijo mirando a Mangel.- Aquí todos somos sus amigos

-Lo sé, lo siento. Llevas toda la razón del mundo

El tiempo pasaba y seguíamos en esa maldita sala de espera. No podía dejar de pensar en él, en mis brazos y con esos cortes en los suyos. No podía entender que le estaba pasando, no podía que le había sucedido, que había pasado por su cabeza para llegar a hacer eso.

No lograba encontrar una explicación, ahora solo quería poder verle y saber que estaba bien. No podía dejar de caminar de un lado para otro, era algo que solía hacer cuando me ponía nervioso.

Frank me miraba en una de esas se levantó y se puso delante mía. Me cogió de los hombros e hizo que le mirase a los ojos

-Relájate, va a estar bien.- dijo.- Y para de una vez de dar vueltas me estás poniendo a mí nervioso

Tras decirme aquello, una puerta se abrió de la que salió el médico, parecía inquieto por alguna razón desconocida

-Familiares de Rubén Doblas.- dijo

-Aquí, somos sus amigos.- dije

Se acercó hasta nosotros, llevaba una especie de carpeta donde parecía tener el informe de Rubén

-El paciente, ya hemos curado sus brazos. Se recuperará ha perdido algo de sangre pero saldrá de esta.- nos informó.- Eso sí debo advertirles de que tengan más cuidado la próxima vez, no debéis dejar que esto se repita.- añadió con tono severo

-Doctor, ¿podemos verle?.- pregunté

-Un momento, le estamos haciendo algunas pruebas

-¿Pruebas de qué? ¿No acaba de decir que está bien?.- preguntó Mangel

-Sí, y lo está. Pero estamos comprobando algo, por lo que nos dijo su amigo en la ambulancia de camino al hospital, hemos decidido hacerle algunas pruebas.

-¿Cuando podremos verle?.- pregunté

-Cuando terminemos, saldré a avisaros.- dijo

Volvimos a sentarnos, esta vez estaba un poco más calmado. Aunque seguía extrañándome esas "pruebas". Pensé en lo que dijo el doctor yo solo señalé que Rubén padecía raros cambios de humos frecuentemente debía ser esa la razón por la cual estaban haciéndole las pruebas.

-Bueno, parece que Rubius saldrá de esta.- dijo Alex

-Sigo preguntándome la razón.- dije

-Ya, todo es muy extraño.- señaló Frank

-Es cierto, parecía feliz en el aeropuerto.- dijo Alex

-Es que lo estaba.- dijo Mangel

Todo ello era verdad, Rubén estaba feliz. No tenía razón aparente para el bajón que tuvo. Y mucho menos, para hacer esto.

-Rubén, ¿qué te pasó?.- murmuré para mí mismo

Las cosas en mi nueva vida iban fatal, nunca quise que nada le sucediera. Nunca imaginé que podría hacer algo así, que algo de esto pudiera suceder.

Tan solo deseaba empezar una nueva vida, con mi novio, con la persona a la que quería. Tan solo deseaba que esa persona fuera feliz.

Mil gracias a todos por los 600 leídas. Y muchísimas gracias a todos que votáis y comentais. Muchas gracias de verdad por leerla.

Un beso enorme a todos ♥.

Espero que os guste ;).

BIPOLAR - RubegettaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant