Capitulo 50

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A veces pasa que no puedes darte cuenta de que tanto necesitabas de algo hasta que lo tienes en tus manos o entre tus brazos en mi caso. El volver a reunirme con mis padres fue algo que simplemente necesitaba. Recuperé una parte de mí que había perdido, ni yo sé cuándo.

Ahora me encontraba en Nueva York con ellos y mi pequeño bodoque de amor con patas. Quien estaba muy feliz por tener más mismos de los que estaba acostumbrado. Como llego Chopper a mis manos es algo no especifiqué exactamente como fue, todavía no podía tocar el tema sin que liquido saliera de mis lagrimales.

Cuando me muera y esté en el más allá me voy a ofrecer como doble de la llorona, soy efectiva con la emoción y rápida con la lágrima.

En fin que mis padres hayan decidido que una parte de su viaje estuviera cerca de donde yo estaba me vino definitivamente bien. Su plan era pasar a visitarme pero como ya no tenía nada que hacer en L.A... ¿Por qué interrumpir su ruta?

Hable con ellos acerca de lo que pensaba hacer y lo aceptaron muy bien, quizás fue por lo destrozada que me vieron o simplemente porque son mis padres y siempre estarán ahí cuando los necesite. Por eso el día que puse mis pies en el aeropuerto mi papá estaba ahí listo con sus brazos abiertos, era lindo saber que hay cosas que no se podían perder. El vínculo entre mis padres y yo era una de esas cosas.

*Flasback*

—¡Ori! Hija cuanto te extrañe. —Sus brazos alrededor de mi cuerpo haciendo fuerza hicieron que mi corazón se sintiera mucho más liviano.

—¡Hola, papi! —me separé un poco y cuando me dio un beso en la mejilla no me aguante y volví a abrazarlo mientras me echaba a llorar sin consuelo. Mis emociones eran un parque de diversiones dentro de mí y no podía controlar ninguna.

Me acurruque tanto a él buscando el calor que hacía días no tenía.

—¡Ori! —su voz contenedora era la misma que usaba cuando de chica me peleaba con alguien o algo salía mal, él siempre me hacía saber que todo estaría bien. —No llores que me vas a hacer llorar a mí también...

—Perdón, es que... —mi voz se volvió a quebrar. —Tengo el corazón roto. —dije encogiéndome de brazos sin poder guardarme un segundo más todo. —Y duele...

El suspiro mirándome como si fuera pequeña nuevamente. —Ay Ori... —me volvió a abrazar dejando de lado las valijas. —Que grandísimo estúpido aquel que se perdió a mi chica, la más preciosa de todas. Sos una reina cariño y el que no lo pueda ver y valorar no merece estar cerca de ti.

—Papa, yo no hablo de...

El interrumpió mis palabras, yo quería aclararle que no era Santiago.

—Lo sé, ya a tu madre y a mí nos quedó claro que no hablabas de él hace mucho.

—Gracias, pa...

—Ya vamos a tener tiempo de hablar y de que me pases la dirección del afortunado al que tengo que matar por herirte así... —me reí, era inevitable que alguna de esas cosas no salieran de su boca. —Pero vamos por mamá que se muere por verte también.

—¡Espera! Antes tenemos que pasar por alguien más. —Me miró desconcertado. Tenía que pasar a buscar al gordo que tuvo que viajar con otros de su clase.

Luego de ir por Chopp, que estaba feliz de estar a mi lado nuevamente. Fuimos por el auto que mis padres estaban alquilando y de camino pasamos por comida.

Cuando llegamos un grito ensordecedor, particularmente agudo llegó a mí. Cuanto la extrañaba. Mi pequeño huracán de madre salió de no sé dónde y corrió hacia mí para abrazarme como si no hubiese un mañana.

"Una jugada inesperada"Where stories live. Discover now