Al entrar a la adolescencia empecé a preguntarme cosas como ¿Por qué nadie notaba a ese monstruo más que yo? o ¿Sería qué quizás, lo notaban, pero a nadie le importaba?
¿De dónde había salido ese monstruo?
No dejaban de darme vueltas en la cabeza las dudas, y quise buscar algunas respuestas, así que fui con la mejor fuente..el monstruo mismo.
Una noche que estaba en un estado de tristeza, y no de furia, como acostumbraba, sentados frente al ventanal de mi habitación, mientras mirábamos al cielo, ya oscuro y sin estrella alguna, intenté poco a poco interrogarlo, de manera sutil, para no espantarlo con algúna situación que no quisiera afrontar..
Este se mostró algo desconfiado al principio, pero resultó cooperante.
Calmo, en plena quietud, se sumió en un trance de reflexión tanto extraña, como aterradora, trató con fuerza de hacer memoria, pero, luego de meditarlo un rato, confesó que no recordaba mucho anterior de la primera vez que nos vimos..sólo viejas imágenes que le venían en sueños..
"Un tipo en una habitación a oscuras..una niña sola en casa.."
"Gritos..llanto..una mujer siendo golpeada.."
"Una niña sola, llorando.."
"Un cementerio.."
"Luego todo se repite.."
-Dijo mirando a la nada-.
Y, mientras las lágrimas caían de sus ojos, se tumbó hacia atrás en la cama, y cubrió su cara con la almohada..
"No puedo recordar más, y tampoco sé si quiero" -acabó la Inquisición-.
