Familia

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Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi.

-.-Familia-.-

—¿Estás listo para esto? —preguntó, Sakuno.

—No.

—Ryoma-kun —se quejó.

—¿Quieres que mienta?

—Mou... quedamos que hoy diríamos la verdad.

—Che'...

Ryoma maldijo por lo bajo.

En ese momento lamentó haber dado su palabra. Pensó guardar el secreto por más tiempo, quizá unos meses o un año; después de todo, los únicos involucrados en la decisión eran ellos. De esa manera, se evitarían dar explicaciones sobre sus actos a la abuela de Sakuno, que estaba un poco mayor para recibir la noticia con buena cara y no sufriera un ataque cardíaco. Por su madre, no tendría problemas porque estaría más que feliz; sin embargo, el dolor en el trasero sería su padre. Nanjirou Echizen y sus frases célebres lo harían quedar en ridículo.

Esa aparente reunión familiar que se llevaba a cabo en el jardín de la casa Echizen, se convertiría en su sentencia de muerte una vez que confesaran que, Sakuno y él, se habían casado por civil hace tan sólo dos semanas.

Una casa de playa en la mejor ciudad de los Estados Unidos, viviendo completamente solos, contactos de confianza que se convirtieron en testigos, y el tiempo en contra antes de volver a Japón, fueron los condimentos exactos para que un día le sugiriera a Sakuno zanjar la relación en algo más que promesas. En ese momento no necesitaron de formalidades, ni de familiares, y sólo confiaron en un contacto de Ryoma que era abogado, y que podía casarlos en un chasquido de dedos. No necesitaron más.

En medio de la ilusión de recién casados, y una vida por delante, nunca pensó que llegaría el momento de confesar la locura.

—Entonces... —continuó Sakuno.

Miró hacia la pared como si hubiera algo interesante, y luego suspiró. Supuso que ante tanta insistencia, tendría que dar su brazo a torcer, pues tarde o temprano tendrían que enterarse.

—Sakuno —llamó serio y concentrado en la mujer frente a él—. Si estás dispuesta a soportar las estupideces de mi padre, lo haremos.

—¿Q-Que? —cuestionó, asustada—. ¿T-Tan terrible puede ser?

—No tienes idea.

—Estoy más preocupada por mi abuela, pero... —comentó, nerviosa—, ¿qué podría decir tu padre?

—¿Estás embarazada? ¿Cuántos meses tienes? —Enumeró preguntas que se le vinieron a la mente en ese momento—. ¿Ya sabes si será hombre o mujer?...

—¡Espera! —exclamó, totalmente sonrojada—. Pero... como podría preguntar eso si no sabe que... —El color carmesí en su rostro fue más intenso.

—Estamos casados, ¿qué otra cosa podría pensar?

—Mou... estás tratando de convencerme que no le digamos.

—¿Quieres comprobarlo tú misma? —cuestionó, de manera retadora.

—Lo haremos —aceptó, determinada.

Ryoma aceptó a regañadientes.

Tomó la mano de Sakuno, siguieron por la sala y salieron por la puerta de madera que dividía la casa principal con el jardín. Fueron por el camino de piedras, y al final, vislumbró el lugar que su padre escogió para llevar a cabo la barbacoa familiar de esa tarde. No era una tradición que estuvieran ahí reunidos, pero le pareció buena idea poder compartir con su entrenadora de tantos años; después de todo, se convertirían en familia.

Con los nervios hechos trizas, y las caras sonrientes de los adultos, no supieron como expresarse en un primer momento; tuvieron que acomodarse a la reunión. Mientras Nanjiroh se dedicaba a freír la carne con las diferentes especias que tenía en la mesa, aprovecharon para colarse entre la conversación de las personas mayores. Sumire contaba anécdotas pasadas de la escuela, y de su vida en retiro que ahora tenía. Rinko que comentaba algunas de sus experiencias cuando era joven, y hacía intervenir a Sakuno para que contara parte de su viaje a Estados Unidos con Ryoma. Después de todo, era de conocimiento público las vacaciones que se tomaron.

Ante los ojos de ellas, seguían siendo novios.

Todo parecía ir por buen cause, y no se prestaba para hacer la confesión, hasta que la boca de Nanjiroh fue más grande que su curiosidad, y en actitud completamente picara, preguntó cuándo pensaban formalizar la relación.

No pudo esperar más de su entrometido padre.

En ese momento de de oportunidad, mandó todo al demonio. Bien suelto de huesos, contestó de mala gana lo que su respetado padre quiso saber. La boda en secreto que tuvieron en Estados Unidos.

La respuesta llegó como un balde de agua fría a los presentes, que se quedaron callados y con la carne de la barbacoa a punto de quemarse.

Nanjirou fue el primero en hablar.

—Ryoma... ¡Resultaste ser más eficaz que tu propio padre!

Comentario mal intencionado número uno.

—Sakuno-chan, ¿estás embarazada? ¿Cuántos meses tienes? ¿Ya sabes si será hombre o mujer?

Preguntas fuera de lugar en menos de dos segundos.

—Mi pequeño Ryoma creció tanto —expresó Rinko entre lágrimas—. ¡Muchas felicidades a ambos!

Su madre nunca fue un problema después de todo.

—¡Abuela! —gritó, Sakuno.

La preocupación de Sakuno se hizo realidad.

Ni bien su novia se acercó para escuchar su respuesta, la anciana se desvaneció. Gracias a los rápidos reflejos de Nanjiroh, evitó que cayera al suelo, y la acogió en brazos.

Por esa razón, siempre pensaba las cosas antes de hablar, y más si su familia estaba involucrada.

La reunión familiar terminó con la llegada de la ambulancia.

-Fin-

N/A: Un día más listo.

¡Gracias por leer!



Momentos (Ryosaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora