Lazo

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Disclaimer: Los personajes pertenecen a Takeshi Konomi.

-.-Lazo-.-

Sakuno se miró al espejo una vez más.

Se mostró conforme ante las prendas que eligió para esa noche. Un vestido rosado que le llegaba arriba de las rodillas, una pequeña chaqueta para cubrirse los hombros del frío, un collar con un dije de corazón, unos aretes, y maquillaje suave. Se demoró más de tres horas arreglarse, y más de dos semanas elegir el vestido que usaría para esa fecha tan especial, que estaba demasiado ansiosa a que llegara la hora pactada. Después de tanta espera, era el momento.

Su primer aniversario con Ryoma.

No estaba segura que pudieran celebrar el primer año de novios de esa manera, un tanto elegante, pero no pudo quitarse de la cabeza hacerlo. No tenía nada de malo agregar una celebración más al calendario. El entusiasmo fue más fuerte que la razón, y terminó por sugerir tal idea, que para su alivio, fue aceptada por Ryoma sin resistirse. Sabía muy bien que su novio no era muy adepto a las fiestas, así que preparó todo lo necesario para que pasaran una noche tranquila, al calor de las velas, y viendo las estrellas.

Esa noche sería especial.

Alisó el ceñido vestido, arregló la chaqueta en ambos hombros, y repasó las manos por el cabello. Había decidido hacer algo diferente para esa noche, se deshizo de las largas trenzas, y sujetó el cabello en una coleta alta, pues si lo dejaba completamente suelto, seguro sería más largo que el propio vestido. Notó que con el cabello de esa manera le daba un aire menos infantil, y sacaba a relucir su lado femenino que Ryoma veía siempre.

Con un ligero tinte en las mejillas, dejó el espejo y volvió hacia el mueble. Sonrió ante la caja de terciopelo azul que descansaba sobre la madera. Movió los dedos por el suave terciopelo, y abrió la caja. Un lazo color rosado quedó expuesto en el interior. Aún sorprendida por el contenido, lo cogió, pero no supo qué hacer con él. Pensó que se trataba de alguna broma, porque no entendía para qué necesitaría uno.

Un lazo tan enigmático como Ryoma.

Esa mañana su novio llegó hasta su casa, precisamente cuando no se encontraba, y su abuela lo atendió. Como parte de un mensaje para ella, dejó encargado que le hiciera presente la caja de terciopelo, acompañado de una pequeña tarjeta y unas cortas palabras.

"Para mi regalo"

Mientras se alistaba para esa noche, estuvo tan sumida en sus pensamientos que hasta ese momento, no pudo descifrar lo que significaba. Tal vez se hubiera equivocado en el mensaje, y pensó poner que se lo regalaba, o que era un regalo para ella. No estaba segura. Se lo tendría que preguntar.

Pensativa de qué hacer con el lazo, una idea le saltó a la mente. Se movió nuevamente al espejo, y aprovechando que decidiera hacerse una coleta, usó el lazo para amarrarlo junto a la cinta simple que llevaba. Parecía un excéntrico moño en medio de la cabeza. No tuvo otra alternativa. Se vería muy fuera de lo común que usara el objeto en el vestido.

No tan segura del trabajo, sus pensamientos fueron interrumpidos por los sonidos de un motor. Alarmada, se dirigió hacia la ventana. Notó el auto deportivo negro estacionado a un lado de la casa, y Ryoma salió por la puerta. Tragó saliva al verlo tan formal y varonil, que por un momento quiso arrancarse el lazo de la cabeza, y evitar que se viera como una niña. Tendría que culparlo por darle algo así.

Sin otra salida, sólo le hizo una seña que salía en un momento.

A toda prisa, se vio por última vez en el espejo; dio el visto bueno. Cogió una pequeña cartera de mano y los zapatos de tacón alto. En un suspiro determinante, salió rápidamente, caminó por el pasillo, y bajó por las escaleras. Deteniéndose en la entrada, se colocó los zapatos en ambos pies. Abrió la puerta principal para encontrarse con el rostro serio de Ryoma.

Se puso nerviosa al notar que le recorrió la vista de pies a cabeza.

—¡Yo! Sakuno —saludó Ryoma, de manera informal.

—Ohayo, Ryoma-kun.

—¿Está tu abuela?

—N-No —respondió—. Salió a una reunión de amigos, así que demorará.

—Ok. —dijo cortés. Por lo menos no tuvo que saludar a alguien más—. ¿Nos vamos?

—Sí, estoy lista.

Al recibir un asentimiento de su parte, salió unos pasos de la propiedad, y cerró la puerta con llave. Caminó al lado de su novio hasta llegar al auto.

—Lindo lazo —agregó, Ryoma. Una sonrisa irónica se le formó en el rostro.

—¿Te estás burlando? —Hizo un puchero con los labios—. Fue tu regalo —acusó.

—Exactamente, no.

—¿Ah? —expresó, extrañada—. Pues no entiendo a qué te refieres.

—No es la forma correcta de decirlo —explicó—. Es para mi regalo.

—Por eso, fue tu regalo —recalcó.

—Es para mi regalo —volvió a repetir—. Además, lo estás usando mal.

—Mou... ¿podrías explicarte mejor? —cuestionó, vencida.

Sintió a Ryoma moverse cerca de ella. Llevó sus manos cerca de su cabello, exactamente donde estaba el sujeto el lazo y comenzó a sacarlo. Se quejó que arruinaría su peinado, pero no le tomó importancia.

Che'... —maldijo. Cogió el lazo, y sacó un objeto de su bolsillo—. Al parecer dejé olvidado esto.

—¿Un broche?

—Es para sujetarlo. —Enganchó el pequeño broche plateado en la parte trasera del lazo, y lo ubicó en la parte delantera del vestido—. No te muevas —ordenó.

Sintió los dedos de Ryoma por su piel, cuando levantó parte de la tela del vestido para que encajara el broche. En ese modo, dejó de parecer infantil, ahora era una especie de regalo. Como si el vestido fuera una envoltura rosada, con un lazo de adorno del mismo color.

—¿Ves? —expresó, Ryoma, confiado—. Es para mi regalo.

En ese momento, entendió. Ella era el regalo de Ryoma.

—Un regalo que pienso reclamar más tarde.

Un tinte rojo invadió ambas mejillas. Iba a decir algo, pero fue detenida por los labios de su novio, que la besaron tendidamente.

Estaban en igual de condiciones.

Esa noche de aniversario, habría intercambio de regalos.

-Fin-

N/A: Pues nos perderemos el intercambio de regalos XD

Gracias a todos por sus lecturas y votos.


Momentos (Ryosaku)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora