Introducción.

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Luke Hemmings.

03:01 a.m

Otra noche de delirio acababa de comenzar.

Las voces seguían rondando en mi cabeza como si realmente estuviesen en mi habitación. Mis manos y mi frente sudaban y mi cuerpo temblaba de tal manera que podía escuchar como mis dientes chocaban entre si.

Lucas...

Lucas...

Lucas...

Podía escuchar como susurraban mi nombre a pesar de que no había nadie en la habitación excepto yo. Mis ojos comenzaban a humedecerse pero me rehusaba a derramar lagrimas.

-Solo es un sueño...- Me dije a mi mismo en voz baja.- Nada de esto es real ...- Volví a susurrar, excepto que a diferencia de la vez anterior, alguien me respondió.

No servirá de nada que lo niegues Luke...

Escuché a través de la oscuridad.

Estás loco...

Estás loco...

Estás loco...- Repetían constantemente mientras mas risas y llantos se escuchaban a lo lejos.

Lucas...

-¡¡Ya basta!!- Grité a la nada y llevé mis manos a mis oídos.
Pero aún podía escuchar como los susurros seguían en mi cabeza.

Mi cuerpo estaba completamente helado, pero sudaba como si hubiese estado en el mismísimo infierno.

Cerré mis ojos y una pequeña lágrima cayó de ellos.
Sentía como si presionaran mi pecho y me forzaran a dejar de respirar.
Mis labios temblaban y sentí mis propios sollozos salir.

Las voces y gritos seguían atormentándome y gritando mi nombre. Algunos solo me decían que duerma y otros gritaban que debía correr e irme.

-Cállense...- Susurré, y obviamente no se detuvieron.- ¡¡Largo de mi cabeza!!

No cierres los ojos Luke...

No nos iremos...

Escuché esta vez aún mas fuerte.

Tapé mis ojos con mis manos que anteriormente estaba en mis oídos, y sólo esperé a que se detengan...

O simplemente a que alguien llegara a mi cuarto y me despertaran de este horrible sueño. Que parecía no tener ningún final.

No parecían querer dejarme en paz.

Así que simplemente me dediqué a escucharlos y tratar de entender que significaba esta horrible pesadilla.
No había otra manera de hacerlos callar.
Era como si cada vez que tapaba mis oídos el tono de sus voces aumentaba.

Mis ojos seguían derramando lágrimas, mis manos aún sudaban y mi cuerpo no dejaba de temblar.

-Ya basta, por favor.- Dije, aunque sabía que de todas formas sería inútil tratar de combatir con ellos.

Sean quienes sean.




Esquizofrenia. LHWhere stories live. Discover now