Capítulo 2

783 37 2
                                    

-¡Kazuha, ha llegado Heiji-kun!

-¡Voooy!

Bajé las escaleras, hoy más despacio y tranquila que ayer, hoy me levanté antes y no he tenido que hacerlo todo corriendo, eso sí, tengo más sueño de lo habitual.

-Buenos días, Heiji.

-Buenos días, Kazuha. ¿Nos vamos?

-Sí. Adiós, okāsan.

-Adiós, Kazuha-chan.

Empezamos a andar sin hablarnos. No es raro, ni Heiji ni yo sabemos de qué hablar por las mañanas, nuestras vidas no son tan interesantes como para que nos pase algo relevante en las diez horas en las que no nos vemos, de las cuales ocho las pasamos durmiendo.

Al llegar a la esquina de la calle me paré, recordando que había quedado aquí con Ashai el día anterior.

-¿Qué haces, Kazuha?¿Por qué te paras?

-Oh, es verdad, no te lo he contado: ayer conocí a un chico nuevo en el instituto que vive por aquí y le dije que se viniera con nosotros.

Heiji abrió los ojos como platos y me gritó:

-¿¡Y por qué haces eso?!

-Solamente estaba siendo educada. Se presentó muy educada y amablemente, no podía ser tan desconsiderada. ¿Y a ti qué más te da?¿Por qué te pones así? No es para tanto.

Heiji se quedó callado durante unos instantes con una cara pensativa. Arg, odio cuando se pone así y no sé en qué piensa. Entonces dijo:

-Tienes razón, no es para tanto. No sé por qué me he puesto así. ¿No es ese de allí el chico del que hablabas?

Señaló atrás mío y al girarme vi a Ashai viniendo sonriente hacia nosotros, pero en cuanto posó su vista en Heiji su sonrisa se borró un segundo, para volver a sonreír un momento después. Al llegar a mi lado me saludó:

-Hola, Kazuha. No sabía que iba a acompañarnos otra persona.

-Oh, sí. Os presento. Ashai, éste es Heiji, un amigo de la infancia. Heiji, éste es Ashai, el chico nuevo del que te he hablado.

Los dos se dirigieron un ''hola'' bastante seco y una mirada bastante fría, en mi opinión. Qué raros que son los chicos, de verdad...

Me sentí bastante incómoda de camino al instituto. Cada vez que intentaba entablar conversación con alguno de los dos chicos, me respondían con monosílabos o hablando lo menos posible. Menos mal que el instituto está cerca. Una vez allí Ashai se separó de nosotros para ir a su clase. En el momento en el que desapareció de mi vista, Heiji me dijo:

-Siempre te juntas con la gente más rara (a excepción de mí, claro).

-No digas eso, ahou. Él no te ha hecho nada.

-¿Cómo puedes decir eso?¿No has visto como me estaba mirando? Parecía que quería matarme con la mirada.

-Tú tampoco te mostraste muy simpático.

Cuando iba a responderme, entró la profesora mandándonos a todos callar. Heiji me susurró:

-Seguiremos más tarde con esta conversación.

-¡Muy bien, chicos! Hoy seguiremos preparando el instituto para el festival de primavera del sábado. La mitad de la clase retirará los objetos del gimnasio y los llevará al almacén del patio, la otra mitad quiero que vaya al armario de mantenimiento a coger escobas para barrer el salón de actos y el gimnasio cuando los primeros terminen.

-¿Que hará el primer grupo mientras? -alguien preguntó.

-Pues asegurarse de dejar el almacén bien ordenado, porque luego habrá que sacar todas las cosas y no queremos que se nos caigan encima al abrir la puerta. ¡Por favor, que las personas más fuertes se dirijan hacia esta mitad del aula para formar el primer grupo!

Casi todos los chicos y alguna que otra chica que practicaba algún deporte de fuerza se dirigió hacia la mitad izquierda de la clase. La profesora empezó a contar los alumnos de cada grupo.

-Toyama-san, ¿podría unirte a este grupo, por favor? Nos falta una persona. Tú practicas aikido, tengo entendido. Seguro que eres muy fuerte.

Me dirigí al otro grupo un poco halagada, pero también avergonzada. No todos en mi clase sabían que practicaba aikido. Entonces un chico dijo en voz alta:

-¡Ya decía yo que esas piernazas eran de hacer deporte!

-¡Inoue-san, como vuelva a oír un comentario así le pondré un parte disciplinario!

-Gomen nasai -dijo ese bastardo de forma monótona

Qué vergüenza, ahora todos los chicos me miraban las piernas. Quería que la tierra me tragara en ese instante hasta que:

-¿No tenéis otro sitio al que mirar o qué, pervertidos? -dijo ¿Heiji? Sí, era Heiji el que me defendía.

-Oh, el marido se ha enfadado -dijo el mismo de antes y otros le rieron la gracia.

-¿De qué hablas? No digas tonterías. Como si a mí me gustase Kazuha.

Entonces toda la clase se puso a reírse y hacer comentario irónicos del tipo ''para nada'' o ''es el único que no se entera aún aparte de Toyama''.

Vale, en ese momento SÍ que quería que la tierra me tragase.

Después de eso la cosa se calmó un poco y no volvieron a hacer ese tipo de comentarios (excepto alguno suelto cuando nos veían a Heiji y a mí hablando o cogiendo algún objeto grande juntos).

Después de unas horas fue el descanso para comer.




¡Ahou! ¡MI ahou! {Heiji x Kazuha}Where stories live. Discover now