Capítulo 24: Adiós, Amor

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Bianca se encontraba encima de Sebástian tirados en el suelo y completamente desnudos. El agua de la ducha los empapaba, mientras que sus roces los calentaba. Sus besos eran apasionados y jugosos, una sensación agradable. De pronto él la agarra por el cabello y se lo muerte, ella gime de placer y disfruta cada momento. Luego la alza y la sube encima suyo, sosteniéndola con los brazos. Sus manos rosan suavemente todo su cuerpo y con sus dedos le penetra el sexo, el cual se encontraba muy dilatado, a consecuencia, ella se excito aún más. Nuevamente gemidos surgieron. Bianca se baja de sus brazos, se arrodilla y con la punta de la lengua le roza la cabecilla del pene, pues estaba muy erecto. Esto hace que Sebástian también. De nuevo la agarra por el pelo y la empieza a mover de adelante hacia atrás; su pene penetraba la garganta de Bianca, y por segundos efímeros a ella le cuesta respirar, pero no le importaba, solo disfruta el momento. Sebástian aumenta la velocidad hasta meter por completo su pene, al sacarlo este se encontraba completamente lleno de saliva espesa, la cual Bianca tragó fácilmente. En ese momento Bianca lo mira.

—Que pene tan grande tienes, ¡Me encanta!

Esto hace que él se excite más. Sin pena la levanta y la coloca en cuatro con mucha rudeza, y así logra obtener un ángulo perfecto. «Colocarla en cuatro fue la mejor idea que se me pudo ocurrir, puedo observar su vagina con perfecta claridad, ya que la luz le pega de lleno. Es totalmente rosadita, muy proporcionada, justo como me encanta. Sus labios están perfectamente alineados, sin curvas, aunque me parece extraño, ya que es prostituta. Cada vez que meto mis dedos su sexo lubrica y eso me excita más. Sinceramente, no pensé que lo disfrutaría tanto».

Sebástian se lubrica el pene con un lubricante de chocolate y penetra a Bianca, ella grita, ya que su miembro era gigantesco, pero igual no pide que se detenga, más bien ordenó que lo profundizara aún más.

Los roces aumentaban cada vez más la temperatura, junto a la adrenalina que surgía de manera brusca. Los movimientos de Sebástian se hacían más fuertes; sus uñas desgarraban por completo la espalda de Bianca, dejando totalmente marcas apreciables, seguido rasguñó sus brazos, también sus piernas —en especial los muslos, le encantaban, ya que eran muy grandes y proporcionados —. A ella no le importaba que la rasguñara, solo disfrutaba del momento, que era doloroso, pero a la vez placentero.

—Me encanta hacerlo contigo, antes lo veía como algo temeroso, algo horrible que me marcaría por siempre. Pero ya no, me gusta sentir tu pene entrando en mi vagina y acabando en ella. Que esa erección crezca cada vez más. No sabes lo placentero que es —confesó mientras era penetrada.

De pronto Sebástian gime, pero este es un gemido diferente, parecido al de un orgasmo. Bianca siente como el semen entra en ella deslizándose suavemente; era caliente y espeso. Cuando él saca su miembro un poco de semen sale de la vagina de Bianca y cae en el piso.

—Sinceramente tienes que ser mía, Bianca —confesó él demasiado satisfecho y un poco agotado.

Ella no dijo nada, solo recuperaba la respiración.

***

Ya eran las doce del mediodía y ellos estaban en la cama acostados viendo películas con todo su cuerpo desnudo. De pronto Sebástian la mira.

—¿Sabes una cosa Bianca? —preguntó mirándola fijamente, mientras le hacía ondulaciones en el cabello.

—No, dime.

Ella se voltea y lo observa también.

—Eres muy hermosa —hace una pausa, mira hacia el abajo previamente y vuelve a lazar la mirada —. Odio la idea que trabajes como una prostituta. Quédate conmigo y yo te daré todo lo que quieras.

Secuestro Experimental ©Where stories live. Discover now