Amigos con privilegios

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Desperté por ese maldito rayo de luz que atacaba mis ojos. Respiré profundamente y me dí la vuelta.

Había olvidado un pequeño detalle... Roy estaba a mi lado dormido, en bóxer y muy, muy apegado a mí, hasta que entonces dí la vuelta, y lo mucho se convirtió en bastante.

Al chocar levemente con su torso, su mano se posó en mi cintura y comenzó a acariciar suavemente el área. Pero aún así tenía los ojos cerrados y su expresión era neutral.

Lo miré unos segundos confundida. ¿De verdad estaba dormido o solo fingía?

No lo sé, se veía tan tranquilo, sin expresión alguna, lo cual hacía que se viera más provocativo de lo habitual.

Sacudí mis pensamientos e incliné mi cabeza en su pecho.

-¿Sabes? No me molesta para nada que me veas de la forma en que lo haces.-Sonrió con los ojos cerrados.

-No te estaba mirando.-Dije sobresaltada y muy, muy sonrojada. El muy maldito estaba fingiendo.

-No.-Soltó una sonora risita sarcástica.-Sólo era yo soñando con que tú me mirabas de una forma diferente mientras yo seguía, o fingía estar dormido. Y también puedo jurar que decías cuan atractivo era. Pero claro, sólo era yo soñando. Nada de eso pasó en realidad.-Elevó una ceja al mismo tiempo en que sus labios formaban una semi sonrisa.-¿O puedo hacerme la idea de que realmemte pasó?

Lo miré seria durante unos largos segundos.

Vete al demonio!-Sonreí y lo empujé, alejándolo de mí.

Nuestras carcajadas se hicieron presente en la habitación.

-¡Oye!-Soltó otra carcajada mientras impedía que nuestros cuerpos se alejaran.

-Perdón señor sabelotodo. Descubridor de sentimientos.-Me burlé.

Roy se dio la vuelta, quedando encima de mí.

-No sería mala idea. ¿Te imaginas si pudiera saberlo todo?-Sonrió emocionado.

Y me hizo rodar los ojos.

-Sería una pesadilla.-Reí haciendo un brusco movimiento y quedando esta vez arriba de él.

-Eres una aguafiestas.-Formó un puchero con sus labios.

-Gracias.-Asentí apretando sus manos, ya que su fuerza trataba de hacerme caer.-¿Algo más que decir?

-Sí.-Quitó mis manos con facilidad y posó las suyas en mis caderas.-Eres mala.

-Gracias, otra vez.-Miré sus manos con detenimiento y le dediqué una sonrisa malvada.-Ahora, si me permites...-Saqué sus manos de mis caderas y lo miré.-¡Ups! Lo siento, no es mi intención ser mala.

-¿Así que quieres jugar, eh?-Su mirada retante me desconcertó por un momento.

-Yo no juego, el problema eres tú y tus contradicciones.

-Bien, es cierto.-Asintió con una sonrisa traviesa. Inmediatamente se volvió contra mí y me presionó para que no escapara.-Lamento molestarte, y es cierto, lo siento. Sé que prefieres al rosa cada vez que te mencionan el azul.

-¡Eres un maldito mentiroso!-Grité alterada.-Jamás me ha gustado el rosa.

Roy explotó en carcajadas al ver mi póker face.

Amor ImposibleWo Geschichten leben. Entdecke jetzt