Contrae

47 8 1
                                    


La verdad es que la Iglesia es preciosa. Estilo gótico. Con muchos detalles exquisitamente elaborados. ¡No puedo creerme que por fin me vaya a casar! Es cierto que hace 101 años era la prometida de Al, que nos habíamos decidido a dar el paso.

Todo sucedió muy rápido. Después de nuestro breve encuentro en la Universidad, comenzaron a aparecer cartas en mi escritorio. Todas ellas con frases sacadas del libro que teníamos en común ''Los Miserables''. Pero ya hablaremos de eso...

El caso es que un día apareció una carta diferente a las demás. Una carta que contenía una sencilla frase:

¿Quieres casarte conmigo? 

Acompañada de una carta de la Universidad de WaterPeyton en la  cual el decano se interesaba por la tesis que elaboré sobre la teoría de cuerdas.

Ambas solicitudes las contesté afirmativamente. Y eso nos llevó a la estación. Y la estación nos llevó a la muerte. A veces creo, que hubiera sido mejor haber mentido. Haberle dicho a Al que no quería casarme con él y no haber asistido a la reunión universitaria.

Al menos, estaríamos vivos. Podría seguir sintiendo su corazón latiendo junto al mío. Creando una melodía perfecta, unísona...Dos máquinas funcionado al mismo tiempo. Complementándose la una con la otra...Ahora sólo nos acompaña la melodía del silencio. La melodía de la muerte...

De todos modos, lo tengo junto a mí. Aunque no pueda sentirle, puedo verle...Aunque cuando me convierta esta tarde en su mujer no podamos unirnos en cuerpo, de alguna forma, lo haremos en alma.

-¡Mamá, Dana y Al se van a casar! ¿Podemos ir? ¡Por fi, por fi!

-No podemos salir de estos muros, Claire, lo sabes

-Oh, no será necesario Marie, Al y yo habíamos pensado algo sencillo. Aquí en la estación-le respondí

-De eso nada, este matrimonio debe ser celebrado ante Dios padre, si no, de nada sirve que os caséis.

Como habéis podido adivinar, Marie, mantiene una fe de hierro, aún después de morir. 

De esta forma (y que conste que obligada por Marie) Abandoné la estación para ir en busca de Iglesias. Pero no solo de Iglesias, si no  también de las bodas que se iban a celebrar en ellas

Encontré una a las afueras 

                                                                                      St. Michel's Chapel

                                                    Contraen matrimonio Julian More & August Sun

                                                    En la presente capilla, el día sábado 18/1/2000

¡Bien, ya teníamos boda! Sé que es un poco raro, pero ahora todo hay que hacerlo así...Si es tu cumpleaños, buscas un lugar en el que un ''vivo'' celebre su cumpleaños y te diriges allí...Así tienes música, decoración...Es un poco cutre, pero es lo que hay. Y el sábado compartiremos capilla con una tal Julian y un tal August. ¡Qué se le va a hacer!

Cuando se lo conté a Al, me respondió sonriente:

-¡Un novio no puede ver a la novia antes de la boda! Nos vemos en la Iglesia, te estaré esperando-Me había dicho Al sonriente.

Lo cual yo consideraba una estupidez, pero estaba tan contagiada por el entusiasmo que no dije nada. Así, Al no se dejó ver por la estación ni un solo día

Y aquí estamos, a la puerta de la Iglesia, esperando que llegue la novia ''viva'' para ponerme a su lado y caminar con su padre al altar. Me hubiera gustado que Marie y sus hijos nos hubieran acompañado, pero no pueden salir de la estación ¿Por qué nosotros sí? ¡Adivinas! 

Nunca me hubiera imaginado casándome compartiendo cura, pero tampoco me había imaginado que me casaría de negro. En serio, el negro deprime. Al menos tengo el collar que Al me dio justo antes de morir, el cuarzo.

Ya llega Julian. Es bastante guapa. Castaña de ojos verdosos, de altura media y con curvas. Está radiante con su maldito vestido blanco. Bueno, allá vamos.

Entramos en la Iglesia, todos se ponen en pie. Camino al lado de Julian, dando la mano a su padre. Ninguno de los dos parece darse cuenta de mi presencia. Miro alrededor. Una multitud de hombres y mujeres, para mí gusto demasiado excéntricos (lo siento, pero  nací a principios del siglo XX) se encuentran a mi alrededor. En una esquina de la Iglesia veo a una como yo. Es decir,  a una no viva (¿os he dicho ya que no me gusta utilizar el término fantasma?) Está llorando. Debe de ser la madre de la novia. 

Entonces dirijo mi mirada hacia el altar. Y me quedo parada. 

En el altar solo hay un hombre y está vivo. No hay más muertos en esta Iglesia que la difunta madre de la novia y yo.

Al me ha dejado plantada.




BeyondTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang