Capitulo Once

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-Alex... levántate

Una semana...

-Vamos no puedo hacer esto sin ti ¡Levántate!

Días de penumbra...

-Alex te necesito, te necesitamos... 

Una semana de ver morir gente...

-Vamos -Incline mi cabeza hasta su mejilla- No quiero perderte mi vida -Mis ojos se llenaban de lagrimas.

Ya no alcanzábamos a distinguir la luz del sol a través de esos muros de esos cuatro muros de concreto a nuestro al rededor, solo queríamos huir.

-Stewart ya no aguanto mas... -dijo Alex con lagrimas en los ojos- Voy a confesar donde se están refugiando Jessica y los otros -Alex se sentó el suelo, desde ese angulo podía ver como todo esto lo afectaba, se veía demacrado, pálido, sin vida.

Debía hacer algo y pronto.

-No Alex, debemos resistir, tu querías un final feliz ¿no? hay que luchar por ello -agarre su mano, se sentía fría y frágil como un pájaro bebe- Nuestro final feliz.

Alex rompió en lagrimas, nunca lo vi llorar de esa forma.

-Stewart, nunca vamos a salir de aquí si no los delatamos ¿viste a esa chica de la habitación 200? terminaremos como ella si no hacemos algo, no quiero perderte y quiero hacer cualquier cosa para que no te separen de mi y si eso incluye mandar al carajo a todos -trago saliva y se detuvo mirando al suelo- Soy capaz de hacerlo para al menos, no verte morir

En esa semana, estuvimos encerrados en esa celda de concreto, donde solo colgaba en una de sus esquinas un pequeño televisor, que transmitía las veinticuatro horas del día lo que se reflejaba en las cámaras del cuartel general, de vez en cuando pasaban algún informe de Evana, haciéndose la victima como siempre, mostrando pesar hacia los televidentes para que pensaran que nosotros eramos los malos del juego, que pensaran que gracias a nosotros todo esto sucede,   lo que no sabían, es que alababan a Evanna como si fuera un mesías o la reencarnación de dios en la tierra cuando ella misma, hizo que esto se fuera a la mierda.

¿Suena fácil no? Creo que seria fácil, si en el transcurso de la misma, no nos usaran como conejillos de indias, nos aplicaban el virus que hizo que todo esto sucediera, y probaban curas, muchas veces tenia efectos secundarios, perdidas de memoria, insomnio y  alucinaciones, aunque todo resultaba exitoso, no paraban, y hacían que la dosis del virus fuera mas fuerte.

Alex se sacrifico por mi, recibiendo las dosis mas letales con tal de que no me hicieran daño.

Lo que el no sabia, es que ahora soy portador de dicho virus y en cualquier momento, puedo convertirme contra lo que estamos luchando...

-Vaya vaya... ¿que tenemos aquí?¿Peleas en el paraíso?¿Acaso no se sienten cómodos ante mi hospitalidad? Desconsiderados -Evana reía entre dientes, le encantaba ver el sufrimiento en los rostros de las personas.

... Aunque la dosis no es letal, tengo riesgo de transformarme en eso a lo que tememos, Evana fue la que me suministro la dosis, quería ver en cuanto tiempo se convertía el ser humano en aquellas bestias letales que matan y comen gente, el tiempo estimado oscila entre dos semanas a tres meses, solo queda esperar y rogar que lo peor no pase.

-¿Que quieres perra? -Dijo alex apretando los dientes.

-No no no, así no es la forma que deberías tratar a tu madre, ¿quieres ver como usamos a tu noviecito como experimento?¿Quieres?

Alex poso sus ojos sobre los míos y soltó un largo suspiro.

-Eso creí -dijo ella soltándose su melena plateada que estaba acomodada en una improvisada cola de caballo- Bueno mis pequeñas nuevas adquisiciones, en media hora volveremos a probar una nueva dosis del virus -Dijo ella posando la mirada en alex- Algo mas letal que la anterior -Suspiro y se dirigió a mi- ¿Quieres decirle algo a tu novio antes de morir? Es una dosis mas fuerte, y puede que esta sea la ultima vez que lo veas.

Daylight; 2050Where stories live. Discover now