Capitulo dos

281 12 6
                                    

El resto del día fue muy tranquilo,  hablábamos de cómo podríamos sostenernos aun en la situación actual que vivíamos, éramos muy optimistas a pesar del desorden y anarquía que vivía el planeta, hablábamos como si nada de esto hubiese sucedido pero algo choco contra el automóvil.

Mire a través del retrovisor un auto había chocado contra nosotros, se veía la sombra de una chica detrás del volante, ¿nos habrá seguido todo el camino hasta acá? Por la neblina no pudimos haber sabido si ella nos seguía.

-No salgas del auto –Alex agarro una pistola que tenía escondida debajo de su asiento, se la guardo dentro de su pantalón.

Cerré los ojos y conecte los audífonos al reproductor de música que tenía, aún recuerdo como era este lugar antes de la gran catástrofe, los edificios tenían mucha vida y se escuchaba el sonido de los músicos callejeros ir y venir, el café ingles que quedaba al frente del puente,  ahora casi todo estaba en ruinas o muy deteriorado.

Un disparo hizo que cayera a la realidad- ¡ALEX! –abrí la puerta del copiloto y busque a Alex entre la neblina.

-Stewart metete dentro del coche ahora –lo vi. El estaba apuntando a un coche que se encontraba como a diez metros de distancia.

-¿Qué haces? –caminaba sigilosamente hacia el por su espalda para quitarle el arma.

-dije ¡Ahora! –hablo, perdón, grito enojado, el arma por primera vez temblaba.

Corrí hacia su muñeca arrebatándole la pistola, estaba ya cansado de recibir órdenes de él, me trataba como un niño pequeño.

-¿Qué no entendiste de mi orden? –dijo siguiéndome el paso.

-ya no soy un crio ¿al menos podrías ayudarme?

Di media vuelta mirándole con rabia contenida, seguí mi camino hacia el coche, agarre un pequeño trozo de tela que tenía y me coloque en mi boca y nariz, el aire era espeso y caliente, la cantidad intensa de ceniza hacia que los bordes de mis parpados ardieran ¿Por qué hacía esto? No sabía a qué me acercaba, podría ser un enemigo, un espía, un kamikaze o una mutación, escuche rumores de que el gobierno había llegado a los extremos para la erradicación total.

-¿hay alguien ahí? –me restregaba los ojos cada tanto, empujaba con el pie algunos trozos de cemento y escombros.

Estaba solo a pasos entre el auto y la persona que estuviera al otro lado del coche, alce la mano que  tenía el arma y acerque mi dedo al gatillo a punto de disparar a quien sea que este ahi.

-¿Verónica?

Mis ojos  se humedecieron, tire el arma y me abalance sobre la chica, rodeándola entre mis brazos, lleve una mano a su cabello, estaba demasiado seco y quebrado, estaba vuelto una nada, su piel estaba oscura por la ceniza y el polvo.

Verónica, la conocí hace tres años, para ser más exactos una semana después  de llegar a parís, en un pequeño café cerca de la universidad, era demasiado hermosa, su piel blanca como la nieve, cara ovalada, labios rosados, eran un tanto pequeños y daban la ilusión de ser un corazón en su rostro, ojos claros como la miel ovalados parecían enormes, y una melena castaña que le llegaba hasta la parte baja de su espalda, no tenía un cuerpo de modelo pero sus caderas enamoraban a cualquiera. Amante de la música, ella decía que podía sentirla en cada partitura, era muy despreocupada, aun es hermosa pero la neblina y el exceso de ceniza y mugre en su cuerpo le quitaba ese aire de sutileza y juventud.

-Alex, ayúdame a llevarla al auto.

Agarre el arma y la metí en mis pantalones, quite mi chaqueta que tenía y se la coloque a ella encima, el corazón de ella parecía como un caballo libre galopando por la sabana.

Daylight; 2050Where stories live. Discover now