4. A todos los comerá

6.4K 721 26
                                    


Cuando despertó no pudo moverse al tener a Jayden sobre ella. Él estaba dormido y tenía una sonrisa grabada en sus labios. Lucy no pudo evitar pensar en todas las veces que lo habían hecho la noche pasada.

Le había aruñado la espalda, chillado en el oído e incluso se había dejado maniobrar con gusto. Pensó que ser prostituta le había dejado algo tocada al ser increíble que quisiera repetirlo de nuevo.

Miro las heridas que le había hecho y no pudo evitar esconder que le había encantado. Pensó por un segundo que no sería tan malo quedarse. Tendría comida, agua y un buen hombre esperándola en la cama. Suspiró sabiendo que esa no era la libertad que buscaba pero algo era algo. Ya no tendría que bailar ni acostarse con tantos hombres. Y quién sabe, tal vez hasta le gustaba al final.

Pasó unos minutos observando detenidamente a ese hombre que tenía el cabello ondulado y era bastante musculoso. Sabía que era el líder en esa manada ya que podía hasta respirar el respeto y miedo que le tenían los demás.

Recordó lo que había pasado ayer: como Jack no se había atrevido a tocar su cuarto y las palabras del hombre lobo. ¿Quién era Darren? ¿Qué era eso del omega? Trató de seguir pensando pero cuando aquel hombre comenzó a moverse, restregándose en su pecho, no pudo evitar aguantar la respiración. Fijó su mirada en aquellos ojos verdes que la miraron con un deje travieso. Quiso decirle algo más él la calló con una lamida en sus labios.

—¿Qué estás...?

—¿Quieres desayunar? —preguntó Jayden, tan casual que hasta se olvidó que estaba desnuda frente a él.

—Yo... sí, supongo.

—Digo, deberías estar hambrienta por todo lo que me hiciste anoche.

Lucy enrojeció.

—¡No te hice nada!

—Sí, claro.

Sintió como el peso de aquel hombre se desvanecía. Ese escultural cuerpo apareció frente a ella. Lucy no pudo evitar taparse, sabiéndose pequeña. ¿Realmente había estado con eso? Dios, esto era demasiado para ella.

—Te esperaré abajo.

—Está bien —tartamudeó un poco mientras le veía ponerse los bóxers.

Dejó que se fuera para poderse dar una pequeña ducha. Tomó las primeras prendas que había visto en el armario y aunque se sintió tonta por cómo iba vestida, bajó las escaleras esperando que aquellos pantalones holgados no se le cayeran.

Entró a lo que supuso era el comedor por escuchar voces y risas. Cuando puso un pie dentro, Ruby dejó de masticar. Sintió una fiera mirada que reconoció como envidia. ¿Cómo lo sabía? Lo había visto de muchas chicas en el prostíbulo y a Lucy no se le hizo una novedad que tal vez ella la odiara. Estaba acostumbrada.

—¿Cómo te la pasaste ayer? —Lonan soltó aquello divertido.

—¿Perdón?

—Parece que se la pasó muy bien, ¿no? —Jayden también se bufó.

Al escuchar la risa carismática de Lonan, Lucy no pudo evitar ponerse roja como un tomate.

—Parece que será nuestra beta.

—¿¡Ella!? —Ruby chilló—. Por favor.

—Será la beta. —Todos enmudecieron con la declaración de Jayden. Lucy no sabía de qué estaban hablando—. Espero que escojas pronto a tu delta, Lucy.

La pelirroja enrojeció al recordar cómo sabía su nombre. ¿Por qué se le había ocurrido presentarse mientras lo hacía con él?

—¿Mi... delta? —Lucy trató de cambiar de tema—. ¿De qué estás hablando?

The wolf freedomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora