11. Muy pronto

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Miro mi obra maestra ya casi terminada. No puedo creer que todo haya resultado de maravilla. Hice un inmenso pastel de chocolate con relleno de chocolates y cobertura de chocolate, es el favorito de Adrien. Sé que le encantará.

También hice cupcakes, quince exactamente, de diferentes colores y sabores que juntos forman un mensaje. Los decoré yo misma y debo admitir que salieron perfectos. Todo es perfecto cuando yo lo hago.

—¿Necesita algo más, señora Eggers? —Pregunta una de mis mucamas con una amplia sonrisa en el rostro. No fue necesario decir nada, ellas ya saben que tendré un bebé y aunque no me han felicitado, puedo ver que están felices.

—Todo está perfecto. —Les digo con una amplia sonrisa. —Gracias por la ayuda.

Miro el reloj de mi celular por enésima vez y cuento los segundos. Quiero que llegue a casa de una vez, quiero verlo, quiero darle la impresionante sorpresa, quiero ver su reacción. El día se me hizo eterno y esperé demasiado por este momento, sé que él llegará en pocos minutos, pero estoy demasiado impaciente, no puedo esperar más.

—Señora Eggers, en representación de mi compañera y también mía, quiero desearle muchas felicidades. De vedad, espero que usted y el señor Eggers sean muy felices...

—Gracias, chicas. —Murmuro intentando no romper en llanto. Estoy algo sensible, pero sigo siendo la dueña y señora aquí y debo mantenerme al margen.

A lo lejos, oímos el motor del coche de Adrien y rápidamente entro en pánico.

— ¡Oh, mi Dios, está aquí!—Exclamo moviéndome de un lado al otro. Jamás me sentí tan nerviosa, se lo diré, él lo sabrá y... Oh, por Dios.

— ¡Ya saben! —Exclamo señalando a ambas mucamas. — ¡Todo tal y como lo ensayamos!—Ordeno con la voz cargada de nerviosismo. Ellas se mueven rápidamente, una carga el pastel y la otra, la bandeja de cupcakes con el mensaje.

—Tranquila, señora Eggers, todo saldrá como usted lo planeó. —Dicen ambas al mismo tiempo para intentar tranquilizarme, pero ninguna lo logra, estoy demasiado alterada. Ahora siento miedo, ¿Y si no le gusta la sorpresa? ¿Y si en realidad no quiere esto? Y si... no, claro que lo quiere, tengo que pensar positivamente, Adrien es el ser más dulce y amoroso de todo Londres, el amará la noticia.

—Iré a distraerlo como quedamos. —Les informo antes de cruzar el umbral que divide la cocina del comedor. —No olviden los globos y el delantal... ¡Y no olviden los juguetes!

Salgo disparada en dirección al recibidor. Oigo a Adrien bajando del coche, agradezco que siempre se tome su tiempo para tomar sus cosas. Eso me da tiempo a mí.

Me detengo frente al espejo ubicado a un lado de la puerta y me miro detenidamente. Todo se ve bien, mi cabello está un poco alborotado, pero al pasar mis manos sobre él, vuelve a su lugar habitual y se ve perfecto.

Me coloqué un vestido azul Francia, que Adrien escogió para mí cuando estábamos en París. Mis maletas llegaron esta mañana y mi primera y única opción fue esta prenda. Es perfecta, a Adrien le encantará.

La puerta de la entrada principal se abre y al ver a Adrien un fuerte impulso hace que corra hacia su dirección. Él me ve correr hacia él y abre sus brazos para estrecharme fuertemente, dejando caer al suelo su maletín y su chaqueta.

—Bienvenido a casa, cariño. —Murmuro tomando su rostro entre mis manos. Beso sus labios y acaricio su barbilla lentamente. Me siento extraña, pero es hermoso... el cosquilleo en mi vientre se vuelve más intenso, sé que es mi bebé, está consciente de que su padre está cerca.

—Este es un hermoso recibimiento, mi preciosa Gea.

—No tienes idea de la sorpresa que preparé para ti.

PERFECTA 2. Dime que me amas © Deborah HirtWhere stories live. Discover now