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Después de cada viernes, ya era un hábito ir a la cafetería con Sooyun a tomar algo

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Después de cada viernes, ya era un hábito ir a la cafetería con Sooyun a tomar algo. Pasábamos largas tardes conversando sobre temas triviales que habían hecho que, poco a poco acabara conociendo a aquella pequeña chica de veinte años amante de los libros. Aparte de su torpeza y timidez —que eran algo fuertemente evidente—, era una persona muy creativa y alegre, aparte de que le tenía mucho cariño a todo el mundo. Le encantaba más que nada leer, incluso en su pequeño piso le dedicaba un cuarto sólo a sus libros, cosa que me pareció una gran idea. Su temática favorita era el romance aunque, secretamente, le gustaba leer muchas obras de terror y misterio. Era una apasionada de la comida y estaba intentado aprender a cocinar.

—Vamos Hoseokie oppa —me pidió e hizo un notable puchero. Casi que se había hecho una costumbre que ella hiciera eso para conseguir lo que quería. Le miré por encima de mis gafas falsas mientras sujetaba mi móvil entre mis manos.

—Pero, ¿por qué debo hacerlo? —Pregunté medio cansado y ella volvió a hacer un puchero.

—Porque eres genial, venga —alargó la palabra en modo de súplica y suspiré cediendo. Llamé al camarero y vino hasta la mesa.

—Quiero una tarta de chocolate, por favor —este apuntó el pedido y con la misma se marchó. Sooyun sonrió victoriosa una vez se fue.

—Gracias, gracias —me agarró de las manos apunto de tirar mi móvil y sonrió con fuerza. Siempre me hacía pedir cosas por ella.

—Todo el rato salvándote la vida —le dije mientras volvía de nuevo a mi mundo encontrado en aquel estúpido aparato móvil que me tenía abducido. Estaba muy metido en las redes sociales y, ya era algo que no podía evitar.

—¿Te das cuenta de que nunca dejas el móvil? Algún día te voy a golpear —dijo juntando sus labios haciendo una expresión enfadada mientras cruzaba los brazos sobre su pecho.

—Acabas de sonar como mi hermana, qué miedo...

—¿Eso qué más da? —Preguntó poniendo los ojos en blanco— Ni que fuera mentira Jung Hoseok —me replicó molesta y sonreí. Me gustaba mucho que dijera mi nombre completo, siendo sincero, más de lo que podía admitir.

—Vale, lo reconozco.

—Hazme caso —se quejó con una sonrisa de lado que intentaba reprimir. Dejé mi móvil sobre la mesa—. A veces me pregunto cómo es que lees tanto, ¡tu móvil te tiene consumido! —Exclamó y reí con fuerza ante las verdades que salían de su boca.

—Para por favor, lo he captado —le supliqué buscando que parara de una vez.

—¿Qué tal el trabajo? —Cambió de tema, cosa que me alivió—. He visto que esta semana has podido comprar dos libros, eso es que has ganado suficiente dinero, ¿verdad? —Ella me preguntó interesada.

—En realidad, uno de esos libros es para mi hermana, dentro de poco es su cumpleaños y hace nada empezó a interesarse por la lectura...

—¿Por eso me preguntaste por un libro juvenil de romance? —Asentí y Sooyun dio un pequeño golpe en la mesa—. Ahora lo comprendo, no entendía por qué te habías comprado un libro de romance juvenil que ni siquiera pega contigo pero, no quise preguntar por si molestaba —sonreí por su torpeza. A pesar de todo el tiempo que llevábamos siendo amigos, todavía mantenía esa actitud, era algo que estaba impregnado en su personalidad.

—Puedes preguntar, sabes que no muerdo, por ahora no es mi afición comer personas, a lo mejor algún día me da por hacerlo... —bromeé y alargó el brazo para pellizcar la piel de mi brazo sin piedad consiguiendo que me quejara en el acto.

—Quizás no recuerdas mi personalidad, oppa —respondió a modo de defensa y reímos juntos. Me gustaba me que llamara de esa manera, me hacía sentir que teníamos algo más que una amistad.

—Pero igual puedes hacerlo —le regañé un poco y ella tomó un sorbo de su bebida—. ¿Crees que le gustará? —Ella asintió muchas veces seguidas mientras trataba de tragar el líquido.

—¡Le va a encantar! Seguro lo lee muchas veces, aparte de que seguramente se acuerde de ti mientras lo lee —me aseguró y sonreí emocionado porque sabía lo que era sentirse de esa manera. Yo había pensado en Sooyun cuando me recomendó aquel libro en nuestro primer encuentro y ella había pensado en mí aquella vez que le recomendé mi primer libro de romance.

—Alguna vez debería de presentarte a Jiwoo, seguramente os llevaríais muy bien, os parecéis en algunas cosas.

— Oh, ¡me encantaría! —Admitió con una gran y brillante sonrisa—. ¿Te recuerdo a tu hermana? —Le pregunté y miré a un lado evitando el contacto visual con una sonrisa.

Decir que me recordaba a mi hermana sería una cosa realmente extraña. Sí, podría recordarme a ella por su largo pelo, que era algo más pequeña y su dulce personalidad —a pesar de que a veces Jiwoo conmigo era un demonio— porque era algo que tenían en común pero, eran distintas y es más, me gustaba buscar en lo que eran distintas. Sooyun realmente me gustaba y, cada día que pasaba los sentimientos eran más fuertes, decir que ella me recordaba a mi hermana era como decir que me gustaba mi hermana y, eso sería lo más asqueroso que podría imaginarme en la vida.

—En ocasiones sí pero, intento no hacerlo, no quiero ver que eres para mí como una hermana —admití mirándola a los ojos y pude notar como ella comenzaba a ponerse nerviosa ya que movía las manos frenéticamente.

—¿Debería tomarlo como un cumplido? —Preguntó inocentemente evitando el contacto visual. Muchas veces quería tomarme esas reacciones como que teníamos los mismos sentimientos uno por el otro pero, mi mente quería convencerme de que no era así.

—Claro, ¿por qué no? —Ella sonrió algo sonrojada, probablemente avergonzada. Respiré hondo, ya que me había puesto algo nervioso.

—Perdona, no estoy acostumbrada a que me digan algo tan directamente...

—Deberías de dejar de disculparte tanto —le regañé y ella me miró frunciendo el ceño.

—¿Ahora me tratas como a tu hermana? —Me replicó molesta y no dudé en reír. La verdad es que, me gustaba protegerla como si lo fuera.

Ella me encantaba y, estaba seguro de que quería tenerla a mi lado por mucho tiempo.

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