Capitulo 8

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Priscilla

Mi hermosa propiedad de Grace Manor era digna de una duquesa. Era alrededor de 17 hectáreas de terreno, a dos horas de Londres, casi situada en el acantilado, con una bella entrada en forma de una enorme avenida de sendero de sauces de un kilómetro de distancia, y al final de ésta, una glorieta con una hermosa fuente de mármol francés y una escalinata que llevaba justo a la puerta de entrada de roble pulido de mi mansión. La casa tenía al entrar, un enorme recibidor con fondo de las escaleras partidas en ambas direcciones de la casa, del lado derecho un salon de baile, una sala preciosa con una enorme chimenea al mejor estilo de Versalles, y un despacho absolutamente varonil cubierto de paneles de madera, más adelante tendría que cambiar la decoración de ese, del lado izquierdo un comedor para cincuenta comensales, un saloncito de té y otro más para veladas musicales, además de algunas dependencia para empleados y una escalera al sótano en el que consistía la cocina.

Del comedor se podía salir a una serie de terrazas que bajaban por una ladera conectadas por escaleras de mármol, para desembocar en un pequeño lago artificial en forma de elipse en donde mandé traer mis peces chinos. Por otro lado, la mansión tenía doce habitaciones repartidas en dos plantas superiores. Seis en cada planta, tres por cada lado del pasillo y al fondo unas sencillas escaleras que conectaban con el tercer piso.
Para mi habitación mandé hacer remodelaciones, mandé hacer tres recámaras una sola, la primera como una sala de recibimiento, la segunda con mi cama y tocador, y la última en calidad de vestidor.

Y de un lado de la propiedad tenía unos pequeñis chalets para mis invitados.

Yo llegué antes a Grace Manor, junto con mis primos y sus hijos. Pues al día siguiente llegarían mis invitados. Y entonces empezaría mi plan.

El tiempo en familia pasó rápido y yo me dí cuenta de que no quería estar sola en esa casa.
-Podrían pasar una temporada aquí.-les dije a mis primos durante el desayuno.

Ellos dudaron un momento. Cosa que me desalentó. Pero que también comprendí, ellos querían su casa, estar solos y yo era una molestia constante para eso. Y de nuevo me plantee una vida nueva, normal y feliz al lado de Alexander. Tal vez después de todo, no era buena idea lo de Sebastian.

Al día siguiente llegaron solo la mitad de los invitados, para mi mala suerte sí llegó a ir el señor Van Der Reigth y también mi querido duque.
Ahora los tenía a los dos juntos. Sería cosa de ver como se desarrollarían las cosas.

Para mi mala suerte Alexander llegó último. Yo le había ignorado durante casi tres semanas. Y su invitación trate de que fuera lo más impersonal posible.

Me encontraba en la puerta de entrada para recibir a mis invitados. Cuando le vi.
Incluso creo que olvidé como respirar durante un momento. O era más apuesto de lo que recordaba o él se había arreglado más especialmente para verme.

-Madame.-me dijo ceremonioso. Casi como si no me...

-Milord.-le saludé igual, si él iba a ser seco conmigo, yo iba a ser igual.- gracias por haber aceptado mi invitación. Bienvenido.

-gracias a usted Madame por haberme invitado, es un honor para mi.-me dijo. Y para ese momento yo ya extrañaba las dulces sonrisas de mi duque. Jamás pensé que esos ojos que tanto me gustaban, pudieran parecer de hielo.
De nuevo me replantee la idea de esa tonta prueba. No, en definitiva no era una buena idea.

Durante la cena traté de concentrarme en todos mis invitados, menos en él. Menos en su mirada buscando la mía.

Y aunque ya no quería hacerlo, no podía ignorar al señor Van Der Reigth, que para mi mala suerte no dejó de intentar coquetear conmigo.

Amor Y Secretos (Saga Amour #2)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu