3: Soy Williams

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April

Alguien tocaba la puerta, pero me daba miedo abrir. No era mi departamento y por lo tanto no debía tomarme esa libertad. Estaba un poco cansada de toda la situación que me absorbió en casa como para ponerme a pensar en la de Nick y esa persona que tocaba la puerta. Sabía que apenas iba empezando, pero no entendía nada de lo que había pasado, mi vida había cambiado y yo no estaba segura sobre si quería o no eso, aún seguía pensando en acabar con todo en mi vida, al menos con los problemas. Decidí abrirla y eran unos señores algo avanzados de edad, con dinero y bien acomodados como lo es Nick, pero lo suficientemente entrados en edad como para ser los padres de él. Luego, justo detrás de ellos estaba Nick.

-Hola -dije desconcertada y pensando en una mentira bastante creíble- no los conozco, pero pasen. No he escuchado mucho de ustedes.

Genial, no entendía qué íbamos a contarle a los señores para justificar mi estancia en la misma casa que Nick. La señora se veía como de unos cincuenta años, eso o tenía más cirugías de las que podía contar como para aparentar tener esa edad, llevaba ropa que solo ves en tiendas costosas de la ciudad y sueles fantasear que algún día comprarás esa prenda, pero en el fondo sabes que no puedes adquirirla, tenía los labios más rojos que nunca había visto y parecía que nunca se despintaban, siempre admiré ese talento que poseen algunas personas para hacer uso del maquillaje. Por su parte el señor era todo lo contrario, parecía que los años le habían cobrado una factura bastante cara y se veía simplemente en su forma de caminar, estaba vestido como un profesor pero no la clase de profesor malo que siempre te juzga por llegar tarde sino el que entiende y justifica tu retardo con una mano mientras que con la otra ajusta el moño de su cuello para comenzar a dar clases; a juzgar yo sentía que su esposa le exigía incluso más de lo que podía y eso solo puede hacerles daño a las personas. Nick por su parte llegó dejando sus pertenencias en la mesita de la entrada y se excusó con que se daría un baño, bastante cobarde me resultó el muchacho.

-Cariño -dijo la señora susurrándole a su acompañante- creo que son novios. Pero él no nos ha hablado de ninguna novia, tal vez es una sorpresa que nos tenga preparada. A juzgar por el pijama que trae puesta es como si Nick la hubiera querido marcar como de su territorio.

Ambos se miraron y luego voltearon hacia mi intentando descifrarme como si en vez de una persona fuera un rompecabezas, pero ¡pobres! Yo no era nada de ellos. Al menos no que yo recordara. Se veían bastante finos, la señora sudaba perfume o algo así me pareció. Definitivamente no era la clase de persona que me quisiera de novia de su hijo y menos con un nieto que no sería de su sangre en mi vientre. Por un momento me dio temor que me miraran demasiado así que comencé a cepillarme el cabello con los dedos, alisé mi camisa y chequé que el pantalón que llevaba puesto no llevara alguna mancha, pero obviamente todo estaba bien ya que era la ropa de Nick que había tomado porque mi armario actual estaba en la secadora. Voltee a mi alrededor y entre todos los cuadros que Nick tenía en la pared pude ver una foto de ellos juntos en un lugar que no es su residencia actual, en el paisaje de la fotografía todo es verde y bonito; parecía una fotografía tomada con un fondo falso.

- ¿Quieren tomar algo? -pregunté como si me hubiera convertido en una persona que había vivido ahí todo el tiempo, que conocía esa casa. En cierto modo me parecía familiar, aunque así son las casas de la gente rica: todas son iguales- espero que puedan esperar a Nick, él llegó bastante sucio de la calle, en esta ciudad sobre todo es donde abundan los gérmenes.

Pero ninguno respondió. En realidad, necesitaba un milagro y sucedió: Nick entrando por la puerta y recién bañado, supuse que me resultaba conocido de algún modelo de revistas o de internet ya que parecía esculpido por algún artista prodigio de la época del renacimiento y no creía que fuera un milagro lo de su aparición, al menos no del todo ya que no iba a poder bañarse para siempre, pero al menos tenía una salida lo bastante cómoda como para dejar de ser escaneada por sus padres. Quería excusarme e irme al cuarto pero a la vez deseaba quedarme, terminé decidiendo lo más sensato: avisar que me iría, aunque solo a Nick le importara mi decisión.

Mi consecuenciaWhere stories live. Discover now