4: Noviembre

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Nick

El camino al aeropuerto fue terrible para April, al menos eso pensaba porque, aunque ella lo negó pude verla conteniendo las lágrimas un par de veces, recién había caído en cuenta de que me había comportado bastante mal en al apartamento y no era por justificarme, pero tenía los nervios a flor de piel. Por otro lado, no la culpaba de nada de lo que había sucedido, la culpa era de mi madre, en el poco tiempo que llevaba de conocerla ella la hacía llorar con solo dirigirle una mirada de desprecio, pero yo quería que April supiera que no debía sentir vergüenza por el lugar en el que nació. Las personas como mi madre y yo estábamos mal de la cabeza, no nos habían negado nada en toda la vida y no sabíamos cómo tratar al resto de una manera digna, al menos yo intentaba cambiar, pero ella seguía siendo la misma persona.

La veía descansar en nuestra cama del vuelo en primera clase el cual decidí comprarle ya que pensé que si era su primera experiencia viajera debía ser la mejor que nadie hubiera visto nunca, además en primera clase sí pudimos chantajear a las autoridades que nos hicieron el favor de ignorar su falta de documentos gracias a una maravillosa suma y un par de favores que le debían a mi familia. Sus párpados estaban inmóviles, su respiración era lenta. Estaba relajada, sus ojos no gritaban ese típico miedo que se asomó a través de ellos cuando me tendió el estudio de embarazo en mi cafetería favorita.

-Nick -dijo mi padre poniendo una mano sobre mi hombro- acompáñame a la zona VIP para que tomemos algo y tengamos una pequeña charla.

Nada bueno se avecinaba cuando Mike Napolitano tenía algo que decir, era hombre de pocas palabras, pero cuando las decía se sentían realmente duras. Me levanté y lo seguí, pedí agua mineral, un limón y un poco de azúcar para tomar fuerzas sobre lo que me iba a preguntar. No se me daba bien tomar alcohol.

-Necesitamos hablar de tu novia -dijo yendo al grano, ni siquiera tuvo la delicadeza de preguntarme sobre la carrera o sobre mi vida- Amelia es demasiado exigente con las personas que presentan, tu prima Giselle tardó un par de años en lograr que aceptaran a su prometido.

Había intentado evitar el tema, pero él tenía razón, la bella April le iba a agradar a Amelia al instante porque ambas poseían una sencillez extraordinaria.

-April va a amar a Amelia -dije convencido y luego me di cuenta de que se me había enredado la frase- quise decir que Amelia va a amar a April, ambas son demasiado sencillas y si me disculpas tengo a una hermosa chica dormida que me espera.

Caminé hasta nuestros lugares y seguí contemplándola mientras recordaba que su miedo volvió a hacerse presente cuando escuchó que iríamos a una provincia de Italia, ese sitio tenía un castillo en el cual pensaba casarse mi prima. Pero antes tendríamos que hacer una parada en Milán, no podía creer que nunca había salido de su casa, no tenía nada que temer en el viejo mundo porque aún con mi cuestionable comportamiento estaba ahí para ayudarla.

-Hola Nick -dijo mirándome, sus ojos tranquilos la hacían lucir como una hermosa princesa, como si ella hubiera merecido estar en primera clase toda su vida- ¿cuánto he dormido? Me siento perfecta, tenía días sin dormir de esa manera, un par de meses de hecho si te soy sincera.

Casi iniciaba el proceso de hibernación, pero no le dije nada porque no quería que me asesinara sin saber el género de lo que traía en el vientre. Eso sí que no lo permitiría, además tenía demasiado en qué pensar como en lo que papá había dicho sobre Amelia.

-Casi cuatro horas -dije viéndola- pero no te preocupes, son más de ocho horas, supongo que si quieres podemos charlar un poco y así el tiempo se hará nada, las personas están dormidas, no hay nada que temer. Tenemos total privacidad en este sitio.

Mi consecuenciaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant