C.15: AÑO NUEVO.

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-Me permite, señora Baum.-se ofreció Marco a su madre estirando su brazo izquierdo para que Cate se agarrara  a él para levantarse de la cama.
Catelyn sonrió y lo hizo, haciendo un gran esfuerzo para ponerse de pié y apoyándose en Marco casi completamente.
Maia no podía sentirse más conmovida por sus gestos.
No sólo se había ocupado de llevarla hasta el hospital, también  se había quedado con ella toda la noche, y mientras Maia y Cao hablaban con doctores y con su madre a solas, él había estado ocupándose  de ropa, comidas y demás cosas importantes junto con Alger.
Había madrugado para ir al entrenamiento a primera hora y volver casi a toda velocidad. Maia estaba segura de que se había saltado algún semáforo y un par de stops para llegar lo antes posible.
Mientras que a Cao le había  invadido el silencio y a Maia se le habían agotado las fuerzas, él  intentaba mantener el ánimo  de toda la habitación  y había decidido que llevaría a Catelyn  a ver los jardines.
-No tardeis mucho.-le pidió Maia preocupada porque su madre hiciera demasiados esfuerzos.
-Hace mucho tiempo que un chico tan guapo no me dedicaba estas atenciones.-respondió su madre, rodeando el brazo de Marco con los suyos.-Volveré cuándo me apetezca.
Maia rió y sacudió la cabeza. Hubo un tiempo en el que su madre era así con todos: contestona, bromista y extrovertida. Siempre tenía que llevar la primera palabra. Y la última. Después comenzó a ser más contenida con su marido y los amigos de este y, por último, en los peores días, sencillamente dejó de hablar.
Por eso, al verles salir por la puerta de la habitación riendo, a Maia se le olvidaron todos los problemas y se sintió tranquila.
Sin embargo, Cao no parecía tener la misma sensación.
Maia había bajado esa misma mañana a por un par de cafés bien cargados. Tanto a ella como a su hermano le entraban migrañas si no tomaban su dosis necesaria de cafeína y se encontraban mucho más ariscos de lo normal. Cuando había vuelto a la habitación, su hermano parecía contrariado y su madre intentaba cambiar constantemente de tema.
Cuando la puerta se volvió a cerrar, Cao descruzó los brazo y se levantó de la cama dónde se había sentado, acercándose  al sillón a su lado y dejándose caer.
-¿Qué ocurre?-le preguntó Maia.
-Mamá quiere denunciarle.-respondió con un resoplido, cerrando los ojos y apoyando la nuca sobre el cabecero.
Maia abrió mucho los ojos sorprendida.
-¿Denunciarle?-repitió incrédula. -¿En serio? Esa es la mejor noticia que podía haber escuchado, ¿por qué no me lo ha dicho a mí?
-Porque no quiere que tú intervengas en nada.-le explicó abriendo los ojos y mirándola.
-¿Qué quieres decir?-le preguntó con una risa nerviosa.
-Mamá no quiere que te pase nada. No quiere que te veas metida en todo esto y pierdas todo lo que has conseguido.-Cao suspiró.-Tienes una vida aquí y sabes que Darick hará todo lo posible por destruirla si tú destruyes la suya.
-No puede hacerme eso.-se negó sacudiendo la cabeza.-Soy su mejor testigo. Si me niego a testimoniar él lo usará en su contra, sacará a relucir tu relación y no le pasará nada. Mamá también estará en peligro, pero lo estaremos juntos.
Cao sacudió la cabeza dejando congelada a Maia.
-Esa es otra cosa de la que quería hablarte...-Cao miró a la puerta nervioso, esperando que en cualquier momento volvieran a entrar. Antes de continuar, volvió a mirarla a los ojos.-No se va a quedar aquí después de denunciarle, Brianna. Mamá se viene conmigo y con Alger a Helsinkin. Allí podemos cuidarla, no puede quedarse aquí y arriesgarse a verle de nuevo.
Maia frunció los labios en una fina línea, mirándole de hito en hito.
-¿Otra vez sola?-preguntó molesta.
No podía odiar a su familia por las decisiones que habían tomado.
No podía odiar a su madre por elegir a su padre.
No podía odiar a Cao por haber querido huir.
No podía odiar a su madre por haber tenido miedo y haberla dejado indefensa.
No podía odiar a su hermano por haber querido ser feliz a pesar de todo.
Pero si podía odiarles por las decisiones que estaban tomando ahora.
Apartó la mirada de los ojos de su hermano, mordiéndose el labio con rabia. Su hermano tuvo que obligarla  a mirarle de nuevo con ambas manos en sus mejillas.
-Bri, escúchame.-le pidió.-Sé que lo que te voy a pedir es injusto y, que puede que no me perdones nunca, pero este ha sido nuestro deseo desde pequeños. Los tres juntos, en Helsinkin.
-¿Me estás pidiendo que abandone Dortmund?-le preguntó Maia apartando las manos de su hermano.
-Te estoy pidiendo que lo pienses.-rectificó y agachó la cabeza avergonzado.-Alger cree que puede conseguirte una entrevista en su hospital, puedes traerte a Fusch a una casa más grande y nos alejarnos de toda esta historia. Por favor, Brianna, solo piénsalo.
La puerta de la habitación se abrió en el momento en el que iba a responder. Su madre y Marco entraron como habían salido: riéndose y amarrados del brazo. El rubio le ayudó a sentarse sobre la cama y solo se apartó cuando Cao se adelantó para ayudarla a tumbarse.
Maia estaba distraída. Lo supo en el momento en el que se sentó a su lado y, al pellizcarle el brazo, ella sólo le dedicó una mirada perdida. Marco apretó su mano con delicadeza y esperó a que sus ojos miel se fijarán en él.
-¿Va todo bien?-le preguntó con curiosidad.
Maia miró hacia su hermano que parecía estar atento de su conversación aunque no les miró en ningún momento.
-Sí, todo bien.

MERAKI (MARCO REUS FF)Where stories live. Discover now