10. "El algo de ser alguien. "

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–Oh vamos, Gerard.

–No.

–Come on.

–Pero Maison los escribió, seguro dicen que me intoxico y me muero mañana.

Una enfermera que si no me equivoco de se llama Mary, sostenía una pequeña caja de zapatos con cartitas que contenían mensajes "de la suerte" fruncí el ceño ni bien supe de quien había sido la idea y cuando me había dicho que había una específicamente para mí. Hundí mi mano en la caja y tome uno de los papelitos para que me deje tranquilo.

Frank había sido arrastrado por un séquito de niñitas entre las cuales estaba la mismísima Maison, para construir collares de flores, él no era muy bueno en eso de negarse, al contrario de mí que rechazaba cualquier petición de ser sociable. Sonreí internamente.

Un flash me dejo aturdido por un instante.

–Lo siento. –Murmura un chico alto y desgarbado con los dientes apretados, lo miro con el entrecejo fruncido realmente sonaba como si no quisiera disculparse aunque lo estuviera haciendo. –No quería sacarte una foto.

Con los brazos cruzados me limite a asentir con la cabeza y esperar que se aparte pero no lo hizo, creí no tener idea de quien era hasta que mi vista se posó en las muletas que lo mantenían en pie. Oh maldita muleta que me partió la cara.

–¿Qué quieres? ¡Deja de mirarme! –Grite exasperado zarandeando una mano al aire. Roger, si mal no recordaba su nombre, me miro despectivamente por un largo instante en el cual me sentí ridículo.

–Lo siento. –Volvió a repetir. –Por golpearte ese día e insultarlos.

–¿Cómo? ¿Lo sientes? –Dije alzando las cejas en su dirección, a veces era demasiado arrogante como para aceptar unas disculpas.

–Sí, lo siento. –Repitió con desgano, una de sus piernas temblando con nerviosismo.

–¿Qué sientes? –Dije burlonamente.

Oh, iba a ganarme otra golpiza.

Estaba buscando distraídamente con la mirada a Frank, parecía como si en mi mente hubieran implantado un chip para encontrarlo con una rapidez sorprendente. Él estaba ayudando a una de las amigas de Maison a bajar del tobogán inflable, era ridículamente lindo.

–¡Deja de tomarme el pelo! –Dijo Roger nerviosamente, dándome un golpe con la muleta pero yo retrocedí justo a tiempo. Casi me había olvidado que estaba ahí.

–Ok, yo también lo siento. –Admití. –No me gusta pelear.

Volví a aplastarme contra la pared y fijar mi mirada en un punto más interesante que Roger. Pero este no parecía dispuesto a dejarme tranquilo.

–Toma. –Dijo acercándose con un poco de torpeza y me entrego una foto instantánea que parecía recién salida de la cámara colgada en su cuello.

La mire por instante en el cual me quede sin aire y mis ojos se abrieron de una manera extraña. Era yo en una fotografía, no recordaba la última vez que me había visto en una, seguramente cuando todavía era un niño. Pero no estaba solo, mi cabeza estaba recostada perezosamente en el hombro de Frank, y él se estaba riendo de algo estúpido que yo estaba diciendo. Mi cara tomo un violento color rojo sin que pueda evitarlo.

Era un simple y minúsculo instante capturado en el tiempo en el cual éramos raros y felices.

–Son una linda pareja. –Dijo Roger con tranquilidad cuando aparte la mirada de la foto.

Aftermath. (Secuelas)Where stories live. Discover now