Capitulo 19

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Tendría que haber corrido, lo sé. El otro hombre era un vampiro y seguro, si me cruzaba en su camino, no tendría piedad conmigo. Pero el pensar que lo tenía allí, a Anthony, a metros, sacaba cualquier razonamiento lógico de mi cabeza.

Salté los escombros y corrí por los pasillos en la dirección que me parecía que se había ido. Escuché golpes, gruñidos e insultos en voz alta. Giré a un lado, al otro, topándome con callejones sin salida. Regresé y retomé el camino, dándome cuenta al final de que ya no sabía por dónde se había ido.

Supe que debía guiarme por los sonidos y traté de ponerlo en práctica; corrí por un pasillo, pegando el oído a los paredones. Cuando me parecía que estaba más cerca, más me perdía. Aquel lugar era terriblemente enorme, más de lo que había imaginado.

El suelo tembló otra vez y reconocí un grito agónico. Anthony estaba herido. Una roca voló por encima de mi cabeza y me agaché, tratando de no gritar al ver como la seguían otras cuantas. Si una me daba en la cabeza, estaba muerta.

Me atreví a levantar la frente cuando todo quedó en un repentino silencio. Ya no volaban rocas, pero tampoco parecía haber algún otro sonido en metros y metros a la redonda. Ni gritos, ni golpes. Nada

Me levanté, despacio, mirando bien a todos lados. Tosí un poco por el polvo, pero caminé sin dejar de mirar a mis espaldas, muy lento. El silencio era implacable.

Tal vez se habían marchado del laberinto y ahora estaban lejos de mi alcance, cosa que debería haberme calmado, puesto que ya no estaba en riesgo. Pero también significaba que Anthony se había alejado de mi otra vez. La otra opción era que la pelea se había acabado y uno de los dos había ganado. El anterior grito de Anthony me hizo dar cuenta de que tal vez él había perdido.

Temblando horrorizada por la idea de perderlo verdaderamente, avancé un poco más.

Escuche un jadeo en el siguiente pasillo, tal vez doblando unas cuantas esquinas. Tragué saliva.

-¿Anthony? -susurré, tan bajo como el murmullo del viento.

Nadie me contestó, avance un poco más, temblando por el silencio perpetuo. Algo me olía mal, un terrible presentimiento.

-¿Qué? -dijo una voz burlona a mis espaldas. Era tan fría como el hielo, y no era de Anthony. Me congelé por completo, como si su aliento fuera nitrógeno líquido, como si me lo hubiera echado encima. Supe que tenía que correr pero no pude moverme. Él avanzó hasta colocarse a centímetros de mí. Sus labios helados rozaron el lóbulo de mi oreja-. ¿Él es tu novio? -se rió.

Me sujetó del cuello, pasando su ante brazo por delante de él. Me levantó en el aire sin esfuerzo alguno y jadeé por la presión y la falta de aire. Su brazo firme me cortaba la circulación de oxigeno, apretándome directamente la tráquea. Llevé ambas manos al agarre del vampiro y tironeé de sus ropas mientras cerraba los ojos con fuerza. Sabía que mientras más luchara, mas oxigeno emplearía, pero no podía quedarme quieta sin hacer nada. Varias lágrimas se escaparon de mis ojos, sentía el mareo acercarse rápidamente.

Durante un segundo, él aflojó el agarre, y pude llenar mis pulmones de aire nuevamente, pero al instante, me apretó con fuerza otra vez. Así que eso era un juego, me mantendría viva hasta el momento exacto.

-Anthony... las escondidas ya terminaron -cantó armoniosamente con voz cansina-. Atrapé a tu noviecita. Fresca y delicada humana - canturreó.

Tuve miedo, mucho. Intenté gritar para atraer a quien fuera que pudiese ayudarme.

-Aux... -se me acabó el aire nuevamente.

-¡Oh, vamos! -El vampiro le gritó al aire-. ¿No dejaras que la mate, o sí? Lo cierto es que no es torturado humanos desde... ¿Hace cuanto? Ah, un par de semanas creo.

Mi príncipe vampiro [Version2013/borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora