Capitulo 9

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-Buenos días, señorita Kimberly- son las primeras palabras que dice Ursula al verme entrar por la cocina.

-Buenos días, ¿Ursula?- ella asiente, -disculpa, es que soy mala para recordar nombres- comentó, me acercó a la nevera y tomó una jarra de agua, cierro la puerta del frigorífico, me acercó a la alacena, donde guardó los vasos tomó uno y sirvo agua en el, dejó la jarra en la encimera y me giro a ver a Ursula, mi ama de llaves. -Y eso qué has llegado tan temprano?- el reloj apuntaba a las seis y quince de la mañana.

-Para empezar mi labor- comenta como si fuese algo de todos los días.

-Entonces, vives cerca, ¿Cierto?- me apoyo en el borde de la encimera.

-No, vivo algo retirado- comenta mientras guarda la jarra en su lugar.

-No quiero que madruges sólo para venir a limpiar- comentó, ella me observa como si hubiese visto un fantasma. -Hagamos algo, yo me encargare de hacer mi desayuno y cena, y las compras de supermercado, y tú puedes encargrte del resto, ¿Te parece?- ella asiente, todavía perpleja, -no me mires así, no estoy acostumbrada a que hagan las cosas por mi.

-En su país usted es independiente, era de esperarse que lo fuese aquí también- asiento, -es mejor que se arregle, José esta abajo esperándola con el coche.

-¡Rayos!- dejó el vaso en la encimera y salgo corriendo a mi habitación, -¡Si puede digale que suba y me espere en la sala!- grito ya desde mi habitación.

-Claro, no hay problema, señorita kimberly.

Rápidamente entre al baño, tome una ducha rápida y en segundos me encontraba en ropa interior buscando algo que ponerme, tome una falda tubo color negro, me lo coloque, llegaba bajo mis rodillas, tome una camisa blanca de botones, me la pongo, y para terminar el vestuario un chaleco rojo ajuego con unos tacones bajos rojos, me maquilló y arreglo mi cabello, ya lista tomó mi bolso negro, introduzco en el lo necesario. Salgo de la habitación y llegó al estudio donde una caja ordenada de papeles me espera, la tomó y camino a la sala.

-Señor José que pena, disculpe la tardanza- digo una vez frente a él.

-Descuide, yo llegue antes, y por favor digame sólo José- contesta.

-De acuerdo, lo mismo para los dos- me miran, -soy Kimberly a secas, nada de señorita y mucho menos señora.

-Esta bien- responden los dos al unisonido, asiento orgullosa, -por favor venga a desayunar.

-Te lo aceptó por esta vez, pero recuerda el trato- ella asiente, -por cierto- volteo a ver a ambos, -si no han desayunado pueden acompañarme.

-No descuide, no queremos molestar- comenta Ursula mirando de reojo a José.

Me encaminó a mi asiento, justo antes de empezar a comer, aclaró mi garganta, -sería un honor para mi, imposible que ustedes dedicados y trabajadores sean molestia para mi, así que, por favor- señaló los asientos, ellos se rindieron y se sentaron a comer conmigo, sonreí con orgullo, lo que me propongo lo cumplo.

Después de desayunar partimos a lo que sería mi oficina, por ahora sería la cabeza de la empresa McKellen, me encargaría de reforzar los tratos con la familia real y si tengo suerte en unos tres o cuatro meses podría regresar y estar presente en los últimos meses de embarazo de Danny.

-Estaré temprano por acá para llevarla a un restaurante y pueda comer- asiento a lo que me comunica José, que sostiene mi puerta para salir del coche, con ayuda de su mano salgo de el.

-Gracias- me cuelgo mi bolso al hombro y antes de cruzar las puertas de la prestigiosa empresa miró a José, -sería bueno que vengas con el estómago vacío, yo invito- comentó con una sonrisa.

-Ohh no, nada que ver, no puedo abusar así de su confianza- responde.

-¿Tienes otros planes?- preguntó arquendo un ceja, -si es así, no me molesta en lo absoluto.

-No, para nada señorita- comenta, -disculpe, Kimberly, sólo iba a ayudar a Ursula con unos encargos- responde.

Note un brillo en sus ojos al momento que menciona el nombre, entre ellos hay algo o José es amor no correspondido. Asentí dando a entender, y haciéndome la desentendida, y luego de la despedida comienzo mi rumbo a las puertas de cristal. Cuando estoy cerca, levantó lentamente mi brazo para abrir la puerta y antes de siquiera tocarla esta se abrió con la ayuda de un portero.

-Buenos días- comentó justo al instante de pasar frente a él.

-Buenos días, señorita para ser atendida acerquese a aquella chica- señala a la recepcionista.

-De acuerdo, muchas gracias- camino al escritorio señalado y me pongo frente al escritorio de la recepción, por su altura me es fácil apoyar los codos en ella y acercarme a la rubia que saca unos papeles de su bolso. -Buenos días- comentó, la chica deja lo que hace y me observa.

Con una sonrisa me dice -Buenos días, ¿En qué puedo servirle?

-Soy Kimberly Connor, vengó de Estados Unidos, me envía el Sr McKellen- respondo.

-Ahh claro, Dios disculpe, ya la llevaran a su oficina- comenta alterada, se levanta de su silla apresurada.

-Tranquila, puedo esperar, la verdad es que no me importaría- comentó con una sonrisa, ella levanta una ceja, -Esperare sentada por allá, no camines tan rápido, no vaya a ser que por los tacones te resvales, ve con calma- dicho esto me siento donde indique.

Sólo espere unos dos minutos, cuando ya tenía frente a mi la chica que sería mi secretaria, se notaba jovencita, es castaña de ojos claros y piel clara, sentía que me llevararia bien con ella, su rostro destellaba simpatía.

-Buenos días, soy Alice, su asistente- comenta.

-Un placer Alice, soy Kimberly Connor.

-El placer es mio, la estábamos esperando señorita Connor- comenta, se acomoda el chaleco y justo después me observa, -sigame, le mostraré su oficina 'temporal'- hizo hincapié en temporal, se dio vuelta y empezó a caminar, la seguí, -no me mal entienda es temporal hasta que terminen la construcción del edificio- aclara.

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